Alquilé LA NIEBLA con la casi seguridad que encontraría “otra película de bichos que dan sustos”, de regular calidad. No esperaba más que eso, y desde luego ni se me ocurrió pensar que aparecería en selecciónARTE: era otra película, como las mil que uno ve en el cine o alquila en el vídeo club, entretenidas, buenas a veces, incluso muy buenas, pero que no dan de sí como para sacarles punta.
La película cuenta como en un pueblecito de los Estados Unidos, después de una tremenda tormenta, una espesa niebla lo envuelve todo. Un montón de vecinos se encuentran en el supermercado, cuando un hombre entra corriendo y sangrando mientras grita que en la niebla hay algo que mata. Todos se encierran allí, y comienza la angustia. Este arranque de LA NIEBLA cumple absolutamente las expectativas. Bichos de espanto y sustos a golpe de subida de volumen de la banda sonora.
Pero a medida que LA NIEBLA avanza resulta que, además de los bichos y los sustos (que realmente no son para tanto), y la consabida ventana hacia no se sabe ya qué nueva dimensión que ha dejado entrar el mal en estado casi puro, se van planteando con cierta solvencia las reacciones del ser humano encerrado y en peligro: desde el incrédulo hasta la apocalíptica, pasando por el generoso, el egoísta, la sensata, la práctica ... Los personajes se van definiendo y de una película tontorrona se pasa a una película con cierto aquel.
Pero esto, teniendo cierto valor, no es lo que llama la atención de LA NIEBLA (que nadie piense que estamos ante un profundísimo análisis del comportamiento humano, porque no lo estamos: es una novela de STEPHEN KING ...). Lo que llama la atención es que, con esos ingredientes, uno cree que sigue viendo una película made in Hollywood, donde parece que todo funciona como debería, pero en realidad hay una sorpresa enorme esperando al final.
Continua la acción y se definen definitivamente dos bandos. Por un lado, el héroe, la chica que en seguida conecta con él, el hijo del héroe que enternece la situación y une poco a poco al héroe con la chica, la anciana encantadora, divertida y práctica que se une al héroe junto con otros personajes amables, listos y razonables: vamos, los buenos. Y en el otro bando, los malos: la loca (muy bien interpretada, por cierto) que ve en la niebla la mano de Dios ofendido por el hombre al que castiga por sus pecados, y acude a la religión como fórmula (la película parece decirnos que equivocada) para resolver la situación, y los personajes simplones que poco a poco van sumándose a su irracional visión de la situación.
Cuando el enfrentamiento entre ellos se hace inevitable, “los buenos” deciden escapar. Alguno muere en el camino, como corresponde a cualquier guión de este estilo, pero los cinco magníficos (héroe, chica, niño, anciana y hombre bueno) escapan del supermercado, se suben en el todoterreno del héroe y se adentran en la niebla, sin saber muy bien hacia donde van, pero suponiendo que hacia la libertad. El espectador avezado se dice: ¡ya está!, han escapado, y un golpe de guión va a resolver la película con el happy end correspondiente.
Pero de eso nada; nada de nada. Esto es lo que más llama la atención de la película: el final es desastroso, el peor de los finales posibles. Y es entonces cuando uno dice ¿qué he visto? ¿los responsables de la cinta de verdad se han atrevido a dejarnos a todos así de machacados? Pues sí, se han atrevido. Y que cada uno lo digiera como pueda.
Me vino a la cabeza LA CARRETERA, de McCARTHY (supongo que por lo apocalíptico, el padre, el hijo, e incluso el carrito de supermercado que aparece en la carátula del vídeo), y pensé que quizá LA NIEBLA tiene el final valiente que no tiene LA CARRETERA. Una lástima que no hayan sido un poco más sutiles con los bichos, sacándole partido al misterio que entraña niebla: muchas veces es más eficaz no enseñar que enseñar una simpleza.
Al releer lo que acabo de escribir creo que me ha quedado demasiado largo y puede dar a esta entrada mucha más importancia que la que tiene: no pretendía más que decir que LA NIEBLA no me ha parecido “otra película de bicho que dan sustos”, y que alguno que no la haya visto puede interesarle. La publico tal cual, y que cada quien valore (de los comentarios que hecho con amigos y conocidos, pocos coinciden conmigo: a la mayoría les parece que no se puede hacer una película que acabe así ...).
La película cuenta como en un pueblecito de los Estados Unidos, después de una tremenda tormenta, una espesa niebla lo envuelve todo. Un montón de vecinos se encuentran en el supermercado, cuando un hombre entra corriendo y sangrando mientras grita que en la niebla hay algo que mata. Todos se encierran allí, y comienza la angustia. Este arranque de LA NIEBLA cumple absolutamente las expectativas. Bichos de espanto y sustos a golpe de subida de volumen de la banda sonora.
Pero a medida que LA NIEBLA avanza resulta que, además de los bichos y los sustos (que realmente no son para tanto), y la consabida ventana hacia no se sabe ya qué nueva dimensión que ha dejado entrar el mal en estado casi puro, se van planteando con cierta solvencia las reacciones del ser humano encerrado y en peligro: desde el incrédulo hasta la apocalíptica, pasando por el generoso, el egoísta, la sensata, la práctica ... Los personajes se van definiendo y de una película tontorrona se pasa a una película con cierto aquel.
Pero esto, teniendo cierto valor, no es lo que llama la atención de LA NIEBLA (que nadie piense que estamos ante un profundísimo análisis del comportamiento humano, porque no lo estamos: es una novela de STEPHEN KING ...). Lo que llama la atención es que, con esos ingredientes, uno cree que sigue viendo una película made in Hollywood, donde parece que todo funciona como debería, pero en realidad hay una sorpresa enorme esperando al final.
Continua la acción y se definen definitivamente dos bandos. Por un lado, el héroe, la chica que en seguida conecta con él, el hijo del héroe que enternece la situación y une poco a poco al héroe con la chica, la anciana encantadora, divertida y práctica que se une al héroe junto con otros personajes amables, listos y razonables: vamos, los buenos. Y en el otro bando, los malos: la loca (muy bien interpretada, por cierto) que ve en la niebla la mano de Dios ofendido por el hombre al que castiga por sus pecados, y acude a la religión como fórmula (la película parece decirnos que equivocada) para resolver la situación, y los personajes simplones que poco a poco van sumándose a su irracional visión de la situación.
Cuando el enfrentamiento entre ellos se hace inevitable, “los buenos” deciden escapar. Alguno muere en el camino, como corresponde a cualquier guión de este estilo, pero los cinco magníficos (héroe, chica, niño, anciana y hombre bueno) escapan del supermercado, se suben en el todoterreno del héroe y se adentran en la niebla, sin saber muy bien hacia donde van, pero suponiendo que hacia la libertad. El espectador avezado se dice: ¡ya está!, han escapado, y un golpe de guión va a resolver la película con el happy end correspondiente.
Pero de eso nada; nada de nada. Esto es lo que más llama la atención de la película: el final es desastroso, el peor de los finales posibles. Y es entonces cuando uno dice ¿qué he visto? ¿los responsables de la cinta de verdad se han atrevido a dejarnos a todos así de machacados? Pues sí, se han atrevido. Y que cada uno lo digiera como pueda.
Me vino a la cabeza LA CARRETERA, de McCARTHY (supongo que por lo apocalíptico, el padre, el hijo, e incluso el carrito de supermercado que aparece en la carátula del vídeo), y pensé que quizá LA NIEBLA tiene el final valiente que no tiene LA CARRETERA. Una lástima que no hayan sido un poco más sutiles con los bichos, sacándole partido al misterio que entraña niebla: muchas veces es más eficaz no enseñar que enseñar una simpleza.
Al releer lo que acabo de escribir creo que me ha quedado demasiado largo y puede dar a esta entrada mucha más importancia que la que tiene: no pretendía más que decir que LA NIEBLA no me ha parecido “otra película de bicho que dan sustos”, y que alguno que no la haya visto puede interesarle. La publico tal cual, y que cada quien valore (de los comentarios que hecho con amigos y conocidos, pocos coinciden conmigo: a la mayoría les parece que no se puede hacer una película que acabe así ...).
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