miércoles, 22 de junio de 2011

LA FIESTA BARROCA, en la COLEGIATA DE SAN MIGUEL de ALFARO, y TARAZONA


Hace unos años (cinco o seis, si no me equivoco: ¡esto no hay quien lo pare!) fui a Nájera a ver la exposición NÁJERA, LEGADO MEDIEVAL, de la que guardo un buen recuerdo. Se enmarcaba dentro del programa RIOJA, TIERRA ABIERTA, una iniciativa de el Gobierno de la Rioja y la Fundación Caja Rioja que pretende dar a conocer la historia y el patrimonio de esa Comunidad. Así que cuando me propusieron ir a Alfaro para ver la exposición LA FIESTA BARROCA, también organizada por RIOJA, TIERRA ABIERTA, me animé enseguida. Investigué un poco en la red y no me quedó muy claro qué nos encontraríamos, pero … allí estuve hace un par de sábados.

Seguramente a ellos no les gustará mucho que se diga esto, pero lo que cualquiera piensa es que se trata de unas especie de LAS EDADES DEL HOMBRE pero en pequeño, como si fuese una hermana menor. Varias Comunidades han organizando exposiciones de ese estilo con nombres y motivos diversos, y recuerdo haber visitado algunas: por ejemplo una en Játiva (LA LLUM DE LES IMATGES, se llamaba) y otra en Teruel (TIERRAS DE FRONTERA).

En este caso, LA FIESTA BARROCA se fija en la corte de Felipe IV y su forma de celebrar, desde la política hasta el espectáculo pasando por la religión. Y de manera muy específica se centra en la imagen, la moda, el vestido: se han reproducido para esta exposición un buen número de trajes de época, a partir de cuadros. Además, hay algunos ornamentos y objetos litúrgicos, algunas piezas de escultura … En mi opinión el argumento resulta atractivo, pero es escaso, insuficiente: la exposición arranca bien, pero enseguida empieza a repetirse y decae el interés del visitante. Las piezas expuestas sin ser malas no son el no va más, y aunque las reproducciones de los vestidos son en general correctas hay alguna que parece salida de una tienda de disfraces. El espacio expositivo es la COLEGIATA DE SAN MIGUEL, que parece recién restaurada: un templo con cierto atractivo, con una buena sillería para el coro y alguna capilla vistosa, pero tampoco excepcional, y que resulta muy poco legible por la instalación de la propia exposición. Además están las cigüeñas, abundantísimas y orgullo de la casa (insisten en que posiblemente sea el edificio con la mayor colonia de cigüeñas blancas del mundo), que mi me dicen muy poco. En fin, que LA FIESTA BARROCA me ha parecido una exposición entretenida para quienes estén en las proximidades de Alfaro pero que no justifica, ni de lejos, los más de 300 kilómetros que hay que hacer desde Madrid hasta allí para verla.

Pensábamos completar el plan acercándonos a ver el MONASTERIO DE FITERO, pero estaba cerrado hasta bien entrada la tarde y queríamos regresar a Madrid a una hora razonable, así que después de comer el día parecía haber sido del todo fallido.

Menos mal que decidimos acercarnos a TARAZONA, y eso sí que es una visita que vale la pena: salvó con creces la jornada. Ya conocía la ciudad, de alguna parada breve de paso hacia Navarra, y tenía recuerdos fragmentarios de imágenes pintorescas. En esta ocasión empezamos la visita por el ayuntamiento, tan renacentista y con una imagen tan potente. Después paseamos por el barrio judío, cada vez mejor rehabilitado y lleno de vistas y rincones muy agradables (de aquí, supongo, mi recuerdo de pintoresquismo). Y al final llegó la gran sorpresa: la CATEDRAL DE SANTA MARÍA DE HUERTA. Cerrada al público desde 1992, la han reabierto el pasado mes de abril (todavía hay zonas en las que siguen los trabajos de restauración) y es una auténtica joya. Es verdad que es pequeña y con una rehabilitación quizá un punto exagerada (por momentos uno tiene la impresión de que todo es excesivamente nuevo, incluso falso, o de casa de muñecas, de catedral de juguete), pero a la vez todo –interior y exterior- tiene enorme interés. Los restos de pintura gótica, la espectacular base renacentista del cimborrio con escultura y pintura en grisalla, las vidrieras de alabastro pintado, el trabajo mudéjar de la torre y del exterior del cimborrio … una visita estupenda, y muy bien guiada, por cierto: una explicaciones completas y correctas.


Pienso que TARAZONA sí que justifica un buen puñado de kilómetros.

4 comentarios:

Elena Rius dijo...

Me viene al pelo esta entrada tuya, porque precisamente tengo planeado un viaje a La Rioja para principios de julio. En principio, no pensaba pasar por Tarazona, pero visto esto, seguramente me anime. Supongo que me recomiendas Nájera, ¿no?

xGaztelu dijo...

ELENA, si quieres que te diga la verdad apenas recuerdo Nájera: conservo un buen recuerdo de la exposición, y especialmente de los Monasterios de Suso y de Yuso, pero de Nájera propiamente … (esto puede ser señal de que no hay mucho que ver, o señal de que mi alzheimer es mucho más grave de lo que pensaba).

xG

Anónimo dijo...

Hola, bonito blog :)
Andaba buscando Tarazona...lleva usted razón, digno de visitar. Se me quedó en el tintero ver la catedral abierta y en eso ando.
Con respecto a Nájera, discrepo un poco. Su monasterio bien merece una visita, aunque sólo sea por su panteón Real y por las maravillosas tracerías del claustro.
Un@ puede tomar el aperitivo en la cuidada ribera del río Najerilla y de allí, como bien dice...a 'tiro de piedra' están los monasterios de San Millán, la abadía cisterciense de Cañas y la catedral de Santo Domingo de la Calzada con su maravilloso retablo.
Lugares con una gran historia y deliciosos paisajes, como tantos rincones de España.
A menos de una hora de camino, y desde Nájera, nos encontramos en tierras de La Rioja Alavesa de enorme atractivo y estupenda gastronomía: Laguardia, Elciego...
En fin, sigo con mi selección en busca del mudéjar aragonés.
Un cordial saludo.
Blanca

xGaztelu dijo...

BLANCA, bienvenida a selecciónARTE. Por lo que dices de NÁJERA ya se ve que se trata de un problema mío de memoria, porque el sitio y su entorno deben valer la pena ... tendré que volver!

Gracias por el comentario,

xG