Hace ya tres meses me recomendaron LA ARQUITECTURA DE LA FELICIDAD: hablaba con un colega –en el sentido más técnico- sobre libros de teoría de la arquitectura, y me dijo que acababa de leer éste y que le había parecido interesante. Tomé nota mental del título, investigué quién era el autor, y lo compré en la Feria del Libro.
Enorme decepción.
ALAIN DE BOTTON es un suizo de poco más de 40 años que pretende ser algo así como un intelectual para las masas: ha escrito algunos libros, y según dice la solapa de LA ARQUITECTURA DE LA FELICIDAD (sé que una solapa no es argumento de autoridad, pero se supone, por la cuenta que le trae, que señala lo más notable del personaje) “colabora con un canal de televisión inglés en programas de divulgación que llevan su «firma de autor»: inteligencia, ironía y complicidad con quien lee, mira y escucha”. Ahí es nada!
LA ARQUITECTURA DE LA FELICIDAD es un libro que no sé exactamente que pretende; ni siquiera sabría definir cual es su tesis. Evidentemente dice que la arquitectura influye en la vida de las personas, y que la vida de las personas definen la arquitectura que hacen o que les gusta. Insiste en que la arquitectura configura nuestros estados de ánimo, y que hacemos arquitectura y objetos bellos porque necesitamos reflejar en ellos nuestro mejor yo, nuestro yo genuino.
Bien. Conforme.
Pero esto es muy poco. Es una obviedad; o mejor, una simpleza. Y creo que éste es el gran problema del texto: es enormemente simplón. Mi impresión ha sido que ALAIN DE BOTTON, con un conocimiento superficial de la arquitectura, muy anecdótico (los comentarios sobre Le Corbusier son paradigmáticos en esto de la anécdota), empieza a pensar temas que otros han desarrollado y resuelto hace años, o mejor, siglos; intuye ideas que explora a medias, recorriendo caminos más que trillados. Como se suele decir cuando uno concluye una obviedad, descubre la pólvora. Es llamativo, por ejemplo, lo que le cuesta relacionar bondad y belleza, asunto en el que ya profundizaron maravillosamente los filósofos y teólogos medievales. Razona muchas veces desde lo bonito (que no lo bello), y eso es un criterio muy parcial –y por eso poco válido- para analizar las cosas y concluir con seriedad. En multitud de ocasiones está a punto de, pero sus pensamientos no cuajan en algo de interés: dan ganas de ayudarle, de darle un empujón, de soplarle una pista. Además, los razonamientos son muchas veces ambiguos: empieza criticando algo que después matiza y modera hasta que el lector ya no sabe lo que quiere decir, si defiende o ataca aquello de lo que habla; mi impresión es que como no sabe demasiado de arquitectura, a veces no se quiere definir con claridad.
En fin, que no me ha gustado casi nada LA ARQUITECTURA DE LA FELICIDAD: un texto que se lee con facilidad, eso sí es verdad, lleno de anécdotas y de fotografías (en B/N), pero que dice muy poco y muchas veces lo poco que dice es confuso o incluso está equivocado. Lógicamente esto es una opinión que no todo el mundo compartirá, pero ... LA ARQUITECTURA DE LA FELICIDAD es un libro que no recomiendo: para el que sabe es una tontada, y para el que no sabe no hace más que confundir. Por acabar con algo positivo (todo tiene siempre al menos un punto positivo), ALAIN DE BOTTON valora acertadamente la interpretación japonesa de la belleza y cita a varios autores, obras y artistas japoneses: EL ELOGIO DE LA SOMBRA, de TANIZAKI, sin ir más lejos; un autor que le da mil vueltas en esto de entender el arte.
Enorme decepción.
ALAIN DE BOTTON es un suizo de poco más de 40 años que pretende ser algo así como un intelectual para las masas: ha escrito algunos libros, y según dice la solapa de LA ARQUITECTURA DE LA FELICIDAD (sé que una solapa no es argumento de autoridad, pero se supone, por la cuenta que le trae, que señala lo más notable del personaje) “colabora con un canal de televisión inglés en programas de divulgación que llevan su «firma de autor»: inteligencia, ironía y complicidad con quien lee, mira y escucha”. Ahí es nada!
LA ARQUITECTURA DE LA FELICIDAD es un libro que no sé exactamente que pretende; ni siquiera sabría definir cual es su tesis. Evidentemente dice que la arquitectura influye en la vida de las personas, y que la vida de las personas definen la arquitectura que hacen o que les gusta. Insiste en que la arquitectura configura nuestros estados de ánimo, y que hacemos arquitectura y objetos bellos porque necesitamos reflejar en ellos nuestro mejor yo, nuestro yo genuino.
Bien. Conforme.
Pero esto es muy poco. Es una obviedad; o mejor, una simpleza. Y creo que éste es el gran problema del texto: es enormemente simplón. Mi impresión ha sido que ALAIN DE BOTTON, con un conocimiento superficial de la arquitectura, muy anecdótico (los comentarios sobre Le Corbusier son paradigmáticos en esto de la anécdota), empieza a pensar temas que otros han desarrollado y resuelto hace años, o mejor, siglos; intuye ideas que explora a medias, recorriendo caminos más que trillados. Como se suele decir cuando uno concluye una obviedad, descubre la pólvora. Es llamativo, por ejemplo, lo que le cuesta relacionar bondad y belleza, asunto en el que ya profundizaron maravillosamente los filósofos y teólogos medievales. Razona muchas veces desde lo bonito (que no lo bello), y eso es un criterio muy parcial –y por eso poco válido- para analizar las cosas y concluir con seriedad. En multitud de ocasiones está a punto de, pero sus pensamientos no cuajan en algo de interés: dan ganas de ayudarle, de darle un empujón, de soplarle una pista. Además, los razonamientos son muchas veces ambiguos: empieza criticando algo que después matiza y modera hasta que el lector ya no sabe lo que quiere decir, si defiende o ataca aquello de lo que habla; mi impresión es que como no sabe demasiado de arquitectura, a veces no se quiere definir con claridad.
En fin, que no me ha gustado casi nada LA ARQUITECTURA DE LA FELICIDAD: un texto que se lee con facilidad, eso sí es verdad, lleno de anécdotas y de fotografías (en B/N), pero que dice muy poco y muchas veces lo poco que dice es confuso o incluso está equivocado. Lógicamente esto es una opinión que no todo el mundo compartirá, pero ... LA ARQUITECTURA DE LA FELICIDAD es un libro que no recomiendo: para el que sabe es una tontada, y para el que no sabe no hace más que confundir. Por acabar con algo positivo (todo tiene siempre al menos un punto positivo), ALAIN DE BOTTON valora acertadamente la interpretación japonesa de la belleza y cita a varios autores, obras y artistas japoneses: EL ELOGIO DE LA SOMBRA, de TANIZAKI, sin ir más lejos; un autor que le da mil vueltas en esto de entender el arte.
10 comentarios:
Están bien estas antirecomendaciones; así no crece el plan infinito y no perdemos el tiempo con libros que no merecen la pena.
Tomo nota (de nuevo) del de Tanizaki.
Y aunque no tiene nada que ver,ayer venía en La Nueva España (periodico asturiano) un reportaje en que Javier Barón hablaba sobre la exposición de Turner. ¡Qué ganas!
Hola Gaztelu. la entrada de hoy me gusta, porque pones en su sitio a un simple,de los que por desgracia abundan cada día más.
Saludos Y saludos
LAMMERMOOR, JULIO, siempre da un poco de pena hacer comentarios poco positivos. Además, el gran peligro de estas entradas –no sé si también os pasa a vosotros cuando decís con claridad que algo no es bueno- es el de la subjetividad: yo, en casos así, pienso cómo le han podido publicar ese libro, y me pregunto ¿seré yo el equivocado? En este caso, además, no lo he contrastado mi opinión con nadie … En cualquier caso, una simplonada: teoría facilona de “todo a 100”.
(Y sobre TURNER, cada vez más ganas)
xG
Cuántos hay así que descubren América constantemente, y hasta les va de perslas así.
Estoy pensando en cierto académico (ayyys)/ex-corresponsal de guerra/novelista súper ventas muy querido por mi.
Vaya, LOQUE, ya has vuelto de tus vacaciones ¿Todo bien, con playa y solete?
Sobre esos que descubren América cada dos por tres, pues eso: mucho listillo que se las da de listo.
xG
Lo peor es la de gente que alucina con ellos, sobre todo porque da una idea muy pobre del nivel cultural medio que hay por el mundo-mundial, y eso lo digo yo que no sé escribir un comentario sin que se me borre.
Las vacas muy bien, efectivamente sol y playa, aunque para sol-sol, el que hay en Madrid, que siempre en estas fechas me acuerdo de cuando Tintín tiene ese sueño en ¿El templo del Sol? en el que le convierten la cabeza en fuego.
pd. Vaya chapa.
LOQUE, no me hables del sol de Madrid: salir del despacho con traje oscuro y corbata es lo peor ... Julio debería tener menos días que el resto de los meses: se hace eterno (¿Tú crees que llegará el mes de agosto para que me pueda marchar, o este año pasamos directamente a septiembre?)
xG
A proposito del tema de arquitectura y felicidad, recomienda algun autor O TEXTO? GRACIAS.
CAMILO, propiamente sobre arquitectura y felicidad no se me ocurre ahora ningún título, pero sí estás interesado en la arquitectura te diré que estoy releyendo un texto interesante, de esos que aportan: LA PALABRA SIN ARTIFICIO, de FRITZ NEUMEYER, sobre MIES VAN DER ROHE.
Un saludo,
xG
Un gran libro de Arquitectura.
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