lunes, 31 de enero de 2011

CABECERA DE ENERO DE 2011: el ENERO del VIEJO BRUEGEL


Durante el mes de enero de 2011 la cabecera de selecciónARTE ha sido un detalle de CAZADORES EN LA NIEVE, de PIETER BRUEGEL, conocido como BRUEGEL EL VIEJO. Óleo sobre tabla pintado en 1565, mide 117 x 162 cm. y se encuentra en el KUNSTHISTORISCHES MUSEUM de Viena.
Corresponde al mes de enero de la serie de los meses que BRUEGEL pintó para NICLAES JONGHELINCK, importante marchante de AMBERES. No se sabe con seguridad si BRUEGEL pintó doce tablas, una por cada mes del año, o sólo seis, agrupando los meses de dos en dos (en este caso nuestra cabecera correspondería a diciembre/enero). Lo que sí está claro es que sólo nos han llegado cinco cuadros: CAZADORES EN LA NIEVE (diciembre/enero), DÍA SOMBRÍO (febrero/marzo), LA SIEGA DEL HENO (junio/julio), LOS COSECHADORES (agosto/septiembre) y EL REGRESO DE LA MANADA (octubre/noviembre). Falta, por lo tanto, el correspondiente a abril/mayo. Todos fueron pintados el mismo año, tres están en el KUNSTHISTORISCHES de Viena, uno en la COLECCIÓN LOBKOWICZ de Praga y otro en METROPOLITAN de NYC.




martes, 25 de enero de 2011

EL RECTOR DE JUSTIN, de LOUIS AUCHINCLOSS


Francis Prescott fue un joven listo, deportista, de buena familia de Boston, con todo un carrerón por delante. Pero en lugar de internarse por los caminos del mundo, decidió seguir su vocación religiosa: se ordenó pastor episcopaliano y fundó un colegio de enseñanza media masculino, St. Justin Martyr. Con el paso del tiempo St. Justin acaba siendo un centro educativo de referencia, por cuyas aulas pasa lo más granado de la juventud protestante de la Costa Este. Cuando en otoño de 1939, Francis Prescott, con casi ochenta años, está al borde de la jubilación, Brian Aspinwall llega al colegio. Es un joven educado en Oxford que también tiene en la cabeza la carrera eclesiástica, un hombre apocado y con el peso no poder participar en la Guerra Mundial (por un problema de corazón ha sido declarado no apto para ser soldado). Rápidamente queda deslumbrado por la figura de EL RECTOR DE JUSTIN. Aspinwall va escribiendo un diario, que es precisamente la novela que tenemos entre las manos. Y a medida que va conociendo a personajes relacionados con St. Justin y con Prescott, va recibiendo información que intercala entre las entradas del diario. Así AUCHINCLOSS nos va dando a conocer la vida y la personalidad de Prescott. EL RECTOR DE JUSTIN es, por tanto, una biografía compuesta a base de relatos: el diario del narrador principal y los distintos manuscritos que le van llegando de manera más o menos casual. Y cada uno de ellos nos muestra una faceta distinta del mítico director de St. Justin: desde la devoción que le profesa Brian Aspinwall, pasando por el amor de su mujer o la reverencia del claustro de profesores, hasta el miedo de sus alumnos que en algún caso llega al odio.

En el fondo, con este juego de declaraciones a favor y en contra LOUIS AUCHINCLOSS trata un asunto conocidísimo y a la vez interesantísimo: que todos tenemos nuestras luces y nuestras sombras, tenemos momentos de lucidez, brillantes incluso, y momentos más oscuros; que esas luces y esas sombras se multiplican a los ojos de los demás: si nos miran con comprensión o con cariño o con reverencia, magnifican nuestra figura, pero si no lo hacen así, no entienden nuestra forma de actuar y nos destrozan sin compasión; y que, al final, nada es blanco ni negro: la vida se hace de grises, de matices. Ninguno somos perfectos, ni somos auténticos patanes (creo que estas ideas también me ha venido a la cabeza porque hace poco volví a ver CRASH, una película que me parece sobresaliente y que trata este asunto magníficamente).

EL RECTOR DE JUSTIN es un libro que me deja una impresión contradictoria: lo empecé hace un par de meses y paré enseguida, porque no conecté nada; lo volví a coger hace semana y media y lo he devorado; mientras lo iba leyendo me enganchó mucho, he disfrutado con el libro, con el tema y con los personajes; pero al acabar, la sensación no es de librazo. Es un libro correcto, interesante, muy bien estructurado, parece que estupendamente escrito (no conozco el texto en inglés, pero la traducción de IGNACIO PEYRÓ se lee muy muy bien, y eso se agradece) … Pero notas que le falta algo. Lo he pensado, y la verdad es que no sé qué puede ser. Una pena, porque ya digo que mientras leía me estaba pareciendo magnífico. Sospecho que tiene que ver con que enganché con la historia y con su protagonista, Francis Prescott, pero no con Brian, su narrador, cuya personalidad rechina con frecuencia. Es verdad que Brian Aspinwall va encontrando su sitio poco a poco, pero sorprende que una persona como Prescott le apadrine con tanta facilidad … En especial me ha costado conectar con sus dudas religiosas y sus referencias a la religión; y de nuevo no sabría decir por qué, porque no resultan inadecuadas: son muy lógicas y, en gran medida, las que definen al personaje. Pero no me han interesado. Por cierto, hablando de la religión en EL RECTOR DE JUSTIN, y sin entrar en profundidades, me parece confuso cómo utiliza algunos términos que yo siempre he entendido como católicos, especialmente sacerdote, para referirse a los ministros episcopalianos, a los que yo siempre había llamado pastores, aunque a lo mejor es correctísimo: no sé como dicen ellos. Un asunto mínimo, en cualquier caso.

A pesar de todo lo dicho, pienso que EL RECTOR DE JUSTIN está por encima de la media: su lectura enriquece y vale la pena, no es -en ningún caso- una pérdida de tiempo. Dicen que es la mejor novela de LOUIS AUCHINCLOSS: no lo sé, y aunque no me haya entusiasmado, no me importaría leer alguna otra cosa suya. Un autor que para mi era desconocido hasta ahora y que, cómo no, me ha sido presentado por LIBROS DEL ASTEROIDE …

jueves, 20 de enero de 2011

TU ROSTRO MAÑANA 2, BAILE Y SUEÑO, de JAVIER MARÍAS


La segunda parte de TU ROSTRO MAÑANA es continuación de primera en todos los sentidos: todo lo dicho al comentar el primer volumen (FIEBRE Y LANZA) se pude decir de BAILE Y SUEÑO. Todo.

Es verdad que la acción principal no es una cena, su noche y su siguiente mañana, sino otra cena, un rato de discoteca, y una buena paliza. Pero fuera de eso, el esquema es calcado. O mejor, es la misma novela: acababa la primera con una misteriosa mujer siguiendo al protagonista, y arranca la segunda con esa misma mujer llamando a la puerta de su portal. Y a partir de ahí, digresiones, avances y retrocesos en el tiempo, recuerdos, conversaciones con su mujer, la guerra civil, su padre ... todo. Incluso igual que FIEBRE Y LANZA terminaba dejándonos en una acción incoada y sin desenlace, BAILE Y SUEÑO hace lo mismo.

Como tema que insistentemente recorre todo el texto aparece la acción del paso del tiempo: el presente y la manipulación del pasado, el pasado y el olvido (“lo que ya no es no ha sido”, “lo que fue ya no ha sido” “puesto que ya no eres, nunca has sido”), el futuro previsible y TU ROSTRO MAÑANA.

Por señalar alguna cosa, diría que MARÍAS insiste en el tema de la salvación: haz esto “y sálvame”; haz aquello “y entonces sálvate”; “ahórrale cualquier riesgo y sálvalo”; “no es solo callar lo que salva”; “y eso puede bastar para salvarse”. Concretamente la expresión “calla y entonces sálvate” la he señalado al menos tres veces en el texto. ¿Qué quiere decir? Por ahora, no soy capaz de descifrarlo ...

También me ha llamado la atención la cantidad de ternas que utiliza. Retahílas largas de sinónimos o de verbos que expresan una acción similar hay muchísimas, pero en muchas ocasiones los enlaza de tres en tres, provocando un ligero ritmo interno: “un hipermercado o supermercado o pseudomercado”; “no iba a discutirme nada, ni a llevarme la contraria, ni a indisponerse conmigo”; “tan sólo maleza o arena o ciénaga”; “a los pies de los caballos zainos y en la boca pseudonegra del lobo y ante el foso de los cocodrilos”; “un gran melón, un mameluco y un plasta”; “por estrecha y por ceñida y por ajustada la falda”; “no se divide ni se distingue ni se distancia”. Y así podrá copiar muchos más ejemplos.

Me ha gustado mucho el pedaleo sobre el juicio final, y me ha cansado un poco el pedaleo sobre la mancha de sangre ...

Y como todo lo dicho al comentar el primer volumen (FIEBRE Y LANZA) se pude decir de BAILE Y SUEÑO, también diré que este segundo volumen de TU ROSTRO MAÑANA me ha gustado tanto –o casi tanto- como el primero.

jueves, 13 de enero de 2011

RUBENS en el MUSEO DEL PRADO


Llevo mucho tiempo sin comentar las exposiciones que veo. Es cierto que las últimas semanas/meses ando con poco tiempo, que no he conseguido ver todo lo que me hubiera gustado, y que me he perdido alguna cosa que sí me apetecía …

Haciendo un resumen de lo visto, diré que me defraudó MADE IN USA en MAPFRE RECOLETOS; que, en cambio, me pareció estupenda y me interesó mucho LOS PAISAJES AMERICANOS DE ASHER B. DURAND en la FUNDACIÓN JUAN MARCH (ya acabó); que RENOIR en el MNP era una visita obligada y que se ajustó con precisión a lo que esperaba: un artista de calidad, poca obra expuesta, y unas imágenes demasiado cursis para mi estómago (ya he comentado en algún sitio que RENOIR no es santo de mi devoción, y que eso con toda seguridad dice menos de mi que él, pero así son las cosas); que JARDINES IMPRESIONISTAS en el THYSSEN y CAJAMADRID-ALHAJAS me pareció muy conseguida aunque un poco empachante: todo demasiado igual (eso sí, los tres cuadros de GUSTAV KLIMT, espectaculares); que tengo a medias PINTURA DE LOS REINOS, pendiente todavía de ver la sección expuesta en el PALACIO REAL.

Señalo de manera especial la muestra de RUBENS porque me impactó –me encantó- la disposición de los cuadros, el concepto/montaje de la exposición que ya en sí tiene cierto carácter de obra de arte. Obra de arte hecha a base de obras de arte. Casi casi una instalación construida a partir de cuadros del genial RUBENS. Un acierto que vale la pena visitar. Para el que quiera saber más, aquí está la completísima explicación que hace el propio Museo.

viernes, 7 de enero de 2011

EL PÁJARO ESPECTADOR, de WALLACE STEGNER


Estoy deslumbrado con WALLACE STEGNER: EN LUGAR SEGURO y ÁNGULO DE REPOSO fueron, sin duda, de lo mejor –incluso lo mejor en absoluto- que leí en 2010, y EL PÁJARO ESPECTADOR ha sido un arranque sensacional para 2011.

Tenía muy buenas referencias de EL PÁJARO ESPECTADOR, me gustó la estupenda entrada que le dedica ISI, y los otros dos títulos habían puesto el listón muy alto. Así que corría el peligro de llevarme otro chasco, como me pasó con LA HIJA DE ROBERT POSTE. Pero no: no me ha defraudado nada. Todo lo contrario, ¡menudo pedazo de novela!: me ha parecido magnífica.

Para contar el argumento de EL PÁJARO ESPECTADOR recurro de nuevo a la contraportada del libro, que en esta ocasión sí lo resume de manera adecuada:

Joe Allston es un agente literario jubilado que vive retirado en California junto a su mujer, Ruth; sin antepasados ni descendientes (sus padres y su único hijo murieron hace tiempo), se siente como un espectador que asiste al final de su vida. La llegada de la postal de una vieja amiga le obliga a volver sobre los diarios que escribió veinte años atrás cuando, durante unos meses, viajó con su mujer por Dinamarca para conocer el país del que era originaria su familia. Ruth convence a su marido para que cada noche le lea un fragmento de esos diarios, y así van reviviendo lo sucedido durante aquel viaje, en especial la relación del matrimonio con la misteriosa aristócrata danesa Astrid Wredel-Krarup, que fue su anfitriona en Copenhague. El recuerdo de esa época despierta en ellos sentimientos y preguntas largamente postergados y les lleva a reflexionar sobre aspectos trascendentales de sus vidas. Al igual que en novelas anteriores, Stegner consigue retratar con precisión la multiplicidad de sensaciones y sentimientos que se agolpan en la madurez. El pájaro espectador mereció el National Book Award en 1977.

WALLACE STEGNER crea otra vez unos personajes absolutamente de carne y hueso, los encaja en un marco completamente creíble, y consigue que te apetezca conocerles, charlar con ellos, formar parte de su grupo de amigos. Unos caracteres reales, cultos (a mi esto me engancha mucho: gente culta, que lee, que cita, que conoce a personajes realmente interesantes …), ingeniosos, con corazón, con virtudes y con defectos.

El autor recurre de nuevo a los recuerdos –en este caso en forma de diarios- mezclados con el presente. La historia de Joe y Ruth en el presente nos habla del miedo a envejecer y la realidad irremediable del envejecimiento; me parece que está completamente conseguida. La historia del pasado nos cuenta las semanas que pasaron en Dinamarca con la Condesa Astrid Wredel-Krarup; es más desconcertante, porque a medida que la trama avanza, resulta novelera, un poco dramón, y STEGNER la fuerza para llevar al lector por un camino que, al menos a mi, me estaba resultando sorprendente por poco real: ¿cómo encaja esto con lo otro?, me iba preguntando ... Hasta que al final todo se pone en su sitio, sin cosas raras, sin necesidad de doble voltereta con tirabuzón y, además, de una manera y con una profundidad que me ha parecido muy lograda.

Por citar algunos detalles más, hay a lo largo del texto un cameo de KAREN BLIXEN que resulta genial. Y citas en danés que he encontrado desconcertantes, por incomprensibles; pero supongo que STEGNER no traduce esas frases en su novela, y el traductor al castellano, con buen criterio, tampoco lo hace.

No es fácil contar más de EL PÁJARO ESPECTADOR sin destripar la historia, y por eso no haré más comentarios, pero desde luego me ha parecido bastante redonda. Es más que evidente que soy un forofo de WALLACE STEGNER (ya lo decía al empezar), y por lo tanto mi opinión puede ser parcial. Quizá a algunos EL PÁJARO ESPECTADOR no os parezca para tanto, pero es un libro que yo recomiendo a cualquiera, a todos (¡Y tres hurras por LIBROS DEL ASTEROIDE!).

lunes, 3 de enero de 2011

TEA, TENERIFE ESPACIO DE LAS ARTES, de HERZOG & DE MEURON ARQUITECTOS, en SANTA CRUZ DE TENERIFE

A mediados del mes pasado tuve que hacer un viaje a Canarias. Una cosa rápida: un día en Tenerife y otro en Gran Canaria. El trabajo tinerfeño me ocupó toda la mañana y el medio día -la comida- de un viernes, y antes de subir al aeropuerto para saltar a la otra isla me quedaba más o menos hora y media en Santa Cruz, tiempo que aproveché para visitar el TEA, TENERIFE ESPACIO DE LAS ARTES, un Centro Cultural proyectado y construido por los arquitectos suizos JACQUES HERZOG & PIERRE de MEURON. En un viaje anterior lo había visto en obras, y tenía muchas ganas de visitarlo acabado.

El TEA se sitúa junto al Barranco de Santos, en la parte baja de Santa Cruz, y contiguo al MUSEO DE LA NATURALEZA Y DEL HOMBRE. Es un edificio alargado, paralelo al barranco, que se adapta al terreno que va cayendo hacia el mar. Aunque el edificio una vez pensado es relativamente sencillo, la primera impresión es de una complejidad notable.

El volumen general está formado por dos piezas distintas, una triangular y otra irregular, cuyas cubiertas se tocan –casi casi sólo se rozan- en dos puntos; entre ambas piezas se configura un patio, también triangular. Precisamente en los puntos de contacto de las cubiertas están los accesos al conjunto, por los que se nos permite el paso desde el exterior. Un paso permanente abierto: realmente el recorrido por el interior del TEA es una comunicación más entre dos zonas de la ciudad, un recorrido urbano siempre accesible al ciudadano, que atraviesa el TEA como quien circula por la calle cuando va al trabajo o pasea por el parque cuando quiere despejarse.

La imagen exterior es muy hermética, una masa enrome (de un material que me pareció hormigón con un acabado rayado que no sé con precisión qué es, pero podría hacer referencia a piedra volcánica de color gris oscuro) que se perfora en pequeños huecos con formas geométricas pero irregulares, como piezas de Tetris, que recuerdan a la pixelación de una imagen. Esos pequeños huecos varían de densidad en función de las estancias que encierran: más en unos sitios y muy pocos en otros. Y varían también de aspecto en función de la hora del día en las que los veamos: mientras hay luz en el exterior –esa intensa luz de las Islas Canarias- son pequeños espejos que relejan fragmentos de luz o de ciudad; de noche, en cambio, son troneras por las que se asoman cientos de luces amarillentas que perforan el muro oscuro.
Al recorrer ese paseo interior del que hablábamos arriba, que es entrar en el TEA pero en el que todavía no entramos, todo cambia: accedemos a la plaza triangular (desgraciadamente cubierta con toldos, aunque también supongo que necesariamente cubierta para evitar el calor y exceso de luz) y encontramos una imagen completamente opuesta, permeable, en la que abarcamos gran parte del espacio interior, aunque todavía no logramos entenderlo del todo …

Si accedemos propiamente al interior, los recorridos siguen siendo un punto fuerte del TEA: el edificio nos obliga llegar hasta el final del profundo vestíbulo, donde nos espera la escalera, y desde allí subir o bajar para volver sobre nuestros pasos, aunque en planos distintos: un piso por encima si queremos ir a al salón de actos o uno por debajo si lo que queremos es llegar a la biblioteca. Es obligatorio citar ahora el pasillo del piso superior que acaba en el techo, y obligatorio verlo para entenderlo (la foto no termina de aclarar el asunto; en cualquier caso, aquí dejo muchas más). No tuve ocasión –ni tiempo- de ver las salas de exposiciones, pero sí la maravillosa biblioteca, un espacio que me pareció conseguidísimo dividido en tres partes: dos piezas laterales con techo alto –altísimo- que son las que se asoman a los lados de la plaza triangular de la que ya hemos hablado; y otra central, más baja, cuyo techo es precisamente el suelo de la plaza … Uno de los laterales queda abierto a un patio con vegetación y un mural que no puede apreciar con calma, y el otro se abre hacia el barranco por ese enorme conjunto de “huecos-píxel” con formas y tamaños diversísimos. Y desde aquí salimos de nuevo a Santa Cruz.

Antes dije que el TEA es relativamente sencillo aunque la primera impresión es de una complejidad notable: la misma complejidad que tiene contar cómo es el edificio. Sospecho que mi descripción resulta un tanto/bastante confusa (y eso que apenas he hablado de los espacios, continuos y ricos, ni de los materiales); además, no he sido capaz de encontrar planos (plantas y, sobre todo, secciones) que ilustren la entrada. Por un lado siento esta confusión, porque me ha parecido una pieza de una calidad que no soy capaz de transmitir: es de esos edificios que hay que ver y, sobre todo, recorrer; pero por otro lado, en cambio, no la siento casi nada, porque esta dificultad para describir el TEA responde directamente a la riqueza conceptual y espacial que tiene: un edificio que sin ser el no va más está francamente conseguido.