viernes, 31 de mayo de 2013
LA MEJOR ARQUITECTURA MADRILEÑA DEL SIGLO XX, V: RESIDENCIA LA CRISTALERA, de ALEJANDRO DE LA SOTA, en MIRAFLORES DE LA SIERRA
Durante el mes de mayo de 2013 la RESIDENCIA LA CRISTALERA, de ALEJANDRO DE LA SOTA, ha ocupado la cabecera de selecciónARTE. No es la primera vez que hablo de este edificio, así que hoy rescato aquella entrada, tal cual se publicó. Únicamente señalo que el sitio web de la Fundación ALEJANDRO DE LA SOTA, que en su día me pareció discreto (y así lo decía al final del texto), hoy me parece razonablemente completo: no sé si ha cambiado la página (sospecho que sí), o ha cambiado mi forma de verla …
ALEJANDRO DE LA SOTA es para muchos arquitectos españoles un referente constante, ineludible: sin ninguna duda, uno de los grandes –enorme- del siglo XX. En el año 1957 ganó el concurso para construir una RESIDENCIA INFANTIL DE VERANO en MIRAFLORES DE LA SIERRA, a 50 kilómetros de MADRID, en colaboración con JOSÉ ANTONIO CORRALES y RAMÓN VÁZQUEZ MOLEZÚN.
LA CRISTALERA, que comenzó siendo residencia infantil para planes veraniegos de hijos de empleados de Cristalera Española, paso con el tiempo a ser propiedad de la Universidad Autónoma de Madrid, que ahora lo utiliza como sede de cursos a lo largo de todo el año; curiosamente es justo en verano cuando el edificio apenas se utiliza. Hace pocos días tuve la oportunidad de acercarme a verlo, y no la deje pasar.
LA CRISTALERA que uno se encuentra hoy no es más que un reflejo de lo que fue el edificio de ALEJANDRO DE LA SOTA. Para cualquier arquitecto, bastante chasco, al menos de primeras. De la fuerza y la pureza y la modernidad de la residencia original no quedan más que las trazas, las ideas. Tan rotundas y potentes eran –y son- que no se pueden eliminar, no se pierden: la construcción que se pega magistralmente a la ladera; la planta que se escalona para seguir la pendiente del monte; la cubierta, larga y limpia, a una sola agua, que también se ajusta al terreno que cae; las transparencias entre las tres plantas, que consiguen una tremenda continuidad espacial; la rotundidad de la estructura perfectamente estudiada y jerarquizada ... Uno descubre enseguida que está en una obra de primera categoría, aunque enmascarada, enmascaradísima.
Y digo esto de enmascarada porque LA CRISTALERA ha sido muy transformada, empobrecida sin duda: los espacios se han dividido hasta el infinito; se ha ampliado el edificio por la parte superior; se han cerrado muchísimos huecos, que ahora resultan aleatorios y desordenados; se ha perdido en grandísima medida la continuidad espacial que DE LA SOTA conseguía no llevando hasta arriba la tabiquería interior; se ha ocultado la estructura metálica, que ahora queda tapada por elementos de madera; han desaparecido las ligeras carpinterías de hierro de los vanos y se han sustituido por gruesas particiones de madera; los paños exteriores que estaban revestidos en madera ahora están ahora enfoscados; los antiguos paños enfoscados están cubiertos con mampostería de piedra; los enfoscados que eran blancos ahora son burdeos; la cubierta blanca ahora es de teja; y así, mil cambios. Las fotos que acompañan esta entrada son una pequeña muestra de cómo han cambiado las cosas ...
Cuando uno visita LA CRISTALERA piensa que aquello es un crimen, que no debía estar permitido manipular así la obra de un maestro. Pero en seguida le viene a la cabeza –no es la primera vez que digo algo de esto en selecciónARTE- que la obra de arquitectura no es una escultura: no está hecha para ser vista sino para ser usada, vivida. Y para usar LA CRISTALERA era necesario cambiarla: la estructura de una residencia de verano para niños no le sirve a la Universidad Autónoma de Madrid para desarrollar sus cursos durante todo el año. Hay que asumir la necesidad.
La gran duda, el punto filipino, está en el cómo. ¿Se podía haber hecho mejor? ¿La intervención podría haber sido más respetuosa con el original? El arquitecto que reformó aquello ¿podría haber sido más sensible con lo que tenía entre manos? Indudablemente. Ejemplos tenemos con edificios del propio DE LA SOTA: basta pensar en la intervención en el GOBIERNO CIVIL DE TARRAGONA realizada por JOSEP LLINÁS.
Queda el consuelo de que los actuales responsables de LA CRISTALERA –en la visita nos presentaron a quien entendí que era la directora, que nos atendió maravillosamente y nos dedicó un buen rato, además de permitirnos entrar en todos los sitios- son conscientes de lo que tienen y es de suponer que, siempre que sea posible, sabrán respetarlo y conservarlo.
He descubierto en la web una FUNDACIÓN ALEJANDRO DE LA SOTA: la página no es muy allá, pero la dejo aquí por si alguno está interesado ...
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