El Teatro Joven de Salterton, una compañía amateur, va a poner en marcha una representación de La tempestad de Shakespeare en los bellos jardines de St. Agnes, la vetusta y extravagante residencia de George Alexander Webster y sus hijas, Griselda y Freddy. Los preparativos de la obra revolucionan St. Agnes, para desesperación del abnegado jardinero Tom, pero también la vida de cuantos participan en ella. En especial la del taciturno profesor de matemáticas y tesorero de la compañía Hector Mackilwraith, que se propone variar su anodina vida presentándose al casting y que asombrosamente consigue hacerse con uno de los papeles. De ahí a sumarse a la larga lista de pretendientes de la joven Griselda y perder la cabeza, sólo hay un paso. Así resume A MERCED DE LA TEMPESTAD la contraportada del libro, y me parece que no hay mucho más que añadir a la historia: eso es precisamente lo que pasa y lo que el lector tiene entre sus manos.
A MERCED DE LA TEMPESTAD (TEMPEST-TOST, 1951) es la primera novela que publicó el canadiense ROBERTSON DAVIES (1913-1995), con la que inicia la TRILOGÍA DE SALTERTON (Salterton no es más que la ciudad imaginaria donde transcurre la acción). DAVIES escribe bien y, sobre todo, nos lo hace pasar bien: es ácido, afilado, socarrón, divertido en muchas ocasiones. El libro arranca con un primer capítulo que resulta de lo más prometedor, muy ingenioso; lástima que no consiga mantener el tono: los otros siete con correctos, entretenidos, brillantes en algún momento, pero mucho más convencionales. La representación de la obra de Shakespeare no es más que la excusa para reunir a un grupo de personajes singulares, y ver qué pasa cuando se relacionan unos con otros; también es una buena metáfora de la situación en la que, casi sin darse cuenta, se descubre Hector Mackilwraith, el protagonista: el amor trastoca los fundamentos de su vida (la planificación y el sentido común), sus sentimientos pasan por una tempestad notable, y el desdichado Hector acaba completamente a la deriva. A MERCED DE LA TEMPESTAD no me ha parecido un título imprescindible, ni mucho menos, pero es lo suficientemente prometedor como para dar otra oportunidad a ROBERTSON DAVIES: ya tengo en casa LEVADURA DE MALICIA, la segunda parte de la trilogía.
No hay muchas cosas serias que valga la pena citar de A MERCED DE LA TEMPESTAD, y las que hay siempre tienen un toque de humor que les quita seriedad; aquí dejo, en cualquier caso, un diálogo entre el matemático Hector Mackilwraith y el músico Humphrey Cobbler que me ha gustado: aunque fuera de contexto tiene menos gancho, la idea de la máquina vs el cubo resulta sugerente.
(Humphrey Cobbler) —Es usted afortunado, dispone de mucho espacio libre en la cabeza para cargas de esa clase.
(Hector Mackilwraith) —En general, ya es bastante difícil seguir la pista de lo que de verdad necesitamos saber.
— Vaya! Ya sé lo que es usted: un abogado del saber utilitario.
— Sin duda.
—Según usted, el primer deber del hombre es ganarse la vida y el objetivo principal de la educación es prepararlo para ese deber.
— Naturalmente.
—Bien, permita que me presente: yo soy abogado del saber ornamental. Usted quiere que la mente sea una máquina perfecta, preparada para trabajar eficientemente, si bien con estrechez de miras, y sin piezas sobrantes o inútiles. Yo prefiero que sea un cubo de basura lleno de retales brillantes, gemas raras, curiosidades sin valor, pero fascinantes, oropel, fragmentos curiosos de anhelo y una buena cantidad de porquería sana. Si la máquina se tambalea, se estropea; pero en el caso del cubo de basura, el contenido se adapta maravillosamente a la posición nueva.
— Soy matemático y, por tanto, no puedo estar de acuerdo en que el desorden sea preferible al orden.
— ¡Y un cuerno! ¿Sabe algo de álgebra lineal? ¿Y de ecuaciones diofánticas? ¿Sabría decirme en pocas palabras cuál es la aportación de Bertrand Russell a los conceptos matemáticos modernos? ¡Usted es tan matemático como músico un maestro de piano para principiantes!
—Sé lo que sé —dijo Hector— y con eso me basta para mis necesidades.
9 comentarios:
Yo de este señor sólo he leído "El quinto en discordia", primer volumen de otra de sus trilogías, la de Deptford en este caso. Me pareció inteligente y bien escrita, pero no "el eslabón perdido entre Dickens y John Irving" como dice alguna frase promocional. Quizás es que no la cogí en un momento oportuno de mi vida, pero no consiguió fascinarme lo suficiente como para que continuase con la trilogía. Quizás debería darle otra oportunidad.
ELENA, quizá estamos ante el típico caso de expectativas: a ti esa frase te llevó a esperar mucho y encontrar poco, y en cambio yo no esperaba nada -tardé meses en decidirme a leer a DAVIES- y encontré más de lo que imaginaba. En cualquier caso, coincidimos en que no es el no va más.
xG
No lo conocía pero apuntado queda, me gustan estos autores no tan masivos como otros, siempre se descubren cosas interesantes con ellos. gracias por la recomendación. Un abrazo
Que ganas de leerlo.
CAROL, VARENKA, espero que os guste: ya veis que no es la bomba, pero tampoco está mal.
xG
Según me leía la sinopsis, pensaba "Qué prometedor, ojalá no decepcione, porque podría ser estupendo".
Veo que ni tanto ni tan calvo, pero ya es más de lo que se puede pedir a muchos libros, sobre todo si intentan mantener un tono tan difícil.
LOQUE, si llegas a leer A MERCED no sé si estarás de acuerdo con lo que voy a decir, pero creo -así lo pensaba mientras leía- algunas cosas del libro las podrías haber escrito tú ...
xG
Pues muchas gracias, ya me veo publicada por "Libros del Asteroide" :-)
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