martes, 13 de enero de 2009

ENTRE DIOSES Y HOMBRES, en el MUSEO DEL PRADO


No cabe duda de que dónde hay belleza cualquiera se siente interpelado, movido, atraído. Tampoco cabe duda de que ese movimiento no es siempre el mismo: no mueven igual los ESCLAVOS de MIGUEL ÁNGEL que la INMACULADA de ALONSO CANO. Yo no soy ningún experto en escultura clásica, y me costaría razonar en pocas palabras porqué se siente lo que siente al ver ENTRE DIOSES Y HOMBRES, pero aseguro que vale la pena.

La exposición temporal ENTRE DIOSES Y HOMBRES presenta obras romanas del ALBERTINUM de Dresde y del propio fondo del MUSEO DEL PRADO, ordenadas temáticamente y de forma supuestamente cronológica, al menos en gran medida. Digo supuestamente porque al inicio se presentan copias romanas de esculturas griegas, y por lo tanto los originales sí estarían ordenados cronológicamente, pero no necesariamente lo que vemos.

Sorprende enormemente la perfección a la que se llega en el mundo clásico, reflejo sin duda de un refinamiento cultural y de un desarrollo intelectual importantísimos. Sorprende la fuerza de la escultura, su plasticidad, la capacidad de trasmitir. Y sorprende la elasticidad de la piedra, que se contorsiona y baila bajo la mano del artista. Son piezas magnéticas: atraen, dan ganas de tocar, de acariciar. Y no me refiero –sólo- a la sensualidad que indudablemente tienen algunas obras, esa que a los más simples les provoca risa tonta (coincidí con varias y con alguno).

Entre tantas grandes piezas, tres pequeñas cabezas me llamaron enormemente la atención, tres cabezas que no hay que perderse: el abstraído rostros del APOLO SAURÓCTONO DE PRAXÍTELES; la majestuosa, bella y misteriosa MUSA PENSATIVA; y la expresiva ANCIANA EBRIA. Las tres están realizadas en taller romano alrededor del año cero de nuestra era y pertenecen al Museo de Dresde.

La exposición se puede visitar en EL PRADO hasta el próximo 12 de abril. Conviene espabilar, que si no se junta todo: dentro de nada tenemos a FRANCIS BACON y en unos meses al gran SOROLLA. Para abrir el apetito cuelgo en esta entrada el vídeo sobre la exposición que se puede ver en el sitio web del Museo.

2 comentarios:

Alfaraz dijo...

La Musa Pensativa es como una chica que ha bajado del 27 para entrar en el Prado. Contemporánea.

No creo que hubiera preferido todos estos mármoles coloreados con pintura, como solían.

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xGaztelu dijo...

ALFARAZ, completamente de acuerdo. Desde luego, si los colores eran como los de la muestra de una de las salas (¡qué cosa más torpe!), demos gracias al cielo del inexorable paso del tiempo.