Oscar Fairfax nació y ha vivido siempre entre la alta sociedad de Nueva York. Nieto de un obispo Episcopaliano e hijo de un abogado de prestigio, estudia en el elitista colegio Saint Augustine y en la Universidad de Yale para acabar siendo abogado de éxito como su padre, y trabajando en su Firma (de la que llega, lógicamente, a ser Socio). Se mueve en ambientes sofisticados, donde el dinero –mucho dinero- y la clase están siempre presentes. LOUIS AUCHINCLOSS escribe una biografía de Oscar (THE EDUCATION OF OSCAR FAIRFAX, 1995), como si fuera Oscar quien la escribiera. Una falsa biografía, claro, pues Oscar nunca existió.
Más que una autobiografía estándar, Fairfax (AUCHINCLOSS) escribe una serie de episodios protagonizados por distintas personas que han tenido relevancia en su vida: su padre, su suegro, el singular cofundador de Saint Augustine, su mujer, su hijo, su ahijada, un chico que pretende ayudar y tutorizar (y que le acabará utilizando), un vecino timorato sin ninguna ambición en la vida al que debe lanzar hacia adelante. Lo que realmente nos cuenta son las consecuencias y experiencias que va sacando de todas esas relaciones, lo que la vida le va enseñando (como aquel dicho clásico que nos recuerda que no es la escuela sino la vida la que enseña). Son enseñanzas de lo más variopintas, incluso a veces contradictorias: unas veces la necesidad de mantenerse firme en los principios personales, otras veces la conveniencia de ceder en esos principios; a veces la importancia de cuidar las apariencias, y otras veces la necesidad de no tenerlas en cuenta; o la conveniencia de conformarse con las circunstancias frente a la necesidad de revelarse; o la necesidad de confiar en las personas frente a la posibilidad de ser engañado por ese exceso de confianza … Discreción frente a posible escándalo (el propio Oscar frente a la homosexualidad del señor Sayre); ambición frente a confianza (Winslow frente a Hugo Warren); fidelidad frente a aventuras amorosas (Constance frente a la Princesa Nelidoroff); guardar las apariencias frente a seguridad y éxito en la vida (Henrietta frente a Grant Richadrs).
Después de leer lo dicho, uno podría pensar que LOUIS AUCHINCLOSS nos está lanzando un sermón. La contestación es que de ninguna manera: LA EDUCACIÓN DE OSCAR FAIRFAX es una narración ligera y casi frívola, donde los personajes son lo suficientemente reales y de mundo para decirnos cosas de cierto calado (aunque ojo, que nadie espere grandes profundidades) sin necesidad de predicar. El lector tiene la sensación de que no pasa nada importante, y de alguna manera es verdad: lo importante no es lo que pasa sino lo que los hechos nos enseñan.
LA EDUCACIÓN DE OSCAR FAIRFAX me ha gustado: recuerda en muchas cosas a EL RECTOR DE JUSTIN, y no cae en los aspectos que menos me convencieron de esa novela. Como aquella, ésta tampoco es un novelón, pero está muy bien escrita, se lee muy bien, engancha y se disfruta (si uno disfruta con las clases altas, claro: si uno tiene alergia a los Clubs de Campo y a los cócteles, que lea otra cosa). Además, Fairfax nos cuenta una cena con EDITH WHARTON (me vino a la cabeza la aparición de ISAK DINESEN en EL PÁJARO ESPECTADOR), y SARGENT pintó un retrato de su abuelo: dos motivos suficientes para leer la autobiografía de Oscar Fairfax ...
Más que una autobiografía estándar, Fairfax (AUCHINCLOSS) escribe una serie de episodios protagonizados por distintas personas que han tenido relevancia en su vida: su padre, su suegro, el singular cofundador de Saint Augustine, su mujer, su hijo, su ahijada, un chico que pretende ayudar y tutorizar (y que le acabará utilizando), un vecino timorato sin ninguna ambición en la vida al que debe lanzar hacia adelante. Lo que realmente nos cuenta son las consecuencias y experiencias que va sacando de todas esas relaciones, lo que la vida le va enseñando (como aquel dicho clásico que nos recuerda que no es la escuela sino la vida la que enseña). Son enseñanzas de lo más variopintas, incluso a veces contradictorias: unas veces la necesidad de mantenerse firme en los principios personales, otras veces la conveniencia de ceder en esos principios; a veces la importancia de cuidar las apariencias, y otras veces la necesidad de no tenerlas en cuenta; o la conveniencia de conformarse con las circunstancias frente a la necesidad de revelarse; o la necesidad de confiar en las personas frente a la posibilidad de ser engañado por ese exceso de confianza … Discreción frente a posible escándalo (el propio Oscar frente a la homosexualidad del señor Sayre); ambición frente a confianza (Winslow frente a Hugo Warren); fidelidad frente a aventuras amorosas (Constance frente a la Princesa Nelidoroff); guardar las apariencias frente a seguridad y éxito en la vida (Henrietta frente a Grant Richadrs).
Después de leer lo dicho, uno podría pensar que LOUIS AUCHINCLOSS nos está lanzando un sermón. La contestación es que de ninguna manera: LA EDUCACIÓN DE OSCAR FAIRFAX es una narración ligera y casi frívola, donde los personajes son lo suficientemente reales y de mundo para decirnos cosas de cierto calado (aunque ojo, que nadie espere grandes profundidades) sin necesidad de predicar. El lector tiene la sensación de que no pasa nada importante, y de alguna manera es verdad: lo importante no es lo que pasa sino lo que los hechos nos enseñan.
LA EDUCACIÓN DE OSCAR FAIRFAX me ha gustado: recuerda en muchas cosas a EL RECTOR DE JUSTIN, y no cae en los aspectos que menos me convencieron de esa novela. Como aquella, ésta tampoco es un novelón, pero está muy bien escrita, se lee muy bien, engancha y se disfruta (si uno disfruta con las clases altas, claro: si uno tiene alergia a los Clubs de Campo y a los cócteles, que lea otra cosa). Además, Fairfax nos cuenta una cena con EDITH WHARTON (me vino a la cabeza la aparición de ISAK DINESEN en EL PÁJARO ESPECTADOR), y SARGENT pintó un retrato de su abuelo: dos motivos suficientes para leer la autobiografía de Oscar Fairfax ...
6 comentarios:
Que buena pinta. Tenia "El rector de Justin" pendiente, pero este pasa delante.
Me has convencido, me seduce mucho la idea.
Una cosa ¿en qué época se supone que ocurre? Más o menos ¿cuándo nace? Me estaba imaginando que llegaba a adulto durante los 50 por la portada, pero lo de E.W. no me cuadra mucho.
Según estaba leyendo tu comentario pensaba en El rector de Justin y mira por donde, lo mencionas luego.
Me lo apunto para ....
VARENKA, los dos libros son buenos, pero FAIRFAX me ha parecido menos … no sé cómo decirlo: me sale "pretencioso" pero no es la palabra.
LOQUE, FAIRFAX vive en pleno siglo XX: nos dice que SARGENT pinta el retrato de su padre en 1905, cuando él tenía 10 años, y que está escribiendo en 1975, así que nace en 1895, y escribe con 80 años. Cuando Edith Wharton invita a cenar a OSCAR, ella tiene 65 años (reconocerás que esto es responder con precisión, y lo demás son tonterías!).
LAMMERMOOR, las dos novelas son “primas hermanas” …
xG
Me lo he comprado!!
Otra cosa es qué turno le espera dentro de mi lista infinita.
Es que después de tanta precisión cronológica ... :-)
bss
LOQUE, qué responsabilidad! Espero que te guste: si no, mi criterio (todavía más) por los suelos. Ya nos contarás, cuando toque ...
xG
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