jueves, 30 de septiembre de 2010

CABECERA DE SEPTIEMBRE 2010: el PABELLÓN DORADO de KYOTO

Durante el mes de septiembre de 2010 la cabecera de selecciónARTE ha sido el PABELLÓN DORADO (KINKAKU en japonés) del templo ROKUON–JI, popularmente conocido como KINKAKU-JI por la enorme fama del pabellón. Construido a finales del siglo XIV, el pabellón estaba destinado a conservar reliquias de Buda y formaba parte de la villa KITAYAMADONO del shogun ASHIKAGA YOSHIMITSU. A su muerte, y por expreso deseo del shogun, el conjunto se convirtió en templo budista y comenzó a llamarse ROKUON–JI por los dos primeros caracteres del nombre póstumo de YOSHIMITSU.

El KINKAKU fue destruido en 1950 por el incendio que provocó un monje poco cuerdo. En 1955 se reconstruyó y, desde entonces, tanto el dorado de los dos pisos superiores como la laca de la cubierta se han restaurado en varias ocasiones. Está rodeado de un fantástico jardín en el que el lago (KYŌKO-CHI, el espejo de agua), magistralmente situado, refleja el templo y consigue una imagen absolutamente lograda.


Esto es la entrada para acceder al recinto: no tengo ni idea de lo que pone, pero desde luego es tan singular –y bonita- como el propio lugar.

lunes, 27 de septiembre de 2010

BIBLIOMETRO en el METRO de MADRID, de PAREDES Y PEDROSA ARQUITECTOS


Ya he hablado más veces en selecciónARTE del estudio de arquitectura PAREDES-PEDROSA: comenté su proyecto para el TEATRO OLIMPIA en Lavapiés, y un CONJUNTO DE VIVIENDAS en Pradolongo. Si leísteis –o acabáis de leer- esas entradas, ya sabéis que me parecen un equipo interesante.

Otra obra suya en Madrid son los stands para la red BIBLIOMETRO. La idea consiste en crear una red de pequeñas bibliotecas públicas con sede en estaciones de metro de gran afluencia, donde los viajeros pueden solicitar en préstamo los libros que leen en los trayectos (y donde les de la realísima, claro): una buena forma de aprovechar un rato que necesariamente mucha gente dedica cada día a nada (a trasladarse de casa al trabajo, o de universidad a casa, o ...).

Las piezas de PAREDES-PEDROSA son unos pequeños contenedores de forma sinuosa, con los frentes largos ciegos (sirven de apoyo a las estanterías de libros, y únicamente disponen del hueco necesario para atender a los usuarios) pero brillantes, atrayentes (se resuelven en material plástico retroiluminado con tubos, que en la realidad se marcan menos de lo que aparece en las fotografías). Los testeros, en vidrio transparente, permiten que las personas que trabajan en el interior tengan vistas hacia fuera del local, y evitan así la posible sensación de encierro durante un tiempo largo en un espacio realmente pequeño.




Tampoco es un asunto que dé para más, pero creo que es otro ejemplo del buen hacer de este estudio, y de que cualquier elemento, por pequeño e intrascendente que parezca, se puede resolver con acierto y con cuidado, mejorando el entorno e incluso la calidad de vida de todos: siempre es más grato y enriquecedor encontrar objetos pensados, diseñados e interesantes, que objetos sin interés alguno (ya ni te digo si, además de no tener interés, son torpes: los hay!).

miércoles, 22 de septiembre de 2010

MEMORIAS DE ÁFRICA, de ISAK DINESEN


Tenía este título en la cabeza desde hace mucho tiempo, pero la verdad es que –sin demasiado motivo- he tardado en animarme. Había leído relatos de ISAK DINESEN (SIETE CUENTOS GÓTICOS, SOMBRAS EN LA HIERBA) que me habían gustado mucho; y en su día vi –como seguramente veríamos casi todos- la película de SYDNEY POLLACK, de la que también guardaba muy buen recuerdo y que acabo de repasar (el recuerdo era correcto). Así que por fin me he lanzado a por MEMORIAS DE ÁFRICA.

Como es conocido, MEMORIAS DE ÁFRICA (OUT OF AFRICA, 1937) cuenta las vivencias de la autora en su granja a las afueras de Nairobi, en Kenia: “Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas del Ngong”. KAREN BLIXEN (ISAK DINESEN es un pseudónimo) llega a Kenia poco antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial y vive allí 17 años, hasta 1931, cuando las malas cosechas de café, la gran depresión y una plaga de langosta hacen inviable la granja y debe venderla a unos especuladores de suelo.

Se pueden resaltar muchas cosas de MEMORIAS DE ÁFRICA. Tiene gran interés cómo describe ISAK DINESEN la forma de ver la vida de los autóctonos: su conformidad con el destino, el continuo no a la queja, la comprensión de la tragedia como parte necesaria de cualquier vida; su identificación con la tierra; su calma ante lo inesperado; su rechazo a lo sistemático, a lo complejo, a lo pedante; su pasión por el ritmo; el arte de las pausas ... También cómo ven la civilización blanca, “que el fondo de sus corazones ellos odiaban más que nada en el mundo”. Tienen mucho encanto las descripciones que hace de la naturaleza, salvaje casi siempre, y el respeto que muestra por ella. Hay multitud de referencias a los colores, a los olores, a la luz de África. Retrata con acierto a los primeros colonos de aquellas tierras. Resulta emotiva la ternura con la que habla de las gentes –kikuyus, masais, somalíes- que va conociendo o que trabajan para ella. Llama la atención la autonomía con la que vive ISAK DINESEN: es una mujer que gobierna sola su granja y su vida, sin ningún hombre a su lado fuera de sus empleados (el Barón Von Blixen, el marido que le lleva África y del que se separa a los pocos años de casados, apenas aparece citado en el libro). También es muy interesante la elegancia con la que trata –casi podemos decir que roza- su relación con DENYS FINCH-HATTON, amigo en la narración, pero amante en la realidad (y en la ficción de POLLACK: la película y la novela son distintas, la primera –estupenda- se basa en la segunda, pero los contenidos son diferentes). Se nota que ISAK DINESEN es una gran cuentista, y la novela –en ocasiones de manera indirecta, en otras ocasiones de manera directa- se compone de relatos que, al encadenarse, nos cuentan una historia completa.

MEMORIAS DE ÁFRICA me ha parecido una novela elegante y llena de sensibilidad que, sin ser el no va más, se disfruta mucho y está llena de sugerencias que valen la pena. Una novela que se lee con gusto y que aporta. Recomendable, sin duda (aunque en otra edición, si es posible: la de Alfaguara/bolsillo que he leído es bastante malucha).

jueves, 16 de septiembre de 2010

ROMA: GIAN LORENZO BERNINI, ESCULTOR

Antes de comenzar, una idea previa: he dado algunas vueltas a la orientación de estas entradas romanas. Me ilusiona, ciertamente, dejar constancia y compartir algunas cosas que me han llamado especialmente la atención. Pero no me interesa nada escribir –ni, mucho menos, copiar- trozos de guía turística.

Roma y todo lo que hay en Roma está más que escrito, lo sabemos de sobra. Nos lo han contado todo, en miles de sitios y a todos los niveles: hay guías elementalísimas que abracan toda Italia; hay guías más completas sólo de Roma; hay guías llenas de fotografías y otras, en cambio, con muchísimo texto; hay voluminosos y sesudos estudios de aspectos concretísimos de –por ejemplo- la arquitectura barroca Romana; hay ... de todo, y no pretendo hacer competencia a nadie.

Así que en selecciónARTE seguramente me limitaré a contar mis impresiones. En las entradas faltará quizá
marco, o aparato teórico; puede que incluso falte interés, pero vamos a ver qué sale.

GIAN LORENZO BERNINI ha sido un redescubrimiento muy notable en mis días romanos. Un auténtico artista total, que se mueve con soltura en todos los terrenos, aunque no todos son igualmente conocidos. Del BERNINI pintor, por ejemplo, apenas nos han llegado obras, aunque en su día se catalogaron más de cien; del BERNINI escenógrafo tampoco, y sólo nos quedan algunos apuntes y croquis de sus decorados para representaciones teatrales y fiestas; hay una comedia de BERNINI publicada, y se sabe que escribió algunas otras. En cambio, todos conocemos sobradamente al BERNINI arquitecto, de quien tenemos ejemplos muy notables: algunos, de tanto verlos, hasta nos hemos acostumbrado y nos llaman poco la atención, siendo –como son- espectaculares: la COLUMNATA DE LA PLAZA DE SAN PEDRO o el BALDAQUINO DEL ALTAR DE LA CONFESIÓN DE LA BASÍLICA VATICANA. Otros pueden sonarnos menos, y son igual de singulares: la iglesia de SANT’ANDREA AL QUIRINALE, por ejemplo, me ha parecido magistral.

Pero hoy quería hablar del BERNINI escultor. Un genio: genial en la escultura religiosa y en la profana; genial en la escultura para interiores y en las fuentes para las calles y plazas; genial en los bustos y en las tumbas. Un maestro absoluto que sabe dar a cada ocasión, a cada obra, el carácter que le corresponde, y siempre con una perfección técnica impresionante. No he tenido ocasión de verlo todo (hay muchísima obra de BERNINI en Roma: mucha ni la conozco, y mucha se ha quedado en el tintero), pero sí unas cuantas cosas. Podría comentarlas una a una (las tumbas de los Papas en la Basílica de San Pedro, Longinos, el busto de Inocencio X, la fuente de los cuatro ríos en Piazza Navona, los ángeles del puente Sant’Angelo, la cabeza de Medusa, el elefante de la Plaza de Santa María Sopra Minerva, tan gracioso ...) pero no pretendo, ni mucho menos, ser exhaustivo. Sólo quiero traer a selecciónARTE algunas obras –sobradamente conocidas- que me han resultado impactantes, de esas que quitan el hipo (por cierto, las imágenes, en esta ocasión, no son mías: las he tomado prestadas en la red).

De la GALERÍA BORGHESE me llamaron especialísimamente la atención DAVID (1623), APOLO Y DAPHNE (1624), y de una manera muy singular EL RAPTO DE PROSERPINA (1622). Son obras de todavía podríamos llamar de juventud, porque GIAN LORENZO BERNINI a sus 25 años ya las ha esculpido (nació en 1598 y vivió hasta 1680). El movimiento general que consigue en cada escena –las torsiones de los cuerpos- es sensacional, y tienen detalles magistrales: la expresión de DAVID, las ramas de laurel que salen de DAPHNE, la mano de PLUTÓN en la carne de PROSERPINA. Es verdad que también encontré algunos aspectos menos conseguidos, como por ejemplo los rostros un poco hieráticos de Apolo o de Plutón, y cierta falta de tensión en esas dos figuras masculinas, un tanto ausentes.


EL ÉXTASIS DE SANTA TERESA (1652) de la CAPILLA CORNARO en SANTA MARIA DELLA VITTORIA. Es casi obligatorio hablar de esta escultura, impresionante. Y no sólo es impresionante la Santa y el ángel: la capilla completa lo es. Absolutamente escenográfica, con el conseguidísimo efecto de luz sobre Santa Teresa, resulta una escena en la que el espectador se introduce acompañando a los componentes de la familia Cornaro que se asoman por los miradores de los laterales. Es para quedarse horas ad-mirando.

Y, en la iglesia de SAN FRANCESCO A RIPA, en el Trastevere, la BEATA LUDOVICA ALBERTONI (1674) en el momento de su último aliento, muriendo de amor, con la boca abierta y las manos apretadas sobre el pecho. Conmovedora.

martes, 14 de septiembre de 2010

PONYO EN EL ACANTILADO, de HAYAO MIYAZAKI


No es fácil –ni seguramente posible- mantener siempre el nivel de obra maestra en todo lo que uno hace. Por eso no seré yo quien ahora, después de lo que dije al ver MI VECINO TOTORO, reniegue de MIYAZAKI. Pero, a la vez, reconozco que PONYO EN EL ACANTILADO me parece de menos calidad que TOTORO, y por supuesto mucho más floja que CHIHIRO.

PONYO EN EL ACANTILADO cuenta la amistad de Sosuki, un niño de cinco años, y Ponyo, una especie de pez con poderes realmente asombrosos que, cansada de vivir con su padre –un hechicero marino- se escapa de casa, conoce a Sosuki, y le entran unas ganas enormes de convertirse en humano, en una niña.

PONYO EN EL ACANTILADO tiene los elementos habituales de las películas del ESTUDIO GHIBLI, pero no están trabajados con la misma densidad que en otras ocasiones. Como siempre, el dibujo es sensacional (y muy “evidente”: en los fondos se ha buscado claramente que viéramos el trazo del lápiz de color, del pastel); los efectos gráficos son muy buenos (el agua o la luz en el agua); hay escenas de animación de primera (el mar persiguiendo el coche de Lisa y Sosuke mientras Ponyo corre sobre las olas); la imaginación resulta desbordante; algunos momentos son muy sugerentes (el cementerio de barcos me ha encantado, o el instante en que los dos niños, la mañana siguiente al tsunami, meten la cabeza en el agua); Ponyo y Sosuke están estupendamente caracterizados, en su mundo infantil todo es posible y no se asombran de nada; hay personaje malo que al final no es tan malo; hay máquinas ingeniosas (en esta ocasión submarinas en vez de voladoras); hay casa en posición elevada que permite vistas desde arriba; hay respeto por la naturaleza; hay “enjambre” de bichos que se mueven como una nube ... está todo lo que uno espera, lo que MIYAZAKI nos suele ofrecer. Eso sí, en dosis escasas, demasiado justas.

Aunque, en mi opinión, lo que falla en PONYO EN EL ACANTILADO por encima de todo es la historia, que además, en esta ocasión es mucho más infantil que la de cualquiera de las otras películas de MIYAZAKI que he visto (ojo, no digo que sea una cosa mala: simplemente constato un hecho). La relación entre los niños se entiende y está muy bien construida; la de Lisa y Koichi, los padres de Sosuke, más o menos (me llama la atención que Sosuke no les llame papá y mamá sino Lisa y Koichi: a lo mejor así se hace en Japón); pero la de los padres de Ponyo no está conseguida: es confusa, demasiado “ambiciosa”, y le falta desarrollo; se queda muy corta (nos faltan muchas piezas para encajar bien todo el rompecabezas) o demasiado larga (por excesivamente pretenciosa). Una lástima porque, en conjunto, PONYO EN EL ACANTILADO no resulta una obra redonda.





(He dejado el trailer en inglés no por esnobismo, sino porque es mejor –más completo- que el que he visto en castellano)

Tenía muchas ganas de ver PONYO EN EL ACANTILADO. La he visto, y no me arrepiento: no es genial, pero la evolución de cualquier artista tiene sus momentos, y la única forma de comprenderla –y comprenderle- es seguir su obra paso a paso.

jueves, 9 de septiembre de 2010

OFICIALES Y CABALLEROS, de EVELYN WAUGH


EVELYN WAUGH tuvo una vivencia singular –y quizá no generalizable- de la Segunda Guerra Mundial. Como fruto de esa vivencia, escribió tres novelas: HOMBRES EN ARMAS, OFICIALES Y CABALLEROS y RENDICIÓN INCONDICIONAL; después las publicó, ligeramente corregidas, en un solo volumen: ESPADA DE HONOR. Su protagonista, Guy Crouchback, vive durante la contienda las mismas peripecias que el propio autor: no es una obra biográfica, pero el argumento bebe de manera inmediata de la experiencia personal de WAUGH, en sus diarios y en sus notas. Como apuntaba al empezar, la guerra de Guy Crouchback (y de WAUGH) es singular: caótica y desordenada, llena de órdenes y contraordenes, de decisiones equivocadas, de casualidades, de experiencias tan absurdas que rozan el surrealismo. Y WAUGH, con su maestría y su enorme capacidad para la ironía, saca punta a todas esas situaciones para crear una historia que resulta casi patética, llena de contrasentidos (el heroísmo de Trimmer, la distinción al valor de Claire, y mil más), y a la vez muy real, ajustada a lo que debió ser aquello. No es anti-militar, ni anti-militarista, pero desde luego tampoco es heroica ni patriótica. Guy Crouchback es valiente, decidido, con espíritu militar; pero no tiene fortuna con las circunstancias ni con las personas que le rodean. Y así, la conclusión a la que uno llega después de leer OFICIALES Y CABALLEROS es un poco demoledora, desalentadora. Si uno cambia de escala y transpone la lamentable experiencia de Crouchback al conflicto general, confirma la impresión que todos tenemos –pienso que es algo más que una impresión- de la torpeza de los aliados hasta bien entrada II GM: menos mal que HITLER se equivocó en Rusia, porque si no ... Para quien haya leído RETORNO A BRIDESHEAD, la actitud de Charles Ryder sobre la guerra con la que arranca la novela es también buen reflejo de cómo procesó WAUGH su experiencia militar (por cierto, para los más waughianos hay algún guiño a RETORNO –y a otras novelas de WAUGH- en el texto de OFICIALES: aparece Marchmain Hose ya convertida en edificio de apartamentos, por ejemplo).

OFICIALES Y CABALLEROS me ha gustado mucho, tan sutil y tan irónica y tan “waugh” como todas las novelas de EVELYN WAUGH. La acción sucede entre verano de 1940 y primavera de 1941, y es continuación de la mala experiencia del protagonista en HOMBRES EN ARMAS. Guy Crouchback, después de un entrenamiento en la isla (imaginaria) de Mugg, en la costa escocesa, es trasladado a Egipto y desde allí embarcado a Creta para defender la isla de los alemanes, que ya han tomado Grecia; pero allí no hay nada que hacer, y después de unos cuantos días –en los que ni siquiera llega a disparar- tiene que salir por piernas; la vuelta a Egipto en barco casi le cuesta la vida –no por fuego enemigo, sino por una fortísima insolación- y finalmente Guy regresa a Londres lleno de desilusión y desencanto. Es verdad que para entender y atar situaciones y personajes conviene haber leído HOMBRES EN ARMAS, tenerla un poco fresca; pero tampoco es imprescindible. De la misma manera, aunque hay una tercera parte, OFICIALES Y CABALLEROS se cierra bastante bien: no nos deja una historia a medias (de hecho, parece que WAUGH en un primer momento no tenía en la cabeza RENDICIÓN INCONDICIONAL, y eso le da bastante autonomía a OFICIALES Y CABALLEROS).

OFICIALES Y CABALLEROS me ha parecido una gran novela. Para los forofos de EVELYN WAUGH, entre los que me encuentro, no arriesgo al decir que seguro que les gustará; para los no tan forofos, habrá que oír sus opiniones. Tanto para unos como para otros, la edición de CÁTEDRA tiene una introducción y unas notas de CARLOS VILLAR FLOR que son espléndidas: vale la pena leerlas con detalle. Además, asegura que pronto podremos leer RENDICIÓN INCONDICIONAL: una buena noticia.

viernes, 3 de septiembre de 2010

ROMA


Se me hace verdaderamente difícil hablar de Roma. Me cuesta arrancar y pienso –estoy convencido- que cualquier cosa que diga se va a quedar muy corta. Porque Roma es inabarcable. Es inagotable. Es espectacular. No creo que Roma sea la ciudad más ciudad que conozco –debe ser Londres, seguramente; ni la más monumental –quizá sea París; tampoco la más cosmopolita (¿NYC?), ni la más exótica, ni la más tranquila, ni por supuesto la más limpia y cuidada. Pero es, casi seguro, la más atractiva, la más pintoresca, la que tiene más encanto. Y probablemente la que tiene más arte por metro cuadrado del mundo. En un puñado de días no es posible conocer Roma, y por eso cualquier cosa que diga será incompleta, incluso injusta quizá.

Ya había estado en Roma, pero surgió una nueva ocasión de pasar allí parte del mes de agosto y no era razonable decir que no. Por supuesto, un acierto. Durante esos días he visto mucho, muchísimo. He comprobado –con asombro- que en visitas anteriores ya había visto bastante. Y estoy seguro de que me queda al menos otro tanto, otro muchísimo por ver. En esta ocasión apenas he dedicado tiempo a la Roma clásica: una pena, pero había que elegir los objetivos teniendo en cuenta el tiempo disponible. He visto iglesias, muchas iglesias, quizá demasiadas iglesias. Y también he visto museos, cosa que no recordaba haber hecho antes. Lógicamente, de las metas que llevaba en mi cuaderno de viaje también se han quedado cosas en el tintero (de manera especial la VILLA ADRIANA, que tanta ilusión me hacía).

A la vuelta me han preguntado qué me ha gustado más de lo que he visto. No he sabido responder: me ha parecido una pregunta-trampa, del tipo ¿a quién quieres más, a papá o a mamá? Porque hay tanto que me ha gustado, que me ha tocado, que me resulta imposible elegir. No puedo –pienso que ni yo ni nadie- quedarme sólo con una cosa de Roma. Hay tanto y tan variado, que para decir algo con acierto es imprescindible focalizar bien la pregunta, orientarla, poner cada cosa en su sitio: como nos enseñaban de pequeños, no se mezclan peras con manzanas ni churras con merinas. Cualquiera entiende que para comparar, para seleccionar, no se puede confundir alegremente (¿simplonamente?) la pintura renacentista con la arquitectura clásica, la escultura barroca con el urbanismo. No tiene sentido preguntar qué es mejor, INOCENCIO X o el TORSO DEL BELVEDERE; el fresco de la LOGGIA de CUPIDO Y PSYCHE o EL ÉXTASIS DE SANTA TERESA; la escalinata de PIAZZA DI SPAGNA o los mosaicos de SAN CLEMENTE. Todas son obras maestras, auténticas joyas, y me quedo con todas. Además, habría que hablar también de todo eso que no es formalmente (aunque sí propiamente) obra de arte, lo que no sale en las guías: el callejeo por Roma, una experiencia incomparable: fuentes, arcos y pasajes elevados, cariátides y atlantes en los portales, frontones partidos de manera imposible, esquinas decoradas con imágenes de la Virgen y farolillos, escudos, lápidas conmemorativas, restos romanos ... mil detalles; o los colores de las fachadas, aparentemente casuales y a la vez logradísimos; o el tramonto romano, esas puestas de sol de altísima intensidad plástica.


Por otro lado siempre esta la parte subjetiva y casual de cualquier viaje, que puede deformar la realidad: un día en el que uno está más cansado valora menos y peor lo que ve; un día nublado –no los ha habido, gracias a Dios- no hace relucir la belleza de algunos interiores; una calle fresca y en sombra, con brisa ligera, colabora a que valoremos una fachada; una calle donde el sol cae a plomo a primera hora de la tarde hace que nos marchemos cuanto antes, sin calibrar un solo detalle; una compañía divertida hace divertido cualquier paseo; un guía sabio consigue hacer apasionante la visita a una capillita de la que no esperabas nada; una multitud aborregada, gritona y convulsivamente fotografiadora desluce hasta la propia CAPILLA SIXTINA ... También, a la hora de valorar lo subjetivo de un viaje, está lo que uno ha vivido, que casi siempre es más importante que lo que ha visto. Y eso es algo que no se puede explicar fácilmente, y que en un blog seguramente no se debe.





En fin, ya disculparéis todo este pedaleo. Por enumerar algunas cosas que me han llamado especialmente la atención –unas veces por un motivo, otras por otro- señalaría (sin más orden del que me va viniendo a la cabeza) el TEMPIETTO de SAN PIETRO IN MONTORIO, auténtico icono de la arquitectura renacentista romana; el gigantesco fresco de la nave de la CHIESA DE SANT’IGNAZIO, de ANDREA POZZO, en mi opinión mucho más impresionante y efectista que la falsa cúpula que tiene a su lado; la placita de SANTA MARÍA DELLA PACE, tan equilibrada; el RETRATO DE INOCENCIO X, de VELÁZQUEZ, troppo vero; EL RAPTO DE PROSERPINA, de BERNINI, con esas dos figuras casi vivas; CARAVAGGIO, que este año está de aniversario; el magnífico espacio y la singular composición de la CHIESA DE SANTA MARIA DEGLI ANGELI E DEI MARTIRI, encajada por MIGUEL ÁNGEL en las TERMAS DE DIOCLECIANO; el CAMPIDOGLIO, salón urbano exquisito; el RETRATO DE HOMBRE, de mi admirado ANTONELLO DA MESSINA, una agradabilísima sorpresa; el ya citado fresco de la bóveda de la LOGGIA DE CUPIDO Y PSYCHE, en la VILLA FARNESINA; la CHIESA DE SANT’ANDREA AL QUIRINALE, un espacio mágico; y, como no, la BASÍLICA DEL VATICANO, un conjunto sobrecogedor, gigantesco, verdaderamente digno de Dios. Además, me acerqué a algunos edificios contemporáneos de interés (el MAXXI de ZAHA HADID y la CHIESA DI DIO PADRE MISERICORDIOSO, de RICHARD MEIER), y tuve ocasión de visitar ORVIETO con los despampanantes frescos de LUCA SIGNORELLI en la CAPILLA DE SAN BRIZIO. Si la memoria me acompaña trataré de comentar/recordar poco a poco en selecciónARTE algunas cosas vistas: no muchas, probablemente. Las señaladas, u otras. Ya iremos viendo.

Para acabar, pedir perdón a los italianos por el maltrato que seguramente habré hecho de su idioma (he escrito los nombres sin consultar) y la mezcolanza entre italiano y castellano, ese itagnolo que sale tan fácil y resulta tan peligroso.