miércoles, 30 de junio de 2010

CABECERA DE JUNIO: TURNER llega a MADRID


La cabecera de selecciónARTE durante el mes de junio de 2010 ha sido un detalle de LLUVIA, VAPOR Y VELOCIDAD-EL GRAN FERROCARRIL DEL OESTE, de JOSEPH MALLORD WILLIAM TURNER (aunque casi sería más correcto decir que apenas falta un detalle). Óleo sobre lienzo de 91 x 122 cm pintado en 1844, se encuentra en la NATIONAL GALLERY de LONDRES.


Hoy no digo más porque con toda seguridad volveremos sobre J. M. W. TURNER en selecciónARTE ...

jueves, 24 de junio de 2010

ÁNGULO DE REPOSO, de WALLACE STEGNER


Después de lo que me gustó EN LUGAR SEGURO, tenía auténticas ganas de leer ÁNGULO DE REPOSO (ANGLE OF REPOSE, 1971), novela por la que WALLACE STEGNER recibió el PREMIO PULITZER en 1972.

Lyman Ward es un catedrático de Historia de 57 años que debido a una enfermedad de huesos está invalido en una silla de ruedas: le falta media pierna y tiene la movilidad muy muy reducida. Se ha instalado en la casa familiar, la Casa Zodiaco, en California. Debidamente adaptada a su discapacidad, vive allí sólo –está divorciado de su mujer, Ellen Hammond- aunque Ada y Ed Hawkes, un matrimonio que siempre ha estado al servicio de la familia, viven en la misma finca y le atienden –sobre todo ella- en lo que necesita; ha contratado como secretaria a Shelly, la hija de Ed y Ada. En ese entorno y en verano de 1970, con mucho material para investigar (cartas, revistas, fotografías, dibujos, objetos, la propia casa e incluso los rosales del jardín) Lyman reconstruye la biografía de su abuela, Susan Burling. Nos cuenta sus primeros años en Milton, la ambigua amistad con su intima Augusta, sus primeros pretendientes, su capacidad artística (está especialmente dotada para el dibujo, y también escribe), su boda con el casi-ingeniero Oliver Ward en 1876 ... y, a partir de aquí, su larguísimo periplo por el Oeste (New Almadén, Leadville, México, Boise -el cañón y la mesa-, Grass Valley) con su marido, los hijos que van llegando y un reducido grupo de colaboradores profesionales que acaban incorporándose a la intimidad familiar. Una vida que a partir de la boda pasa de la sofisticación, la amistad, la cultura y la vida social intensa a una cascada de lugares bastante inhóspitos y una realidad de nómadas pioneros con mil complicaciones; una vida que va en caída hasta que finalmente llega a su particular ángulo de reposo. A la vez, STEGNER nos va contando lo que le pasa a Lyman –realmente nos lo cuenta el propio Lyman en primera persona- lo que hace y lo que piensa.

ÁNGULO DE REPOSO es un gran libro. Una novela inteligente, rica en ideas (ideas -las de Lyman- con las que coincido en casi todas las ocasiones). Un libro de contrastes: entre el Este y el Oeste; entre entonces (último cuarto del siglo XIX y arranque del XX) y ahora (1970). Contrastes estupendamente relacionados, comparados y valorados. No hay un antagonismo simplón: mostrando con total claridad las enormes diferencias entre los extremos, STEGNER complementa y pone en valor las cosas buenas y malas de uno y otro lado, de un momento y del otro. Resultan muy atractivos los lugares y los paisajes: localizaciones vírgenes, por estrenar (los Ward son auténticos pioneros), que también contrastan con mundos sofisticados, cultivados y perfectamente “domados”: la Costa Este, México. Los personajes son muy interesantes. Susan es sensible, artista, femenina, muy generosa también (en un entorno elemental, primario y tosco, sabe ceder cuando es necesario); y muy de carne y hueso. Oliver es práctico y eficaz, honrado, quizá demasiado confiado y un poco menos ambicioso de lo que debería. El sentido positivo y práctico de los Ward al principio de su matrimonio hace que sepan vencer la adversidad, y así los primeros pasos de la historia son animantes: aunque no falta drama, no hay pesimismo; luego, a medida que la vida de Susan y Oliver avanza, se oscurece ... En el presente de la novela, otro contraste: Lyman es clásico frente a la actitud moderna de su hijo Rodman y hippie de su secretaria, Shelly; además, sus comentarios y pensamientos, intercalados en la historia de su abuela, sirven de válvula de escape a situaciones victorianas y agilizan el texto. Como pasaba en EN LUGAR SEGURO, me han parecido acertadas, enriquecedoras y atractivas las referencias cultas: personas, artistas, citas. Y como también pasaba en EN LUGAR SEGURO, ÁNGULO DE REPOSO tiene un final quizá excesivamente simbólico: exige cierta colaboración del lector, que ha de llenar algún hueco y descubrir el mensaje. Después de haber leído 700 páginas de letra apretada (que se leen maravillosamente bien, por cierto), puede no ser el que alguno esperaba.

Interesante la técnica con la que STEGNER mezcla el presente con el pasado sin ningún tipo de separación o diferencia. Interesante cómo mezcla sus grabaciones en cintas magnetofónicas con el texto que su secretaria va mecanografiando para pasar a limpio. Hábil –aunque no novedosa- la forma de contar a base de cartas transcritas literalmente que se van intercalando en el texto.

Dicho todo lo anterior, queda claro que ÁNGULO DE REPOSO me ha parecido una grandísima novela (de las que de verdad vale la pena leer). Pero sabiendo que las comparaciones siempre son odiosas –y casi siempre innecesarias o simplonas- me quedo con EN LUGAR SEGURO. Estoy sorprendido del tiempo que hemos tardado en España de descubrir a WALLACE STEGNER, un autor de primera, y espero que LIBROS DEL ASTEROIDE nos siga traduciendo sus obras.

lunes, 21 de junio de 2010

MI VECINO TOTORO, de HAYAO MIYAZAKI


No suelo dedicar entradas a películas ni al cine. Y que no lo haga no quiere decir que no me interese, que no vea cine, o que no lo considere un arte: me interesa, lo veo, y creo que muchas veces se consiguen auténticas obras de arte. Sin ir más lejos hoy cuelgo esta entrada porque he descubierto un artista, o mejor, porque me he rendido a un artista del que, en algún momento, he manifestado dudas. Me refiero a HAYAO MIYAZAKI.

Hace ya tiempo, comenté en selecciónARTE mi opinión sobre este japonés después de ver dos de sus películas: EL CASTILLO AMBULANTE y EL CASTILLO EN EL CIELO. Descubrí muchas cosas buenas y alguna no tan buena, y acababa entonces mi comentario diciendo que tendría que ver más cosas suyas para formarme una opinión. Lo hice. Vi LA PRINCESA MONONOKE y vi EL VIAJE DE CHIHIRO. MONONOKE no me entusiasmó, aunque tenía algunas cosas realmente conseguidas: los pequeños espíritus del bosque, por ejemplo, que uno necesariamente reconoce –como muchas otras cosas- en AVATAR (película en la que, en mi opinión, CAMERON ha mirado, por lo menos un poco, hacia MIYAZAKI). EL VIAJE DE CHIHIRO, en cambio, me gustó muchísimo, me pareció logradísima, una joya, digna merecedora del Oscar que consiguió en 2002 a la mejor película de animación. Pero volvía a encontrarme en un punto neutro respecto a MIYAZAKI: a veces le salen las cosas más que redondas, pero otras veces ...



Hace unos días, casi por casualidad, vi MI VECINO TOTORO. Y no me queda más remedio que reconocer que estamos ante un mago del cine. Y no digo sólo cine de animación. Digo cine porque es magistral cómo trabaja este hombre las historias y los personajes, no sólo los dibujos, que también. MI VECINO TOTORO se trata de una película infantil, pero eso no significa sólo para niños: es, me parece, cine del bueno. En TOTORO, Satsuki y Mei, las dos hermanas protagonistas, son geniales; Mei es una auténtica niña de cuatro o cinco años, de verdad, de carne y hueso como pocas; los secundarios son de premio; la fantasía y la poesía están constantemente presentes, igual que la ternura; la definición de Totoro y sus dos “pequeños totoros” es magistral, conseguida con una sencillez que no te lo crees; la relación de las personas con la naturaleza está planteada desde un respeto razonable y no desde la sobrevaloración simplona tan de moda; la historia, llena de fantasía, está controlada y no se le escapa; el dibujo es muy bueno, más sobrio y menos pasteloso –me ha parecido- que en otras películas suyas. Además, es Japón en estado puro, lo que ahora valoro mucho más que antes (quizá lo único que he visto poco japonés es el aspecto exterior –el interior está conseguidísimo- de la casa de la familia protagonista). Y las referencias a ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS, innegables: el gato-bus, o la caída por el agujero para llegar a la guarida de Totoro.

En fin, que me ha encantado. Además, me han dicho que PONYO EN EL ACANTILADO es todavía mejor (espero verla pronto) y acaban de estrenar NAUSICAÄ.

martes, 15 de junio de 2010

EL EDIFICIO CARRIÓN en la GRAN VÍA de MADRID

Llegamos al edificio que para muchos es el mejor de la GRAN VÍA, incluso de los mejores de la historia de la arquitectura madrileña: el EDIFICIO CARRIÓN, que también se conoce como EDFICIO CAPITOL, en el número 41 de la avenida, con vuelta a la calle de Jamometrezo número 2. El EDIFICIO CARRIÓN fue proyectado y construido por LUIS MARTÍNEZ FEDUCHI y VICENTE ECED Y ECED entre 1931 y 1933. Este equipo ganó el concurso restringido que su promotor, el Marqués de Melín (IGNACIO CARRIÓN, aunque en otros sitios he visto que se le llama ENRIQUE), había organizado entre los arquitectos del momento (de varios ya hemos hablado en selecciónARTE al recorrer la GRAN VÍA: MUGURUZA, CÁRDENAS o GUTIÉRREZ SOTO, entre otros). Rápidamente conocido y valorado por los profesionales de la arquitectura, y divulgado por las revistas especializadas, el EDIFICIO CARRIÓN sirvió de inspiración a muchas construcciones posteriores, cuando la solución que pedía el solar era similar. En 1933 el Ayuntamiento de Madrid premió a FEDUCHI por el mobiliario del CARRIÓN, que era diseño suyo; y el edificio fue Medalla de Segunda Clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1934 (ese año la Medalla de Primera quedó desierta).

El programa del EDIFICIO CARRIÓN estaba compuesto por necesidades muy variadas: el promotor quería un cine para 1.900 espectadores, una cafetería, un salón de té, una zona de hotel, apartamentos y oficinas. Para resolverlo, además de conseguir magníficas soluciones de composición, distribución y diseño, FEDUCHI y ECED supieron aplicar las técnicas constructivas más adelantadas del momento, tanto en la estructura (que es metálica y de hormigón armado) como en las instalaciones, a las que –como se hace ahora en cualquier edificio de entidad- destinaron un local propio de gran superficie. Muy comentadas –por audaces en su momento- son las tres vigas vierendeel que se utilizaron para cubrir la sala de cine: la mayor medía 31 metros de longitud y 3 metros de canto, y pesaba 70 toneladas (para los menos iniciados, una viga vierendeel es una viga de alma abierta (una celosía) con una serie de barras verticales rígidas que conectan los cordones superior e inferior sin barras diagonales).

De indudable inspiración Mendelsohniana, el EDIFICIO CARRIÓN trae a la cabeza muchos de los edificios del arquitecto expresionista alemán ERICH MENDELSOHN. La proa-curva-mirador que se remata en un torreón (el edificio alcanza, en su punto más alto, 16 plantas) hoy prácticamente descargado de toda la publicidad luminosa que tuvo (sólo queda un anuncio de SCHWEPPES que forma parte de la personalidad urbana de Madrid), que da al edificio una imagen potentísima, más si tenemos en cuenta el contraste que consigue ese cuerpo con las dos fachadas laterales, mucho más sencillas, más planas y más cerradas (especialmente la de la calle de Jacometrezo). Además, esas formas curvas que se duplican imprimen al edificio un dinamismo notable: en la época en la que los coches han tomado definitivamente la ciudad, el EDIFICIO CARRIÓN también “pone cara de velocidad” y se suma al ritmo rápido del tráfico: desde la antigua Avenida de Pi y Margall uno casi lo ve avanzar ... Es interesantísimo estudiar la habilidad con la que FEDUCHI y ECED superponen el cuerpo curvo a las fachadas planas, cómo se desarrollan los volúmenes, cómo cambian los materiales, cómo se trabajan las piedras para dar carácter propio no sólo a la esquina sino a cada parte de la esquina. En mi opinión ese es uno de los grandes valores del CARRIÓN: los arquitectos no han descuidado ningún detalle, por pequeño que fuera, ninguna parte por alta u oculta que estuviera. Y no descuidan tampoco el diseño interior, sencillo pero conseguidísimo, con aire art-decó, ni el mobiliario, que diseña FEDUCHI con un gusto exquisito (aquí, he de reconocerlo, hablo después de haber visto únicamente fotografías). Así, cuidando cada detalle con independencia de que sea grande o pequeño, de que se vea mucho, poco o regular, es como se hacen las grandes obras, las obras ... maestras.
Aquí dejo algunas fotografías y documentación (planos, presupuestos) del momento de la inauguración del edificio: si no me equivoco, corresponden al artículo que se publicó entonces en la revista ARQUITECTURA. Muy interesantes e ilustrativas.

Al llegar al EDIFICIO CARRIÓN el trazado de la GRAN VÍA vuelve a quebrar (ya lo había hecho en el de TELEFÓNICA) y enfila su último tramo hacia la PLAZA DE ESPAÑA; tramo que comentaré, si no hay contratiempos, el próximo mes.

miércoles, 9 de junio de 2010

EL INFORME DE BRODECK, de PHILIPPE CLAUDEL


En un pueblecito centroeuropeo, un forastero de aspecto completamente singular al que todos llaman De Anderer (“el otro” en alemán, porque nunca ha querido decir cuál es su verdadero nombre) es asesinado. Parece que todo el pueblo está involucrado en el asesinato excepto un individuo, Brodeck, al que le piden –le exigen- que escriba un informe del Ereigniës, de “lo que ha ocurrido”, del hecho (del asesinato, vaya). Brodeck comienza a escribir, y contrariamente a lo que uno espera, lo que el lector tiene en las manos no es su informe (en ningún momento leemos una sola palabra de ese texto), sino la historia paralela que Brodeck revive a medida que escribe el informe. Así descubrimos cómo se queda huérfano siendo niño; cómo es recogido por Fédorine, una mujer que –en el ahora de la novela- todavía vive en su casa; cómo llegan al pueblo; cómo el pueblo, viéndole listo, le manda a la capital para que estudie en la universidad; cómo conoce allí a Emélia, cómo huyen los dos y se casan; cómo llega la guerra al pueblo y cómo es arrestado (por judío según las pocas pistas que nos da); cómo pasa dos años en un campo de concentración llegando a grados increíbles de humillación y degradación; cómo regresa al pueblo cuando ya le habían dado por muerto y encuentra a Emélia completamente ida y con una hija, Poupchette; cómo llega el Anderer al pueblo y todos los sucesos que ocurren hasta su asesinato; y lo que pasa después del asesinato ...

EL INFORME DE BRODECK es un libro sensacional. Y sobrecogedor. Un libro que trata, de manera casi ingenua, sin que nos demos demasiada cuenta, temas de enorme calado. Un libro que a medida que avanza va entrando en la parte más oscura del alma humana. EL INFORME DE BRODECK es un libro difícil de contar, de explicar. Y lo es porque habla de un montón de cosas; y cosas serias, insisto. He intentado hilarlas y darles un poco de unidad, pero no me convence lo que me sale. Así que prefiero dejar las ideas sueltas, tal y como las he ido anotando a medida que iba leyendo:

La mentalidad colectiva frente al individuo. El otro frente a yo. El uno frente al todos. El gregarismo.

La identidad y el anonimato. El anonimato en el que somos capaces de todo.

La cobardía. El remordimiento. El arrepentimiento y la falta de esperanza. El suicidio.

El miedo que nos hace capaces de lo peor. El miedo a conocernos. El preferir no saber, la ignorancia. El miedo a saber cómo somos, miedo a conocernos, y miedo a reconocernos.

¿Eliminar la verdad a base de no verla? ¿Necesidad de dejarla pasar para sobrevivir?

¿Escribir para expulsar el mal, exorcizar al grupo, y luego olvidar?

El “peligro” de estar en la verdad, de tener razón.

El silencio. El miedo que da no saber lo que saben los demás de uno.

La necesidad de contar: al desconocido o al cura, aunque sea un borracho. La sinceridad como camino de curación, de redención.

El lado oscuro del hombre bajo presión.

La capacidad de supervivencia a costa del abajamiento más total. La fuerza del amor que impulsa a esa supervivencia.

La crueldad. El mal como asunto cotidiano e intrascendente. La capacidad de acostumbramiento, La insensibilidad.

Cualquiera ve que EL INFORME DE BRODECK es un libro que tiene bastante fondo, que toca muchas teclas: todos son temas interesantísimos, y seguro que me he dejado mucho por el camino. Eso sí, hay que saber que a más de uno le puede dejar planchado: por las atrocidades que cuenta –no las describe, lo hace de manera completamente delicada, casi ingenua, pero son verdaderamente atroces- y por la poca esperanza que proyecta, no deja un resquicio. El retrato del ser humano es certero, pero está sacado desde su lado malo, el más negro.

Y todo esto con la prosa maestra de PHILIPPE CLAUDEL que ya comenté –la hemos comentado en muchos blogs- al referirme a LA NIETA DEL SEÑOR LINH: sencillez de estilo, metafórico y simbólico, sin trucos, sin sobresaltos. Y CLAUDEL recurre otra vez, como me hizo notar ISI, a la generalización de la situación: el autor nos va dando pistas, pero nunca llega a concretar las cosas: no sabemos del todo dónde pasa (¿Austria? ¿Alemania?) ni en qué hablan, ni cómo se llama el Anderer, ni mil cosas más. Pero no hace ninguna falta; es más, pienso que esa imprecisión está buscada por el autor para dar un sentido universal a lo que cuenta: no es sólo una historia de un pueblo concreto en un momento concreto con una personajes concretos: es la historia del Hombre, de la Humanidad.

Muchísimas ganas de atacar ALMAS GRISES.

viernes, 4 de junio de 2010

AUDITORIO DE GALICIA, de JULIO CANO LASSO, en SANTIAGO DE COMPOSTELA





JULIO CANO LASSO (1920-1996) es, sin duda, otro de los grandes arquitectos españoles del siglo XX. Quizá su nombre suene menos a los no profesionales, pero es un personaje de primerísma fila. Si tuviera que explicar cómo es la arquitectura de CANO LASSO, yo hablaría de moderación, porque no hay exceso ni aparato ni golpes de efecto en su arquitectura; y de plasticidad, porque sus obras alcanzan una belleza formal muy notable y maneja como nadie las formas geométricas rotundas y las maclas de volúmenes. Es un arquitecto que mezcla: mezcla el racionalismo con el organicismo con lo histórico y con lo local ... y esas mezclas le funcionan estupendamente bien. Recuerda a JOSÉ ANTONIO CODERCH, recuerda a WILLEM MARINUS DUDOK (ya hemos hablado de DUDOK en selecciónARTE). Sus obras y su forma de hacer han servido de pauta para el trabajo de muchos que han venido después. Es un arquitecto de gran plasticidad –ya lo he dicho- y a la vez enorme rigor, un arquitecto que maneja los conceptos y sabe sacarles partido al proyectar y construir. Estudié su trabajo durante la carrera, y desde entonces ha sido una referencia constante en mi forma de ver muchos de los problemas que la arquitectura plantea. Para muchos una obra suya será sin duda conocida: el Pabellón de España en la Expo de Sevilla.

Hay un texto de CANO LASSO que siempre me había gustado: es el de una conferencia que dio en la Universidad de Verano de El Escorial en 1989. Habla de los materiales en la arquitectura, y para hacerlo utiliza tres proyectos suyos: uno, AUDITORIO DE GALICIA. Desde que leí ese texto –se publicó cuando le concedieron la Medalla de Oro de la Arquitectura en 1991- tenía en la cabeza el edificio, y aprovechando mi viaje relámpago a Santiago fui a verlo.

Más que comentar yo el AUDITORIO DE GALICIA, copio algunos párrafos de la conferencia a la que me acabo de referir, que hablan por si solos, del edificio y de su autor:

“El edificio de Santiago ha de ser un edificio noble en una noble ciudad de piedra. Podría haber sido de acero y cristal y alta tecnología, pero aún suponiendo que hubiéramos dispuesto de medios para ello, cosa que no ocurría, me pareció más interesante recuperar el uso de la piedra y tratar de hacer una arquitectura en línea con los valores intemporales de la gran arquitectura gallega.”

“La expresión de la piedra viene dada por la labra y el aparejo, y para ello ha de tener el grueso necesario. El chapado, en el que la textura de la piedra viene dada por el corte de sierra o el pulimento, es otra cosa.

El edificio de Santiago es de sillería trasdosada de ladrillo, y los muros que se levantan más de veinte metros tienen la fuerza expresiva de los grandes muros conventuales que tanto he admirado. Esto puede parecer anacrónico, sin embargo no creo que sea así, ya que el edificio responde a su moderna función con absoluta eficacia y rigor, dentro de un plantea miento económico exigente. En cuanto a la tecnología, se han aplicado a la piedra los medios a nuestra disposición, de tal manera que los sillares colocados en obra llevan incorporada tanta tecnología moderna como podría llevar cualquier Otro material: se extraen de la cantera por medios modernos y se cortan con potentes sierras de disco; se labran con compresores neumáticos, se transportan en camiones y elevan con modernas grúas, y finalmente, se unen al ladrillo de trasdós con grapas de acero inoxidable.

El grueso de los sillares varía entre 16 y 18 centímetros, suficiente como decíamos para que la labra y el aparejo den a la piedra su expresión, y su coste no es mucho mayor que el de un chapado, ya que en definitiva lo que más cuesta en la piedra es serrarla.

En este caso, en el coste de la obra, el valor de piedra es exactamente un 10% del coste total. Un cerramiento de chapa y cristal, muro cortina, o cualquiera otra solución de este tipo, hubiera tenido un coste mayor, sin las ventajas de aislamiento, durabilidad y conservación que da la piedra.

La construcción, al ir creciendo y tomando forma, ha confirmado el valor expresivo de la piedra y su inigualable valor arquitectónico.

Es bien seguro un material que no defrauda y supera con creces cuanto pudiera esperarse de él. Esos grandes muros y potentes volúmenes que hoy se levantan en diálogo con la ciudad histórica, del otro lado del valle, irán envejeciendo noblemente en armonía con la naturaleza que los rodea. Porque, junto con la piedra, hemos querido recuperar un paisaje, en los mermados residuos de lo que fue un paisaje bellísimo. Un pequeño lago, al pie de los muros, en el que se remansa un riachuelo, rodeado de prados y de grupos de árboles frondosos que crecen en las riberas; en algunas partes, la hiedra irá cubriendo lenta mente la piedra, y el tiempo trabajará siempre a favor de la arquitectura.

¿Es antiguo? ¿Es moderno?

Que más da.

Sin duda es un edificio de hoy; aunque no me importaría que dijeran que parece obra de romanos, y ojalá pudiera decirse que es una arquitectura intemporal, pero esto parece pretensión excesiva.”

“Al emplear este material tan antiguo y que también puede ser tan moderno, querríamos poner de manifiesto los valores intemporales de la arquitectura, más allá de las épocas y los estilos. En Santiago se ha hecho una gran arquitectura de piedra en todos los estilos, conformando un conjunto unitario y armonioso indiferente al paso del tiempo. Porqué habíamos de renunciar nosotros, arquitectos de hoy, a proseguir tan noble tradición.

¿Por razones económicas?

¿Por rechazo conceptual hacia un material no novedoso?

¿Por existir soluciones mejores?

Desde un punto de vista económico hemos visto que el coste de la piedra es asequible, y menor que el de un muro cortina o cualquier solución de “High-Tec”. Su comportamiento al paso del tiempo, mejor; y sus condiciones de seguridad y aislamiento excelentes. También lo son sus cualidades estéticas y su capacidad de integración en el paisaje.

A todo esto hemos de añadir un último valor que considero definitivo: su valor de permanencia y noble envejecimiento.

Decíamos que los materiales artificiales —aún cuando los hay excelentes— envejecen mal y el paso del tiempo los degrada.

Para quienes damos preeminencia al espíritu humano y a su presencia a lo largo de la historia, la ciudad tiene un valor permanente. La ciudad, suma de arquitecturas, es la huella de los hombres en la historia, y como decíamos, sería triste que en lugar de nuestras viejas y queridas ciudades, los grandes monumentos y las bellas ruinas del pasado, en el futuro sólo se legara a la posteridad inmensos cementerios de chatarra y arquitectura reciclada, aunque ésta fuera de la más alta tecnología.

No es éste el porvenir que yo quisiera.”

“Como decíamos, en Santiago existe una gran arquitectura de piedra. Románico, Renacimiento, Barroco, Neoclásico y Eclecticismo, por encima de la variedad de estilos, se unifican en una gran arquitectura y forman un armonioso conjunto.

Nosotros quisiéramos incorporarnos a él con humildad y entusiasmo, para proseguir una larga tradición.”


Coincidiréis conmigo en que el texto es muy luminoso; habla sensacionalmente bien tanto del AUDITORIO DE GALICIA como de su autor, JULIO CANO LASSO.

AUDITORIO DE GALICIA, Avda. Burgo das Nacións s/n. 15705 Santiago de Compostela

jueves, 3 de junio de 2010

EL CENTRO GALLEGO DE ARTE CONTEMPORÁNEO en SANTIAGO DE COMPOSTELA, de ÁLVARO SIZA VIERIA





Aunque he trabajado bastante la obra publicada de ÁLVARO SIZA, que es abundantísima, no había visto ninguna obra suya en directo. Por eso, al saber que debía ir a Santiago una de las cosas que me vino a la cabeza fue su museo. No era una de mis prioridades, pero desde luego fue una de las muchas posibilidades que me rondaban. Pude ver el CGAC y, sintiéndolo mucho, he de decir que me defraudó.

Para los menos iniciados, ÁLVARO SIZA es uno de los grandes nombres de la arquitectura de la última mitad del XX, que todavía sigue construyendo. Portugués (nace en Matosinhos en 1933), ha realizado gran parte de su obra en Portugal pero también tiene mucha obra fuera: en España (sin ir más lejos, ahora mismo está trabajando en Bilbao junto al GUGGENHEIM) y en toda Europa. Yo reconozco que no es el portugués que más me atrae (SOUTO DE MOURA, por ejemplo, me interesa más) pero reconozco que SIZA ha impulsado la arquitectura portuguesa y tiene indudable calidad. ¿Su estilo? yo lo calificaría de racionalista, aunque sin duda evolucionado hacia un formalismo muy singular, que en algún sitio he visto apodado de manierista. Sus plantas, y en cierta medida sus alzados e incluso sus espacios, están llenos de ejes que se cruzan, de ángulos, de diagonales, de entrelazamientos; los dibujos de sus plantas recuerdan en ocasiones a cuadros cubistas. Los bordes de sus obras suelen tener tratamientos singulares: viseras, vuelos, porches. Los exteriores se introducen en las obras: patios, incisiones, lucernarios y huecos. Materiales blancos inmaculados en los paramentos (pinturas, mármoles) y maderas en los suelos. Las circulaciones tienen en la mayoría de las ocasiones una importancia clave en la concepción y organización del proyecto. A mi me recuerda en ocasiones a ALVAR AALTO en planta y a ADOLF LOOS en alzados.

Entre 1988 y 1993 construyó en Santiago de Compostela el CENTRO GALLEGO DE ARTE CONTEMPORÁNEO. Como tantas veces, juega con dos ejes que forman un ángulo entre sí y generan formas triangulares tanto en las plantas como en los alzados y en los espacios. El proyecto publicado resulta interesante, pero visitado, recorrido, me ha parecido forzado, quizá excesivamente manierista, con demasiados guiños innecesarios.

El exterior tiene cierto interés, tan hermético y tan granítico, tan monolítico. Pero en seguida uno tiene sensación de golpes de efecto superfluos: el porche de acceso que no llega apoyarse directamente en el suelo, ese hueco singular que se asoma junto a la entrada que en el interior no resulta ser casi nada (la bajada a un sótano donde sólo hay aseos), la falsa puerta de piedra ... Cuando uno entra el desconcierto es mayúsculo, porque nota que la arquitectura le lleva hacia un lugar donde seguro que no quiere ir, hacia la tienda y a la cafetería: un plano de pared girado y muy próximo a las puertas dirige al visitante en sentido equivocado; el visitante tiene que preguntar, y le contestan –como a tantos antes que a uno, a juzgar por el automatismo del personal- que debe ir hacia el otro lado para acceder por un hueco relativamente pequeño a un vestíbulo raro, por grande y por vacío. Allí un larguísimo mostrador de mármol blanco te recibe (mientras te preguntas si aquello se compra por metros, o tiene algún sentido su exagerada longitud...). La doble altura triangular, extraña; el hueco –o quizá rehueco, porque se abre y se abre y se abre sobre si mismo- raro, un poco forzado, sin mucha explicación ni sentido, que se asoma desde/sobre las escaleras; la poca claridad de las circulaciones; el poco interés de las salas, al menos de lo que se veía de las salas; ese no poder llegar a la cubierta, que parece que tiene una buenas vistas hacia la ciudad; y para colmo de males la obra que ahora se expone (el italiano GILBERTO ZORIO, al que desconocía y a quien no dediqué ninguna atención, todo sea dicho), que obligaba a deformar mucho las salas y, lo que es peor, a cegar todos los lucernarios de la planta alta: esos difusores de luz que podían tener interés estaban tapados! ... En fin, que nada me llamó la atención; o mejor, casi todo me extrañó, me defraudó. He de reconocer que quizá no tuve mucha suerte con la instalación de las obras que ahora se exponen, y en otras ocasiones el museo es más claro y más vistoso, pero esperaba mucho más de SIZA.

Al exterior, el CGAC está arropado por un jardín, también proyecto de SIZA: el PARQUE DE BONAVAL (el nombre lo hereda de la contigua iglesia de Santo Domingo de Bonaval, ahora –si no me equivoco- MUSEO DEL PUEBLO GALLEGO). Resuelto a base de terrazas verdes comunicadas, tiene interés; además, hay una escultura de CHILLIDA: quizá no el mejor CHILLIDA, pero siempre es grato encontrar a un genio.

A pesar de todo, el poco éxito del CENTRO GALLEGO DE ARTE CONTEMPORÁNEO no me desanima: hice el propósito de ver más SIZA.


CENTRO GALLEGO DE ARTE CONTEMPORÁNEO.Rúa Valle Inclán s/n.
15704 Santiago de Compostela

miércoles, 2 de junio de 2010

DOS DÍAS en SANTIAGO DE COMPOSTELA

No conocía Santiago (con cierta vergüenza lo digo: lo sé, es imperdonable), y hace poco más de una semana motivos profesionales me hicieron pasar dos días allí. Tuve ocasión de dedicar buena parte de una tarde y buena parte de una mañana a patear la ciudad. Impresionante. Absolutamente impresionante.

Además de ganar el Jubileo y dar el consabido Abrazo al Apóstol (realmente fueron dos abrazos, porque pasé en dos momentos por su ... ¿camarín?) vi la Catedral con cierto detalle, callejeé por el casco antiguo y localice algunos edificios contemporáneos que estaban en mi cabeza desde hace tiempo.
La Catedral, con su interior tan tan tan románico, me alucinó. Llegué cuando acababa una Misa de Peregrinos y el famoso Botafumeiro estaba funcionando de acá para allá. Recorrí las naves, con el sol entrando a raudales por los huecos de la fachada del Obradoiro; recorrí los brazos del crucero, larguísimos ... no exagero si digo que pasé más de una hora moviéndome lentamente por el templo, disfrutando. Una pena que el pórtico de la Gloria esté llenísimo de andamios y no se vea más que al Apóstol. Salí a la preciosísima Plaza del Obradoiro, con la fachada de la Catedral completamente bañada por el sol del atardecer (fueron dos días radiantes); el Palacio de Raxoi, tan barroco, tan francés; el Parador, con su portada magnífica; el Rectorado de la USC. Me acerque a la Plaza de las Platerías, con la impresionante puerta doble románica (aunque se accede por aquí a la Catedral, yo había entrado por la puerta de la Plaza de al Asunción con un acompañante que se movía por allí como Pedro por su casa). Me asomé a la plaza de Quintana, entre por la Puerta Santa para abrazar –otra vez, ya lo había hecho antes- a Santiago y venerar sus restos en la cripta. Disfruté viendo la fachada del seminario y estudiando la escalinata de acceso a San Martín Pinario. Entré el famoso patio del Colegio de Fonseca. Me perdí por las calles y las plazas de Santiago ... Una maravilla: la piedra abundantísima, las calles estrechas que se quiebran y se curvan, las perspectivas continuamente negadas, las placitas que ensanchan las calles y les dan aire, las galerías acristaladas. Por no hablar del ambiente, que me entusiasmó: universitarios, peregrinos, turistas, un poco –o mejor, un mucho- de todo: muchísima gente. O de la luz de día que dura tanto, mucho más que en Madrid.



Entre lo moderno, me acerqué a dos edificios que sí tenía ganas de ver: el CENTRO GALLEGO DE ARTE CONTEMPORÁNEO y el AUDITORIO DE GALICIA. Si no hay contratiempos mañana y pasado les dedicaré una entrada en exclusiva a cada uno. Tuve ocasión de asomarme a VISTA ALEGRE para ver la tan publicada SEDE DE LA SGAE con sus masas ciclópeas de granito y su muro de cajas de CDs (edificio al que, por cierto, tenía cierta tirria -¿por motivos ajenos a lo arquitectónico?-, y he de reconocer que me interesó mucho más de lo que esperaba), el CENTRO DE ESTUDIOS SUPERIORES MUSICALES (que también me pareció interesante), ambos obra de ANTÓN GARCÍA ABRIL & ENSAMBLE STUDIO/MATERIA INORGÁNICA, y el CENTRO DE ESTUDIOS AVANZADOS de CESAR PORTELA. Visité la BIBLIOTECA PÚBLICA ÁNXEL CASAL, de ANDRÉS PEREA y ROBERTO MEDÍN. Vi la gigantesca MARQUESINA en JUAN XXIII, de ALBERT VIAPLANA y HELIO PIÑÓN. Me quedé sin ver –ya era demasiado- los edificios universitarios de SIZA y ALBERTO NOGUEROL y PILAR DÍEZ, su PALACIO DE CONGRESOS, LA CIUDAD DE LA CULTURA DE GALICIA , de PETER EISMMAN (aunque desde la carretera, ya volviendo a Madrid, me dio la impresión de que estaba bastante avanzada) ...

Seguro que me he perdido mucho Santiago. Supongo que cualquier santiagués (¿se dice santiagués o compostelano?) que me haya leído estará pensando que mucho, no: todo, xG, te has perdido casi todo Santiago ... Tendrá toda la razón, pero volví encantado, y dispuesto a buscar la ocasión para profundizar un poco más en esta ciudad que es un conjunto de altísima calidad.