miércoles, 24 de octubre de 2012

VIENA Y LOS GRANDES MAESTROS: ADOLF LOOS

Si la semana pasada nos referíamos a JOSEF HOFFMANN como un genio de la forma, un arquitecto y diseñador elegantísimo, hoy quería presentar algunas obras vienesas de otro genio, en este caso un genio del concepto, de la arquitectura de alta densidad: ADOLF LOOS (1870/1933).

Ya hemos hablado en selecciónARTE de LOOS: hace aproximadamente un año comenté su interesantísima VILLA MÜLLER, en PRAGA. Entonces señalaba las principales características de su arquitectura y, para no repetirme, a esa entrada remito a quien esté interesado/necesitado de refrescar ideas. Hoy podemos repasar (también cronológicamente, como en el caso de HOFFMANN) los edificios que tuve oportunidad de ver/visitar en mis paseos de frikiarquitectura: si en el caso de HOFFMANN los acompañantes quedaban sorprendidos, en el caso de LOOS, con unas obras mucho menos vistosas y más difíciles de entender, no se puede hablar de sorpresa sino de auténtico enfado.


KÄRNTNER BAR (también conocido como AMERICAN BAR o LOOS BAR), 1908. Un local de dimensiones muy reducidas (quizá no pase de 30 ó 35 m2), resuelto con una sabiduría excepcional: luz tenue, materiales y colores cuidadísimos y tremendamente cálidos, el techo de casetones (¿de mármol?), y el genial friso de espejos de la parte superior de las paredes que multiplica el espacio y crea la sensación –logradísima- de estar en el reservado de un local enorme. Visita obligada para los arquitectos, y casi para cualquiera: pasar, sentarse, tomar con calma una buena cerveza, disfrutar del espacio, de los materiales, del efecto … y no sacar una sola fotografía: los camareros saldrán raudos de algún ángulo oscuro para decir que está rigurosamente prohibido, tanto si sólo eres un mirón como si eres el mejor cliente. Y en el exterior, siempre la sombrilla abierta, negando cualquier vista completa de la fachada.




LOOSHAUS (ANTIGUA SASTRERÍA GOLDMAN & SALATSCH), 1909. Piedra de escándalo en el momento de su construcción, el edificio de MICHAELERPLATZ es otra obra imprescindible de la arquitectura vienesa. Enfrentado a la barroquísima entrada al HOFBURG y a la IGLESIA DE SAN MIGUEL, el edificio de LOOS es de una audacia notable. En su momento causó enorme revuelo por su simplicidad, y hoy lo que causa es admiración: por su enorme calidad, y también por su valentía. Un importante zócalo de mármol verde que recorre dos alturas y alberga huecos singulares, soporta un cuerpo principal enfoscado, liso, muy claro, donde las ventanas se abren sin ningún tipo de embocadura; el conjunto se remata con una limpia cubierta metálica. El interior, impecablemente restaurado –ahora el edificio es la sede de uno de los principales bancos de Austria- es deslumbrante: el espacio perfectamente controlado, la escalera que sube con el lucernario encima, unos acabados magníficos (esas maderas exquisitamente cuidadas), y el mismo juego de espejos del AMERICAN BAR, que multiplican el espacio hasta el infinito. La planta baja es visitable en días laborables: en ella, además de las labores propias de una sucursal de banco, se puede ver una sencilla –y razonablemente completa- exposición de la historia del edificio. Está prohibido hacer fotos en el interior (las de arriba están sacadas de la red), igual que está prohibido subir por las escaleras. Si uno lo pide, le entregan un folleto con información sobre el edificio. Otra visita obligada.



SASTRERÍA KNIZE, 1910. Situada en el GRABEN, esta tienda es completamente LOOS: sencilla, sobria y controlada al exterior, y rica por dentro.



CASA STEINER, 1910. Autentico icono de la arquitectura del siglo pasado, que ha pasado por malos momentos y gracias a Dios ha sido cuidadosamente restaurada (en la serie de fotos se ve la solución original y dos momentos lamentables de su evolución). Sorprende la diferente escala de la fachada a la calle y la del jardín: en la primera apenas vemos un piso y la llamativa cubierta curva, mientras que en la trasera aparecen casi cuatro alturas. Se debe a la ordenanza del momento, que obligaba a plantear viviendas de una única altura hacia la calle: LOOS resuelve con maestría ese obstáculo, y de paso proyecta una de las fachadas más conocidas de su trayectoria. Vale la pena ir a verla.



LIBRERÍA MANZ, 1912. Sospecho que en este caso LOOS desarrollo la fachada, pero quizá no el interior. Esta situada junto a la LOOSHAUS, en KOHLMARKT.

CASA SCHEU, 1912. Es un edificio que en su momento también fue completamente incomprendido: dicen las malas lenguas (así que será verdad) que las autoridades municipales exigieron que fuera tapada –al menos la primera planta según unos, toda la fachada según otros- con vegetación. Resulta interesante el escalonamiento de los volúmenes que consigue magníficas terrazas para los dormitorios. Cuando me acerqué a ver la casa, estaba en obras y abierta de par en par: pude pasar al jardín trasero, pero todo andaba bastante patas arriba.


 

CASA DUSCHNITZ, 1915. LOOS únicamente amplió la casa, añadiendo una sala de música y algunos locales para que su dueño pudiera albergar una colección de arte: apenas varió el exterior, al que sólo añadió los volúmenes cúbicos que, además de ganar superficie interior, creaban nuevas terrazas. Visita para especialistas realmente interesados en LOOS.


CASA MANDL, 1916. Otra ampliación, donde los volúmenes loosianos son evidentes, inmediatamente reconocibles (la disposición de las ventanas, ayuda …). Otra visita para especialistas interesados.

CASA STRASSER, 1918. Y aún una tercera ampliación, pero en este caso LOOS varía tanto el edificio original que apenas queda algo de él reconocible. En cambio, los elementos loosianos resultan evidentes, de manera especial la cubierta con remates semicirculares.


CASA MOLLER, 1927. Otro icono de la arquitectura del siglo XX, una joya que merecería un comentario más sesudo e interesante del que voy a hacer. Porque me limitaré a comentar mi triste experiencia con la policía austriaca (tres individuos, dos de cierta edad y una chica joven que chapurrea inglés) que, aparcados en la puerta, impiden a toda costa que se hagan fotos de la casa. Yo ya iba prevenido, porque la guía anunciaba que no se podían hacer fotos, pero no daba más explicaciones y me parecía muy extraño que desde la calle no fuera posible hacerlas, que impidieran sacar fotos desde un lugar absolutamente público … Resulta que la CASA MOLLER es de la embajada israelí, pareceque la residencia del embajador, y las fotografías están prohibidas. El arquitecto que consigue llegar hasta allí se asombra de la dotación, pero le interesa mucho más el edificio: apenas hace caso a la policía. Hasta que se le ocurre tocar la cámara: comienzan a gritarle ¡NO! ¡NO! ¡NO! Sorprendido, el arquitecto se acerca y pregunta el motivo de la negativa. No hablan: se miran entre ellos, y callan. El arquitecto, aunque por las notas de la guía sospecha lo que pasa, se hace el loco y vuelve a preguntar, y simplemente insisten en su ¡NO! Pasado cierto tiempo de un auténtico diálogo de besugos (Denme un motivo vs ¡NO!), por fin la policía –ella- dice con la boca pequeña “Embajada de Israel”. Y entonces el arquitecto pregunta: ¿Embajada de Israel? ¿Motivos de seguridad, entonces? Y ahora todo lo que consigue que le digan es ¡SÍ! ni una palabra más. El arquitecto piensa en la milenaria mala prensa de los judíos; y, sin que tenga nada especial contra ellos, no le queda más remedio que reconocer que su especialidad no es hacerse amigos: se puede fotografiar toda VIENA (da igual que sean embajadas, museos, palacios, teatros, iglesias, el ayuntamiento o el mismísimo Tesoro Imperial), y justo este edificio... Seguramente el arquitecto se ha rebotado más de la cuenta (no puede negarlo) pero la situación le parece patética. Y no dice nada a dos con los que se cruza –extranjeros en medio de ninguna parte con cámara de fotos en bandolera- que con altísima probabilidad también van a ver la VILLA MOLLER. Ya se ve que el pobre ADOLF LOOS no tiene suerte con las fotos: ni en el AMERICAN BAR, ni en LOOSHAUS, ni el la VILLA MÜLLER, ni aquí … alguien está empeñado en boicotear su imagen! La foto de arriba la encontré en la red, y es de un usuario de FLICKR, Klaas5.


WERKBUND SIEDLUNG, 1930. Igual que HOFFMANN, ADOLF LOOS también participó en la construcción de la colonia. Volveremos sobre el tema.

2 comentarios:

Elena Rius dijo...

Me han gustado mucho las tiendas. ¡Y la embajada israelí! (a pesar de las dificultades,qué cosa más absurda). Las otras casas reconozco que son más para especialistas. Seguramente yo vi algunas de esas y ni me fijé.

xGaztelu dijo...

ELENA, es verdad que algunas cosas/casas son muy de arquitecto, y unas pocas para especialistas (frikiarquitectos ...). Pero el BAR y la LOOSHAUS son casi casi de cultura general, unos edificios que recomiendo no perderse si uno está en VIENA.

xG