martes, 19 de octubre de 2010

ROMA: CARAVAGGIO en la CAPILLA CONTARELLI de SAN LUIS DE LOS FRANCESES

El encargo de la CAPILLA CONTARELLI llegó a CARAVAGGIO de rebote y por influencia del Cardenal DEL MONTE. Inicialmente (hacia 1565) el artista elegido para decorar la capilla fue GIROLAMO MUZIANO, pero nunca llegó a empezar este trabajo; después el encargo pasa al escultor JACOB COBAERT para la imagen central, y CAVALIER D’ARPINO para los paños laterales. Éste último había pintado los frescos de la bóveda y tenía pendiente la capilla, pero andaba ocupado con otros encargos y no se arrancaba, así que los administradores de SAN LUIS DE LOS FRANCESES contratan a MICHELANGELO MERISI. La cronología no es muy clara: unas fuentes confirman lo que acabo de apuntar, señalando que contratan a CARAVAGGIO en julio de 1599 para que pintara sólo los dos cuadros laterales -la vocación y el martirio de San Mateo- porque en el frente estaba prevista la citada escultura de COBAERT. Según esta versión, los dos lienzos tienen un éxito tal que se decide sustituir la escultura por una tercera tela de CARAVAGGIO. Otros, en cambio, dicen que en 1597 recibe el encargo de los tres lienzos. Sea una u otra la verdad, a nosotros ahora, en selecciónARTE –lo hemos dicho más veces: no pretendemos un estudio profundísimo- nos basta saber que las obras se pintan entre 1597 y 1602. Lo que sí es seguro es que la imagen del evangelista y el ángel situada sobre el altar central tiene dos versiones: el primer cuadro es rechazado por la iglesia, debido a la vulgaridad de la pose del santo y a la actitud del ángel, no del todo coherente con la doctrina católica de la inspiración de los textos sagrados; el lienzo rechazado se conservó en el KAISER FRIEDERICH MUSEUM de BERLIN hasta 1945, cuando fue destruido en la caída de la ciudad. El segundo es el que ahora vemos en SAN LUIS DE LOS FRANCESES.
SAN MATEO Y EL ÁNGEL. Óleo sobre lienzo. 223 x 183 cm. Destruido. Hay que reconocer que quizá fuera vulgar, pero tiene una fuerza enorme.

SAN MATEO Y EL ÁNGEL. Óleo sobre lienzo. 295 x 195 cm. Roma, iglesia de SAN LUIS DE LOS FRANCESES. La postura del evangelista es completamente singular, del todo inadecuada para escribir sobre una mesa ¿Pretende CARAVAGGIO contraponerla a la comodidad con la que está sentado el San Mateo rechazado?

LA VOCACIÓN DE SAN MATEO. Óleo sobre lienzo. 322 x 340 cm. Roma, iglesia de SAN LUIS DE LOS FRANCESES. En la mano de Cristo que llama a San Mateo se reconoce otra mano famosa: tiene, con gran probabilidad, su antecedente en la de Adán que recibe la vida de Dios en el techo de la CAPILLA SIXTINA.


EL MARTIRIO DE SAN MATEO. Óleo sobre lienzo. 322 x 343 cm. Roma, iglesia de SAN LUIS DE LOS FRANCESES. El rostro que parece en el plano más alejado del espectador es el del propio CARAVAGGIO autorretratado.

3 comentarios:

Maribel dijo...

Hola XGaztelu, recuerdo de manera muy nítida el descubrimiento de cada Caravaggio en Roma, la entrada en la iglesia no muy iluminada, la colocación teatral de los lienzos que refuerza esos escorzos imposibles..como muy bien estás repasando en esta serie sobre Merisi, la fuerza, el movimiento y la tensión en sus telas reflejan una tormentosa biografía, de este estudioso de las pasiones humanas.
Para mi también tiene más fuerza el cuadro destruído. Recuerdo en mi visita los lienzos más oscuros, no sé si debido a la iluminación o los han limpiado desde entonces, de cualquier forma es un placer, gracias ;-)

Carol dijo...

Q maravilla San Luis de los Franceses, aunque como casi todo en Roma, cuando fui estaba masificada, y con un grupo de franceses acaparando los cuadros, y encima muchos ni miraban ni escuchaban las explicaciones, algunos hasta estaban enviando mensajes con el móvil, q rabia! Así que olvidé cualquier atisbo de buena educación, me abrí paso a codazos y allí me planté delante de todos ellos. Lo dicho, una maravilla, de esos rincones que dejas un poco para el final pero que valen muchísimo la pena :)

xGaztelu dijo...

MARIBEL, lo de la luz allí es un drama, porque no se ve nada y la iluminación es de esa de echar monedas: todos están mirando con los ojos entornados hasta que alguien –un turista generoso- se anima a pagar el euro que cuesta iluminar aquel tesoro unos minutillos: de lo más cutre! Pero cuando la luz está encendida la verdad es que es una delicia, espectacular.

CAROL, cuando yo estuve no había muchísima gente –tampoco estaba vacío, no te engañaré- y se podía ver bastante bien. Lo que dices de la falta de atención es patético: esos grupos de turistas que ni saben demasiado ni les interesa demasiado, y además van machacados después de tres días trotando por Roma al galope … en fin, seguro que algo bueno se les queda después de todas las visitas que hacen, un barbicillo al menos.

xG