lunes, 25 de abril de 2011

MUSEO NACIONAL DE ARTES DECORATIVAS, en MADRID

Después de mis visitas al MUSEO CERRALBO y al MUSEO DEL ROMANTICISMO, pensé que podía ser razonable volver al MUSEO DE ARTES DECORATIVAS, porque encuentro cierta relación entre los tres. Es un museo que ya conocía: hace cierto tiempo había visitado la colección permanente y hace menos tiempo estuve en alguna exposición temporal, pero, la verdad, no lo tenía muy fresco; sólo al recorrer de nuevo las salas he ido recordándolo.

Las plantas baja y primera están dedicadas a exposiciones temporales, que en esta ocasión tenían relativa -por no decir muy poca- enjundia: no merecen más comentario.

En la planta segunda se puede ver la reproducción de algunas estancias de una casa del siglo XVII: me han parecido interesantes, bien recreadas y bien explicadas. En la misma planta, salas con orfebrería y joyas, piezas y objetos de cerámica, tejidos (siempre me llaman la atención: al verlos pensé que en esta línea mía de … museos menores –que nadie se moleste, por favor- tengo que volver al MUSEO DEL TRAJE) y trabajo del cuero: las fundas del TESORO DEL DELFÍN que se puede ver en el Prado, y piezas de cordobán.


En las plantas tercera y cuarta, fundamentalmente mobiliario del XVIII y alguna cosa de principios del XIX. Ya no se recrean estancias, sino que se exponen piezas, a veces sueltas y a veces componiendo pequeños conjuntos, lo que hace que todo resulte menos contextualizado, aunque no deja de tener atractivo. Recordaba con bastante claridad el Belén Napolitano, con su exagerado fondo de columnas, y en cambio no tenía en la cabeza la divertida cocina valenciana completamente acabada con cerámica decorada. Hay también una sala bien conseguida dedicada a la REAL FÁBRICA DE VIDRIO DE LA GRANJA.

Igual que el CERRALBO y que el MUSEO DEL ROMANTICISMO, el MUSEO NACIONAL DE ARTES DECORATIVAS me ha parecido sugerente: no es ni mucho menos un museazo (antes lo calificaba de museo menor, y creo que la calificación es justísima), pero permite ver y situar piezas de uso cotidiano que manifiestan el afán de cualquiera, en cualquier época, por vivir rodeado de buen gusto, de objetos bien diseñados y trabajados hasta el detalle más pequeño. El arte en casa no es (siempre) capricho, ni es (siempre) vanidad, ni es (siempre) opulencia y forma de demostrar un estatus social. No es (solamente) canal para la catequesis de la Iglesia ni para la propaganda del Estado. Muchas veces (no siempre) es sensibilidad, para muchos (me atrevería a decir todos) es tremendamente enriquecedor, y (para algunos) una auténtica necesidad.

Eché de menos, eso sí, una buena sección de piezas del siglo XX, periodo en el que se pueden encontrar diseños sensacionales, auténticas obras maestras: pienso que es una laguna muy seria del Museo. Sin ir más lejos, en la portada del folleto lo que aparece no es una fotografía de un mueble neoclásico, sino la SILLA ROJA Y AZUL de GERRIT RIETVELD, neoplasticista, diseñada en 1918; y subiendo las escaleras lo que uno ve –es verdad que entre otras cosas- es la SILLA BARCELONA de MIES VAN DER ROHE, de 1929. Pregunté en información y me dijeron que efectivamente tenían esas piezas, pero que no estaban expuestas porque las exposiciones temporales habían ocupado sus salas: una situación que da auténtica pena, y que espero sea pasajera. La misma persona me anunció –con poca precisión, todo sea dicho- que en mayo comenzaría una exposición que podría incluir esas piezas (o piezas de ésas: supongo que quería decir modernas/contemporáneas). Estaré atento.

5 comentarios:

Carol dijo...

Pues tiene pinta de ser bonito, lo tengo pendiente, es uno de esos museos que por una cosa o por otra siempre me dejo en el tintero. Un abrazo

Maribel dijo...

Hola XGaztelu, que recuerdos de esa primera visita, jejeje!. Lo cierto es que me resultan interesantes estos museos por lo que tienen de poner en contexto una época, claro, sí tienen clara la época...lo de neoclasicista y neoplasticista es hilar muy fino... jajaja!
Y lo de buscar una pieza...( a veces no se informa a los empleados del traslado de la misma...)

A veces pasear por estos museos se convierte en un paseo por el tiempo, rápido y confuso. Recuerdo haber pensado lo mismo que tu en Colonia y Praga... Me gusta más cuando se trata de una casa: Sorolla, La Pedrera, Rembrandt, Frick ( el tio de Loque,jejeje!),por lo que tiene de trasladarte a esa etapa, influencias...

Habrá que volver, mejor si es en tu compañía, claro!
Un abrazo ;-)

El Guisante Verde Project

xGaztelu dijo...

CAROL, no dejes de verlo: es entretenido, se aprenden cosas … y es muy cómodo: poquísima gente.

MARIBEL, por supuesto que me acordé de aquella visita: un tiempo de perros y una exposición temporal interesantísima. Es verdad que aquello es un poco máquina del tiempo: te plantas en un momento del siglo XVII o XVIII, descubres cómo vivían, qué intereses tenían, y te vuelves al XXI: para mi, muy enriquecedor. Y si es una casa “de verdad”, mejor que mejor, claro.

xG

loquemeahorro dijo...

Como ya te conté en su momento, yo también vi "la" exposición temporal y hace años intenté ver la permanente sin ningún éxito, desde entonces se ha convertido en el típico eterno pendiente, ya casi mítico ¿realmente existe este museo? :-)

Y eso que (me repito) soy de las personas que conozco que más veces ha estado en Montalbán.

xGaztelu dijo...

Tal y como lo dices, LOQUE, es un poco como lo de Teruel: sí, el Museo de Artes Decorativas también existe (en una época se decía que Teruel-También-Existe ¿o me lo he inventado?). Cualquier día que pases, te asomas y desvelas el misterio: puede que el mito se venga un poco abajo, pero qué le vamos a hacer …

xG