En primer lugar, LOS LIBROS DE CUENTOS, de WILLA CATHER. Esta autora americana me gusta mucho, y casi todo lo que he leído suyo me ha parecido bueno: LA MUERTE LLAMA AL ARZOBISPO, MI ANTONIA (una novela realmente deliciosa), PIONEROS. Lo único que me defraudó un poco fue MI ENEMIGO MORTAL. El pasado verano me apliqué a los cuentos. La editorial Alba publicó en un solo volumen toda la colección, y aún no los he leído todos. La mayoría de los leídos me han parecido bien desarrollados, quizá un poco largos para la idea que yo tengo de un cuento. Y, eso sí, desiguales: cuando se publican todos los cuentos, no se está publicando una antología de cuentos: en el primer caso –el que nos ocupa- aparecen los buenos, los regulares y los menos buenos; en el segundo, en cambio, sólo los buenos. Como he leído una recopilación de todos los cuentos, unos son buenos y otros no ... Me ha llamado la atención que el arte, de una manera o de otra, está presente en muchas de las historias.

Otro de los libros que he leído en 2009 y no he reseñado en selecciónARTE es DANTE, POETA DEL MUNDO TERRENAL, de ERICH AUERBACH. En la reseña que me animó a leerlo entendí que se trataba de un estudio asequible y conseguido de LA DIVINA COMEDIA, pero de eso nada. Es un texto complejo y difícil, que hay que leer con mucha atención. Además, hay que conocer la obra de DANTE al dedillo lo que, por desgracia, no es mi caso: aunque sí he leído LA DIVINA COMEDIA no soy, ni de lejos, un especialista. En DANTE, POETA DEL MUNDO TERRENAL detecté dos partes distintas: hasta más o menos la página 100, AUERBACH hace un recorrido por la historia de la poesía hasta llegar a DANTE; y desde ahí hasta al final, analiza propiamente LA DIVINA COMEDIA. Toda la segunda parte me pareció más asequible que la primera, pero –insisto- no es un libro fácil: llegué hasta el final proponiéndomelo y leyendo poco a poco. Y lo hice porque, a parte de que me interesaba el tema, me pareció que se aprende mucho viendo cómo un expertísimo analiza una obra de arte hasta sus últimas consecuencias. Creo que si uno no está muy muy muy interesado, no es un título por el que matar.

Por último, dejo constancia de dos pequeños volúmenes sobre arquitectura madrileña, firmados por CARLOS DE SAN ANTONIO: EL MADRID EL 98, ARQUITECTURA PARA UNA CRISIS, 1874-1918 y EL MADRID DEL 27, ARQUITECTURA Y VANGUARDIA, 1918-1936. Cada uno contiene un breve estudio de la época, seguido de una guía de arquitectura con los edificios madrileños más representativos de ese periodo. Son dos libros sencillos y con ideas un poco repetitivas, pero interesantes e ilustrativos. Después de leerlos se ve la ciudad de otra manera, se entiende mejor Madrid. No era consciente del debate arquitectónico de esos años, creo que mucho más rico que el actual, casi inexistente; ni de cómo se entendieron y adoptaron las vanguardias (hubo una actitud muy crítica por parte de muchos); ni tenía bien cogida la figura de MERCADAL, al menos como DE SAN ANTONIO nos la cuenta: un personaje que no llegar a calar a fondo en los movimientos europeos, y que por tanto resulta superficial y propagandístico (esto seguramente habría que matizarlo más para no deformar lo que se dice en el libro ...). Las guías me han ayudado en los comentarios de edificios dela GRAN VÍA que he hecho y seguramente seguiré haciendo en selecciónARTE.
























DE DAGERAAD (1920-1923), que se traduce como EL AMANECER, es el nombre de la Asociación para construcción de viviendas que encargo a DE KLERK y KRAMER este conjunto de edificios, que tiene el mismo nombre y que supone una de las cumbres del trabajo de la ESCUELA DE AMSTERDAM. Los arquitectos recibieron el encargo de proyectar 300 viviendas –en realidad son alguna menos- y seis tiendas/almacenes en un solar de 12 hectáreas que BERLAGE, en su PLAN ZUID, había previsto para un hospital. Las imágenes que consiguen –que muchas veces recuerdan a soluciones utilizadas en granjas- son magistrales: las cubiertas de teja que bajan por las fachada, las chimeneas, las esquinas que se desbordan en curvas que abrazan los edificios; los juegos del ladrillo, geniales en sus formas y sabiamente dispuestos en cuanto al color; los detalles de carpintería de ventanas y puertas, cuidadísimos ... Todo tiene interés en DE DAGERAAD.
Desde luego, estos dos conjuntos son de esos hitos que cualquiera que esté interesado en la arquitectura del XX no debe perderse.









