lunes, 31 de mayo de 2010

CABECERA DE MAYO: ANTONELLO DA MESSINA


Durante el mes de mayo de 2010 la cabecera de selecciónARTE ha sido un detalle de LA VIRGEN DE LA ANUNCIACIÓN, de ANTONELLO DA MESSINA (dejo el DA italiano aún a riesgo de que a alguno no le parezca bien). La obra, óleo sobre madera de 45 x 34,5 cm, se encuentra en la GALLERÍA REGIONALE DELLA SICILIA, en el PALAZZO ABATELLIS de PALERMO.

En otra entrada de selecciónARTE ya comenté mi afición a ANTONELLO DA MESSINA. Entonces me refería al CRISTO MUERTO del MUSEO DEL PRADO, una auténtica joya. Sobre LA VIRGEN DE LA ANUNCIACIÓN me limito a citar lo que ROBERTO LONGHI dice en su BREVE PERO AUTÉNTICA HISTORIA DE LA PINTURA ITALIANA, de la que también hemos hablado en otra ocasión: un texto un poco rebuscado (el tono general del libro no es tan barroco), pero muy interesante para valorar la magnífica composición del cuadro.



“Y he aquí, en la Anunciación de Palermo, la pirámide humana. Es el gesto arquitectónico de la Virgen el que logra el milagro de estirar, con la mano izquierda, el manto, para encerrarse en una pirámide perfecta girando sobre un pernio cristalino invisible, motor inmóvil, hasta poner frente a nosotros el filo de la arista que, iniciándose en el pliegue sobre la frente, se deshila por la arista facial y desciende más allá del ángulo cerrado del pliegue hasta la prominencia del reclinatorio; mientras que la derecha se adelanta hasta tocar cautamente el límite posible del volumen; encontrado, se para. Mientras, contrapuesto, el libro hace vibrar en el aire el corte afilado de su hoja inmaculada. En el interior, sobre la columna del cuello se coloca lentamente el ovoide contenido del rostro sobre el que giran, como sobre un planeta, amplios diagramas de sombras regulares.”

jueves, 27 de mayo de 2010

LA “TORRE NEGRA” del ESTUDIO ENTRESITIO en el ENSANCHE DE VALLECAS


Paso muy poco por la carretera de Valencia, pero en alguna ocasión me había fijado en un alto edificio negro que sobresale entre la masa –aún muy poco compacta- de promociones de seis o siete alturas del Ensanche de Vallecas. Hace unos días me acerqué a verlo de cerca. La verdad que no tiene gran qué, no me despertado un enrome interés: quizá el mayor atractivo sea el icónico, la fuerza de su imagen, esa que me había llamado la atención al pasar en coche por la M-45.

Se trata de un conjunto de viviendas de poca superficie que se han repartido en dos piezas: un bloque de la escala habitual en el PAU, y una torre de 21 pisos que se levanta como un esbelto monolito (las vistas desde arriba son llamativas, claro). Ambas piezas se comunican por un cuerpo bajo, de tres plantas (baja más dos), en el que las viviendas son duplex y a través del que se unen bloque y torre por un estrecho pasillo. La torre está ya ocupada, vivida, y en cambio el bloque esta aún vacío.


Al exterior el conjunto se ha resuelto en chapas de zinc muy oscuro, casi negro, con un despiece relativamente pequeño y una ordenación en bandas horizontales donde las juntas entre piezas se van desplazando respecto a las superiores e inferiores, lo que da al edificio un interesante aspecto de escamas. El conjunto se apoya en un basamento blanco muy hermético que ocupa toda la altura de la planta baja, resuelto con piezas cerámicas brillantes de tamaño doméstico. En los paños de zinc hay un buen número de huecos de distintos tamaños, que se van abriendo con poco orden y acertada composición: unos están enrasados con la fachada, otros sobresalen en cajas, otros se remeten formando pequeñas terrazas, otros se doblan en las esquinas.

Para acceder se plantean dos portales, unos para el bloque y otro para la torre; las paredes están alicatas en blanco, el techo es de escayola blanca, y el suelo de baldosa hidráulica gris. Al interior las zonas comunes también se resuelven en blanco y negro (blanco en paredes, techo y puertas; negro en suelos), lo que –por el comentario de algún vecino- resulta un poco “soso” para sus ocupantes.

Por lo dicho hasta ahora ya se ve que tampoco da más de sí. Quede esta entrada como referencia de una obra que tiene cierto valor, pero por la que tampoco creo que valga la pena acercarse al Ensanche de Vallecas.

Sobre los arquitectos, diré que no conocía el estudio ENTRESITIO, y al investigar en su página e intentar descargar la memoria de este proyecto, además de fracasar estrepitosamente (no lo conseguí) un terrorífico virus informático atacó mi ordenador; así que ojo ...

132 VIVIENDAS EN EL ENSANCHE DE VALLECAS. Calle de Pilar de Madariaga Rojo c/v a la calle de José Antonio Rebolledo y Palma c/v a la calle de la Princesa de Kapurtala. Ensanche de Vallecas. 28031 Madrid.

martes, 25 de mayo de 2010

EL FINAL DE LA INOCENCIA, de LINZI GLASS


Ya comenté en selecciónARTE que estaba leyendo EL FINAL DE LA INOCENCIA (THE YEAR THE GYPSIES CAME, 2006). Lo acabé hace días –semanas, realmente- y no tengo claro cómo valorar esta novela, la primera de LINZI GLASS, sudafricana de nacimiento y norteamericana por domicilio.

Para contar únicamente lo imprescindible del argumento, copio lo que dice la contraportada del libro: “La joven Emily espera ilusionada el periodo en que sus padres acogen durante una temporada, en su infeliz hogar en las afueras de Johannesburgo, invitados: mientras dura la visita, sus padres dejan de lado sus desavenencias y se comportan como una verdadera familia. Una primavera, una familia de vagabundos –un matrimonio australiano y sus dos hijos– llega para quedarse un tiempo. Pero su presencia desencadena una serie de inesperados acontecimientos que romperán la esperanza de Emily de tener una vida familiar feliz y cambiará a todos para siempre... Alguien habrá robado la inocencia”. No me parece un resumen del todo acertado –EL FINAL DE LA INOCENCIA es mucho más rico y complejo de lo que acabo de transcribir- pero así no cuento más de lo necesario: como cualquier libro que pretende cierta intriga, es de los que conviene no conocer el final.

Acabé de leer EL FINAL DE LA INOCENCIA con una sensación extraña: me gustó, sin duda; me interesó y me cogió. Pero no es una gran novela, ni se la recomendaría a cualquiera.

EL FINAL DE LA INOCENCIA trata temas profundos, y por eso tiene interés; es una novela que tiene cierta “magia africana”, y eso siempre resulta atractivo; es una novela que tiene un ritmo cuidado, en la que la intensidad va creciendo a medida que un va leyendo, y eso capta la atención del lector, le engancha. Pero no es redonda. Los temas y las situaciones no siempre están bien desarrollados, a veces quedan flecos o se quedan cortos, a veces todo resulta previsible. Además, es un dramón en toda regla, y eso hay a quien le inquieta (no es mi caso: soy de los que no me importa que las cosas acaben mal). La situación que nos cuenta es triste y, desgraciadamente, demasiado real, demasiado habitual. Me parece, además, que deja poco espacio a la esperanza.

¿Cuál es el gran tema de EL FINAL DE LA INOCENCIA? Sin duda, la falta de atención a lo importante (dedicación a la familia, cariño verdadero a los hijos) y en cambio obsesión por el capricho, por lo superfluo, por lo personal, por aparentar (la imagen ante los demás de familia ejemplar, el aspecto físico, el dinero). Lily y Bob Iris están centrados en sus cosas (ella en Dennis, su amante; él en su trabajo) y no atienden a Sarah y a Emily, sus hijas. Ante los demás –incluso ante los desconocidos, porque Jock, Peg, Otis y Streak, los falsamente “gitanos” a los que alude el título original, son absolutos desconocidos- aparentan una vida feliz, pero es sólo imagen. No hay cohesión familiar. Falta, como Emily piensa tantas veces, el pegamento del cariño verdadero. Tampoco hay preocupación por los otros. Bob y Lily no tiempo ni cabeza para los demás. Pretenden que sus hijas sean perfectas, pero que las eduquen otros, que las quieran otros. Por eso, cuando llegan los problemas, no saben verlos: están ciegos, no aciertan a diagnosticar ni a manejar la situación, y la catástrofe resulta inevitable. En este sentido LINZI GLASS logra con acierto un constante sentimiento de amenaza, de tensión que va creciendo, la impresión de que algo va a pasar, de que las cosas se van liando poco a poco y pueden acabar fatal ...

Me ha parecido que EL FINAL DE LA INOCENCIA hace un planteamiento ligeramente simplón, correcto en el peor sentido, del trato a los negros (la novela sucede en Sudáfrica en pleno apartheid): son siempre buenísimos, frente a los blancos, mucho más retorcidos. Es, en cualquier caso, un planteamiento perdonable, sobradamente soportable: no cae en el exceso, y consigue dar ternura y un poco de magia a la situación. El personaje de Buza –el zulú que cuida por las noche la propiedad de los Iris- está bien conseguido y resulta amable: quizá es la única ventana a la esperanza de la novela, y es quien le da el punto más africano, con sus relatos tribales y sus comentarios llenos de sabiduría. Hablando de África, también me ha gustado el paralelismo que va haciendo Emily mientras relata la historia entre los animales (la riquísima fauna africana) y las personas.

Acabo diciendo otra vez –ya lo he dicho antes- que EL FINAL DE LA INOCENCIA me ha gustado y no me arrepiento de haberla leído. Pero, insisto: no creo que sea una novela para cualquiera, no gustará a todos.

jueves, 20 de mayo de 2010

RÉQUIEM POR NAGASAKI, de PAUL GLYNN


Desde hace meses tenía ganas de leer este libro. Me habían hablado bien de él: sabía que era una edición sencillita y una traducción discreta, pero a la vez los comentarios decían que explicaba con detalle muchas costumbres japonesas, y que describía de forma muy realista la explosión de la bomba atómica en Nagasaki. Las dos cosas me interesan –ya ha salido más veces en selecciónARTE mi más o menos reciente interés por lo nipón- así que he perseguido RÉQUIEM POR NAGASAKI (A SONG FOR NAGASAKI, 1988) hasta que me lo han prestado.

RÉQUIEM POR NAGASAKI cuenta la historia del Doctor TAKASHI NAGAI, y lo que podría haber sido una biografía discretita acaba siendo muy buen libro, porque PAUL GLYNN, al hilo de esa vida, hace muchas referencias a tres temas realmente interesantes: por un lado, a la historia de Japón, de manera especial a la historia del siglo XX (aunque el texto está también lleno de referencias a épocas y sucesos anteriores); por otro, a la cultura y las tradiciones japonesa; y por último a la vida y el trabajo del protagonista.

Es muy interesante todo el arranque de la historia del Doctor NAGAI y de su familia; el proceso intelectual de su conversión del sintoismo al catolicismo pasando por una fase agnóstica y cientificista; su boda con MIDORI; su participación en las guerras con China; cómo llega a ser médico, el desarrollo de su especialidad como radiólogo (es pionero en el uso de los rayos X en Japón), cómo contrae la leucemia por la exposición a los rayos gamma durante su trabajo; cómo se produce la entrada de Japón en la Segunda Guerra Mundial.

En esta primera parte del libro PAUL GLYNN hace especial hincapié en el proceso de conversión al catolicismo del Dr. NAGAI (el autor es un religioso Marista australino que vivió más de 20 años en Japón), y ese discurso ilustra un asunto al que he dado vueltas en varias ocasiones: cómo una mentalidad oriental puede entender el pensamiento occidental (aunque lo católico no es exclusivamente occidental), si las categorías de unos y otros son tan distintas. Me he preguntado algunas veces –y lo sigo haciendo- cómo entenderá lo occidental una civilización que no ha pasado por los elementos que, en mi opinión, son constitutivos y configuran de forma absoluta nuestras categorías vitales; una civilización que no ha pasado por Grecia, ni por Roma, ni por Cristo, ni por la Revolución Francesa. Es verdad que ahora, con la tan traída y llevada globalización, todos lo sabemos todo de todos; pero una cosa es que todos nos vistamos o nos peinemos más o menos igual, que oigamos la misma música y veamos las mismas películas, y otra muy distinta que nuestras categorías vitales sean las mismas, que nuestros conceptos de lo que tiene interés –me refiero a interés vital- y lo que no lo tiene coincidan, que los valores culturales y personales que mueven la vida tengan una interpretación unívoca. Yo aquí no voy a desvelar el secreto, porque no es sencillo, pero leyendo a PAUL GLYNN uno entiende algo mejor las cosas.

Es interesantísima –aunque quizá no tan viva como yo esperaba- la narración de la explosión de la bomba atómica, la muerte de su mujer y todo lo que pasó después en la ciudad.

Pero a partir de ese momento, con NAGAI ya postrado por la leucemia y la exposición a la radiación de la bomba en su Nyokodo (una cabaña de dos tatamis de planta en la que vivió desde 1946 hasta su muerte en 1951), el libro pierde ritmo: GLYNN nos presenta a NAGAI como un hombre de categoría excepcional, estimado por todos los japoneses, católico ferviente, pacifista convencido, escritor prolífico y tremendamente sensato, ciudadano enamoradísimo de Japón y lo japonés ... pero ya no consigue que el relato tenga la amplitud de miras y el interés y la profundidad que tuvo hasta que llega al 9 de agosto de 1945. Se convierte en una historia mucho más local, centrada en una persona de interés relativo: célebre hasta el punto de recibir una visita del mismísimo emperador, completamente ejemplar y entregado, preocupado por todos, es verdad; pero poco más.

No me ha terminado de convencer el título en castellano, que en mi opinión no encaja del todo con el espíritu de NAGAI: él no entona un réquiem, sino –como dice el título original- una canción, esperanzada y animante, llena de confianza en Dios y en el pueblo japonés.

Pero esto –la parte final algo más discreta, o los matices sobre el título- no resta nada de valor al conjunto: pienso que RÉQUIEM POR NAGASAKI es un libro más que interesante para quien quiera saber de Japón, sus costumbres y su gente.

Dejo unas fotos que ilustran el resultado de la bomba atómica en la ciudad de Nagasaki. He preferido no cargar la mano con muertos y heridos: hay muchas imágenes de esas, pero estas ya resultan sobradamente explícitas (y sobrecogedoras).




jueves, 13 de mayo de 2010

LOS CINES de la GRAN VÍA de MADRID

En el entorno de la Plaza del Callao, donde la antigua Avenida de Pi y Margall se encontraba con la de Eduardo Dato, se construyeron tres salas de cine de indudable interés arquitectónico.


En primer lugar (y el orden que sigo es puramente geográfico: el primer edificio que nos encontramos si seguimos caminando por la GV en el mismo sentido que venimos haciéndolo desde hace meses) el PALACIO DE LA MÚSICA, de SECUNDINO ZUAZO UGALDE, que ocupa el número 35 de la GV con vuelta a la calle Abada. Construido entre 1924 y 1928, primero fue la Sala OLIMPIA, después el Cinema SAGE (Sociedad Anónima General de Espectáculos) y finalmente PALACIO DE LA MÚSICA. Recientemente ha sido adquirido por la Fundación CajaMadrid, y ahora está cerrado y –como se ve en la fotografía- bastante “perjudicado”. El proyecto de ZUAZO contenía una sala de cine y debajo una sala de fiestas; no se previeron viviendas encima de la sala de cine, como era habitual en proyectos de este estilo. El estilo del PALACIO DE LA MÚSICA es absolutamente clasicista: los almohadillados de los laterales, los nichos rematados en arco de medio punto, la galería superior ... En cuanto a materiales, ZUAZO combina piedra, ladrillo y revoco. El arquitecto plantea en la fachada principal los tres cuerpos habituales, flanqueados por dos importantes torreones laterales. El basamento estuvo inicialmente conformado por tres vanos separados por columnas, pero en 1965 el propio ZUAZO los reformó para convertirlos en cinco. En el cuerpo central (que ahora mismo podemos ver sin los enormes carteles de películas que durante años lo ocultaban), tres grandes huecos que se correspondían a los vanos originales del zócalo. Y por fin, el remate formado por una galería de columnas que soportan un entablamento y se coronan con una balaustrada corrida. La fachada lateral resulta mucho más sencilla, aunque utiliza el mismo lenguaje que la principal. El interior, ahora inaccesible, es –o era, no sé qué quedará- marcadamente barroco.



El segundo edificio de interés es el PALACIO DE LA PRENSA, en el número 46 de la GV con vuelta a las calles de los Tudescos y a la de Miguel Moya, se asoma de manera rotunda a la plaza del Callao. Realizado por PEDRO MUGURUZA OTAÑO entre 1924 y 1928, sorprende la cantidad de partes que lo componen, que se justifican por la cantidad de usos que tiene el inmueble y por la singular forma de la parcela que ocupa. Una parte del edificio se proyectó para albergar las oficinas de la Asociación de la Prensa; otra para locales comerciales y viviendas; y otra de destinó a un cine de notables proporciones. A pesar de las fachadas tan distintas, MUGURUZA consigue dar gran unidad al edificio, sin duda provocada por el material: ladrillo, que hasta ahora no habíamos visto utilizado de forma masiva en la GV, y que nos recuerda de nuevo la arquitectura de rascacielos americana de aquel momento. Además, debido a que cada parte es distinta de la contigua –y también, sin duda, por la asimetría del solar- cada vuelta de esas fachadas presenta una solución singular, y siempre interesante. El gran arco que formaliza la fachada del cuerpo más alto es una solución que veremos repetida en otros edificios de la GV, y que MUGURUZA toma del repertorio de OTTO WAGNER, el arquitecto vienés.




Y finalmente el CINE CALLAO, que aunque no está propiamente en la GV (“técnicamente” está en la Plaza del Callao 3 con vuelta a la calle de Jacometrezo), es un edificio interesante. Obra de LUIS GUTIÉRREZ SOTO realizada entre 1926 y 1927, estaba destinada a cine, con un café y almacenes en sus sótanos y la posibilidad de proyectar cine de verano en la azotea (desde la calle aún se puede ver en la cubierta lo que seguramente fue el soporte de la pantalla de proyección). En el lateral de la calle de Jamotrezo hay una zona de oficinas donde el propio arquitecto tuvo durante un tiempo su primer estudio. Llama la atención como consigue un edifico ligero gracias a la decoración de los grandes paños ciegos -apenas tiene los huecos imprescindibles- con motivos art-deco (ahora sí), especialmente si tenemos en cuenta que por su posición, tan poco rodeado de edificios colindantes que le “hagan sombra”, se ve completo. También tiene interés el torreón que remata la esquina, que estuvo concebido como un faro que con su luz atrajera a los espectadores al local.

Vecino del CINE CALLAO es el edificio más emblemático de la GRAN VÍA, el EDIFICIO CARRIÓN, que se merece una entrad en exclusiva: la del mes que viene.

lunes, 10 de mayo de 2010

ME VOY CON VOSOTROS PARA SIEMPRE, de FRED CHAPPELL


Hace casi dos meses me han hablaron de una novela que tiene buena pinta, EL FINAL DE LA INOCENCIA: la estoy leyendo ahora mismo. Mientras la buscaba, me recomendaron otra, ME VOY CON VOSOTROS PARA SIEMPRE. Me la vendieron diciendo que tenía una temática similar y era menos amarga. Empecé por ésta –me la prestaron y aún no había conseguido la otra- y me ha gustado. Todavía no las puedo comparar, pero efectivamente ME VOY CON VOSOTROS PARA SIEMPRE es una novela amable, de esas que sin ser una obra maestra se lee muy bien y deja magnífico sabor de boca.

En ME VOY CON VOSOTROS PARA SIEMPRE (I AM ONE OF YOU FOREVER, 1985) Jess –un reflejo autobiográfico del propio autor- recuerda un puñado de pasajes de su infancia, cuando tenía 10 ó 12 años y vivía con su familia en una granja en las montañas de Carolina del Norte. Cada capítulo nos cuenta una historia cerrada, completa, y en casi todas aparece un personaje singular –realmente conseguidos- que centra la acción y alrededor del cual gira la vida de la granja y la familia: un tío vividorcete, otro tío que cuenta historias que no acaban, otro que va por la vida con su ataúd a cuestas, una tía que es cantante de música country, un veterinario con un caballo mal encarado ... Aunque la abuela y la madre de Jess están constantemente presentes en las historias, los protagonistas son –junto con esos secundarios ya citados que van apareciendo y desapareciendo- él, su padre y Johnson Gibbs, un huérfano de 18 años al que contratan en la granja y a quien adoptan como parte de la familia. Los tres conectan estupendamente, y disfrutan con las mismas cosas: forman un equipo sólido al que Jess querría pertenecer siempre. El título de la novela hace referencia precisamente a esto: es –o a mi me parece que es- la contestación a la pregunta con la que acaba el texto, “Bueno, Jess, ¿te vienes o no te vienes con nosotros?” ... ME VOY CON VOSOTROS PARA SIEMPRE. Un efecto muy conseguido, que cierra el círculo: lo primero que lees es lo mismo que te viene inmediatamente a la cabeza al acabar con las últimas palabras. Por agotar la idea de la relación entre los tres protagonistas, hay que decir que quizá haya excesiva complicidad entre ellos: aunque no desvirtúa la fuerza de la novela, resulta raro que un señor de treinta y tantos, un joven de casi veinte y un niño de diez tengan un carácter tan similar, sean tan trastos; y el lector tiene, en ocasiones, una sensación extraña.

En cualquier caso, la novela vale la pena. No conocía al autor, FRED CHAPPELL, pero resulta que es un poeta de fama en los USA; y pienso que eso se nota –para bien- cuando escribe en prosa. Los personajes de CHAPPELL están bien conseguidos, la narración tiene ritmo, hay cierta poesía (en algún momento la realidad deriva hacia la fantasía, o hacia el surrealismo), las situaciones tiene fuerza (resultan graciosas en unas ocasiones y dramáticas en otros momentos) y el tono general es –como dije al principio- muy muy amable. Me ha recordado un poco a las obras de WILLIAN SAROYAN.

En una palabra, ME VOY CON VOSOTROS PARA SIEMPRE funciona estupendamente. Yo se la recomiendo a cualquiera, porque creo que gustará a todos. Y otra vez LIBROS DEL ASTEROIDE: esta editorial no para de ganar puntos.

lunes, 3 de mayo de 2010

ESCRITOS, de EDUARDO CHILLIDA


Ya dije en selecciónARTE hace un par de semanas que estaba leyendo los ESCRITOS de EDUARDO CHILLIDA; y también dije lo que me estaban gustando. Un amigo me habló del libro hace casi dos meses: estábamos comentando el ELOGIO DE LA SOMBRA, y sugirió que tenía que leer los ESCRITOS, porque a la vista de lo que decíamos pensaba que me interesaría. Los dos libros no tienen muchísimo que ver, pero por supuesto que me ha interesado: es magnífico.

ESCRITOS se trata de un volumen pequeño –de pocas páginas, apenas algo más de cien- donde la editorial LA FÁBRICA ha reunido todos los textos que escribió EDUARDO CHILLIDA sobre su trabajo como artista. La mayoría de ellos son reflexiones breves que el editor ha agrupado por temas, excepto un texto más largo –aunque también compuesto por fragmentos sueltos- que fue el borrador de una conferencia. Salvando todas las distancias –que en este caso son larguísimas- y arriesgándome a que alguno diga que soy un rancio, ESCRITOS me ha traído a la cabeza esos libros antiguos de pensamientos espirituales: Pascal, Kempis ... Digo esto no sólo porque sean sucesiones de pensamientos relacionados por el tema, “listas” de pensamientos: sería un poco simple por mi parte; lo digo porque se trata de unos textos no sólo para leer o para aprender, sino de textos sobre los que pensar para concluir. ESCRITOS no sólo informa, sino que forma la cabeza, y eso son cosas distintas. En este caso, junto con las obvias diferencias de estilo, en lugar de tratar del alma se trata del arte: para mi tienen mucho que ver, pero eso es otro asunto y no lo trataremos hoy.

Los temas que aparecen en ESCRITOS son, lógicamente, los temas de fondo de toda la obra de CHILLIDA: una constante actitud de búsqueda, de inconformismo, de progreso, un no a la estabilidad facilona (en todos los sentidos: personal, creativo, en sus propias obras, etc.); la materia como tiempo lento; el espacio y el tiempo hermanos gemelos; el espacio como materia que hay que configurar, dar forma; “La materia sería como un espacio más lento, o el espacio una materia rápida”; el lleno y el vacío; el punto como no-dimensión; la densidad y la gravitación; el ángulo recto y los ángulos de su entorno, los casi rectos, los que están entre los 89º y los 93º; “El arte verdadero no puede ser más que contemporáneo”; “El arte para el artista es una pregunta”; “La obra es para mi contestación y pregunta”; “Yo no entiendo casi nada, pero comparto el azul, el amarillo y el viento”.

Cuando hace años todavía tenía en la cabeza la posibilidad de realizar una tesis, uno de los temas que apunté fue precisamente CHILLIDA, y mentalmente bauticé aquel trabajo con el título de “Modelar el aire”. Porque eso es CHILLIDA para mi: un maestro cuya escultura no es una masa con forma, sino que es aire con forma, aire modelado por la masa y contenido en la masa, aire con personalidad propia, viento peinado (que es aire organizado), volúmenes de aire. El vacío como materia prima. Siempre he entendido perfectamente la conexión inmediata de CHILLIDA con aquel verso de JORGE GUILLÉN, “lo profundo es el aire”: concepto absolutamente luminoso, se ajusta al milímetro a la escultura de CHILLIDA.

Hace tres o cuatro años, no recuerdo con precisión, se mostraba en ARCO un modelo de lo que podría ser la intervención de CHILLIDA en la montaña canaria de TINDAYA, en la isla de Fuerteventura: el vaciado de la montaña, o su “llenado” de aire con forma. Como en toda la obra de CHILLIDA allí había aire profundo, modelado, domado, dotado de significado propio. Me pareció magistral, una ocasión única de desarrollar esas ideas en gran formato. Lástima que otros motivos –defendibles, por supuesto, aunque para mi poco consistentes- no han permitido todavía que el maravilloso proyecto se lleve a cabo.

Junto con muchas ideas sobre el arte y el artista, también he encontrado en ESCRITOS otras reflexiones que me han parecido interesantes para la vida misma: “No se ve sino lo que se tiene ya dentro del ojo”; “Se ve bien teniendo el ojo lleno de lo que se mira”; “La unidad se busca, no se posee”; “Tengo las manos de ayer, me faltan las de mañana”; “Sólo si somos capaces de habitar podremos construir”; “Aspiro a poner valor, el precio lo ponen otros”; “De la muerte, la razón me dice: definitiva; de la razón, la razón me dice: limitada”. Podría citar más textos, porque este libro es de los que he leído con un lápiz afilado en la mano, pero para no cansaros más sólo copio uno sobre la obra de MARK ROTHKO, de la última parte del libro, HOMENAJES: “Rothko mira el horizonte/ Inalcanzable, inexistente/ y pinta lo inexistente, lo necesario/ inalcanzable. Creo que fue el/ pintor más grande de América”. Chapó.

ESCRITOS, de EDUARDO CHILLIDA, me ha parecido sensacional; para los interesados en CHILLIDA, imprescindible. Mientras leía me entraron unas ganas enormes de visitar CHILLIDA LEKU, que aún no conozco: no podrá ser en breve (en estos meses el trabajo parece que no me va a dejar) pero hay que ir ...

Estando en estas llegó la entrada de EL GUISANTE VERDE PROJECT que ya me dejó definitivamente tocado: no os la perdáis, y ved el vídeo hasta el final, que vale la pena.