martes, 3 de junio de 2008

LA INSOLACIÓN, DE CARMEN LAFORET

Este texto no estaba escrito para selecciónARTE, al menos no tan largo como lo publico ahora, pero como tuvo poca fortuna en otros foros –demasiada extensión, parece- dejo aquí constancia de lo escrito sobre una novela que vale la pena leer ...

Martín tiene 14 ó 15 años cuando comienza LA INSOLACIÓN. Es un chico huérfano de madre, con su padre, (Eugenio Soto) recién casado con otra (Adela), que durante el invierno vive con sus abuelos maternos y pasa el verano en Beniteca (un pueblo imaginario de la costa levantina) donde está destinado su padre, con él, con su madrastra y con las hermanastras que va teniendo anualmente. Martín es sensible, con gran capacidad para la pintura y el dibujo, pero lleva una vida monótona y sin interés: Eugenio es la clásica caricatura de militar de la posguerra española, muy “macho”, que razona poco y para quien las cosas se hacen porque hay que hacerlas, coño! Adela, su madrastra, no le puede ni ver. Sus abuelos son buenos, le quieren y le cuidan, pero son mayores.

En el primer verano del libro (se narran tres veranos, con sus correspondientes intermedios: los cursos escolares que los separan) conoce a unos vecinos, los hermanos Anita y Carlos Corsi, que viven solos con la estrafalaria y sabia Frufrú en una casa alquilada, la casa del inglés Mr. Pyne. Anita es frívola, le importa poco la opinión de los demás y de divierte jugar con los sentimientos de los otros. Carlos es guapo, fuerte, y a la vez vulnerable y limitado, sin intereses más allá de lo inmediato y sólo preocupado por atraer la atención de su hermana mayor. Martín, un adolescente estándar, para quien los Corsi son magnéticos. Viven en un mundo completamente distinto a su mundo, y en cuanto se relaciona con ellos queda fascinado: libertad, un punto de sofisticación, cosmopolitismo, osadía, gran seguridad personal, cierto misterio en las relaciones familiares, belleza física y actitud sensual, se enfrentan a un mundo plano, gris, de estereotipos: abuelos buenos, padre militar simplón y bruto, madrastra tosca, envidiosa, celosa y constantemente embarazada.

Durante el primer verano, Martín es el segundón del grupo, que lidera siempre Anita, a quien Carlos sigue a pies juntillas. Los Corsi son aparentemente mayores, con capacidad de hacer cualquier cosa. Los vemos egoístas: Anita sólo piensa en ella, Carlos quiere a Anita sólo para él. Martín –martín pescador, como le llaman sus amigos- es un divertimento, que olvida todo lo que lleva dentro al estar con ellos.

Con el tiempo cambian las tornas, y es Martín quien se nos presenta maduro y profundo entre dos amigos simplones e infantiles, sin profundidad: vosotros me recordáis a los monos (...). Llegáis, lo tocáis todo y después os quedáis tan tranquilos. No os importa nada de nada. Muchas veces me pregunto si tendréis incluso inteligencia normal, llegará a decirles durante el tercer verano (pg 277). Pero aún entonces Martín se mantiene en el papel de actor secundario: primero lo ha sido de forma inconsciente, dejándose arrastrar, y después lo es de forma conscientemente, para conservar la amistad:“Martín comprendió que la felicidad es resultado de una serie de concesiones entre los que se quieren” (pg 289); “como si hubiera renunciado a lago grande –él, sus ideas, su fondo- por otra cosa más valiosa aún” –la amistad de los Corsi (pg 291).

Cuando Martín intenta manifestar lo que va descubriendo en su interior, esa paulatina adquisición de profundidad y madurez, Carlos lo ve como algo malo, como una enfermedad de Martín, una insolación, que le lleva decir cosas aburridas y parecer un cura predicando; también Martín lo ve un poco así, aunque desde otra perspectiva, pues cuando llega a Beniteca LA INSOLACIÓN le hace olvidar todo lo que de verdad lleva dentro, escaparse de la realidad, para ser el títere de sus amigos. La presencia constante del calor del verano, refuerza también la idea de insolación que trastorna al protagonista.

La novela –primera parte de una trilogía de la que no se ha publicado la tercera- acaba con el truncamiento violento de esa amistad por la simpleza de Eugenio Soto, provocada por una sugerencia maliciosa del médico del pueblo, Don Clemente (a quien los tres amigos han puesto en una situación comprometida durante el segundo verano), y aprovechada y azuzada por Adela.

LA INSOLACIÓN está muy bien escrita (CARMEN LAFORET es una gran escritora), se lee muy bien y dice muchas cosas sobre la adolescencia y el deslumbramiento que supone salir del mundo propio para entrar en otro casi mágico pero, a la larga, irreal, ficticio; burbuja que con enorme facilidad se pincha y queda en nada, deja amargura. Los personajes secundarios están bien dibujados, apoyan con fuerza la definición de los principales y de su entorno, que apenas queda esbozado: el Señor Corsi y el poeta Oswaldo perfilan a Anita y Carlos; Don Clemente y Doña María reflejan el ambiente social del pueblo; Damián y Carmen retratan el ambiente político de la época. El recurso a expresiones en otros idiomas (el francés que Ana y Carlos pretenden hacer pasar por alemán, el italiano del Señor Corsi cuando llama pescatore a Martín) o las pronunciaciones singulares (el ñiños o el demoños de Frufrú, los sudamericanismos de Oswaldo) dan color y gracia al texto. También las sensaciones del verano se hacen presentes con acierto en el texto: el calor, ya citado; el agua salada del mar; la arena de playa pegada en los cuerpos; la preciosa imagen de la luz de colores que baña la habitación de Martín, volviéndola también un poco irreal, fantástica ...

No hay que olvidar, en cualquier caso, que es un primera parte: aunque la trama se cierra, la autora tiene en la cabeza un desarrollo del tema más largo del que presenta LA INSOLACIÓN: hay que ver cómo continúa para poder valorarla completamente.

LA INSOLACIÓN. CARMEN LAFORET. Ediciones DESTINO, colección ÁNCORA Y DELFÍN. Volumen 1085

4 comentarios:

MALATAO dijo...

La insolación es una novela que suelo releer cada cinco o seis veranos. Está tan bien escrita que me es fácil mezclar las playas de Beniteca con las de Mazagón que viví cuando niño, las andanzas de Martín y los Corsi con las mías y las de mis hermanos,... Tengo una edición bastante vieja del Círculo de Lectores con una portada preciosa de Liarte.

xGaztelu dijo...

Bienvenido a selecciónARTE, MALATAO. LA INSOLACIÓN me gustó mucho, es una estupenda novela: ya se ve que tú eres un experto. Yo no puedo asociar las andanzas de los protagonistas a un sitio concreto distinto de Beniteca porque siempre he tendido más la norte que al sur (aunque conocí Mazagón hace algunos años, todo sea dicho), pero la historia que cuenta es bastante universal: el planteamiento de EL MAR, de BANVILLE, es similar al de LA INSOLACIÓN, y –si no recuerdo mal- también el de PRIMERA MEMORIA, de ANA MARÍA MATUTE.

xG

Pedro dijo...

Si que es una gran novela tanto la Insolacion como su secuela Al volver la esquina. Lástima que no se hya publicado la tercera Jaque Mate que segun perece no se ha encontrado... Lo que más sorprende es que siendo una autora demuestre tan gran conocimiento de la psicologia masculina. A mi tambien me recueda mucho mis correrías adolescentes y primeros amores, más bien platónicos . Conocí a alguien como Anita y a los quince años es díficil no entregarle el corazon a a uan persona así. Los defectos no se ven, ni se intuyen es más fuerte el deseo de amar. Comocecia la canción de Sabina: Cuantas veces hubiera dado la vida entera porque me dejara llevarle el equipaje.

xGaztelu dijo...

Hola PEDRO, bienvenido a selecciónARTE. Dos grandes novelas, sí señor. ¿Te imaginas que aparece Jaque Mate, perdida, al fondo de un cajón? Estas cosas sólo pasan en las películas -rara vez en la realidad- pero sería maravilloso ...

xG