Es más que sabido que en Madrid no tenemos un río en condiciones, como tienen tantas grandes capitales. Nos tenemos un Sena, ni un Támesis, ni un Tíber, ni un Danubio, ni un Moldava. No tenemos un Potomac ni un Hudson ni un Río de la Plata. Nos conformamos –no nos queda otra- con nuestro RÍO MANZANARES, una minúscula corriente de agua que recorre el oeste de la ciudad de norte a sur. Crea, eso sí, una cornisa interesante que genera unas vistas estupendas y sobre la que se sitúan algunos edificios singulares: nuestro magnífico Palacio Real, nuestra discreta Catedral de La Almudena, la iglesia de San Francisco el Grande o el inminente Museo de las Colecciones Reales de los arquitectos MANSILLA + MUÑÓN que tan buena pinta tiene.
En los años 70s se construyó en Madrid la M-30, una vía de circunvalación de la ciudad cuyo trazado por el oeste corría paralelo al río. Han pasado los años y la ciudad ha desbordado por todos los sitios ese cinturón, quedando incorporado al trazado urbano de la capital. Es realmente una vía cómoda y rápida, pero el incremento de circulación llegó a atascarla de forma insufrible y en las horas punta era demencial. Así que el Ayuntamiento, con bastante acierto, decidió mejorarla soterrando algunas partes, una precisamente ésa que corría paralela al río (no voy a entrar en política, pero pienso que por esta actuación –no hablo de otras- hay que felicitar al Alcalde RUIZ GALLARDÓN, sin restricciones).
Además de aliviar muy notablemente el tráfico, enterrar la M-30 ha generado un largo parque lineal en ambas márgenes del MANZANARES, operación urbanística conocida como MADRID RÍO. No la he visito del todo, pero la parte que he podido recorrer me parece acertada, un notable empujón de calidad para esa zona de la ciudad. Lógicamente, para pasar de una orilla del río a la otra había varios puentes, pero ahora se han construido algunas nuevos. De especial interés es la PASARELA PEATONAL ARGANZUELA, proyectada por el arquitecto francés DOMINIQUE PERRAULT.
La PASARELA ARGANZUELA, muy próxima al clasiquísimo PUENTE DE TOLEDO, está formada por dos largas piezas cónicas, aproximadamente de 130 metros una y 150 metros la otra, que se van abriendo a medida que uno las recorre desde las orillas: el diámetro de las secciones varía desde los 5 metros en las entradas hasta los 12 en la zona central. Se encuentran en lo alto de una colina junto al río; y se encuentran pero no se juntan: las dos piezas no tienen un eje continuo, sino que están desplazadas entre sí, abriéndose hacia el cielo y obligando a un recorrido no lineal, sino en “Z”. La PASARELA ARGANZUELA no pretende ser un paso puramente útil: es, sobre todo, una zona de paseo, un paseo tranquilo y sin prisas. La estructura de la PASARELA está formada por una estructura metálica en forma de doble espiral y unas costillas que aquí y allá se multiplican o se cubren con retazos de esas telas metálicas que tan bien utiliza PERRAULT: macizos y vanos de distinta densidad que unas veces matizan la luz, otras nos dan sombra, otras enfatizan una vista o la niegan. El suelo (tanto en su recorrido para peatones como el previsto para los ciclistas) se resuelve en madera, que nos deja también entrever lo que pasa por debajo. Y para dar luz al conjunto, ha plantado unos árboles luminosos en el centro de la circulación. La impresión de ligereza y dinamismo de la PASARELA está logradísima (la longitud y esbeltez de los conos, los pilares apenas visibles, y la doble espiral de la estructura colaboran mucho a conseguirlo). Y las variaciones que se producen en su imagen a medida que varía la luz –desde el amanecer hasta después de la puesta de sol- son muy interesantes: si uno tiene ocasión, vale la pena acercarse a verla en distintos momentos, de día y de noche.
La PASARELA PEATONAL ARGANZUELA (aquí dejo algunas fotografías más) es un ejemplo de cómo se pueden y deben hacer las cosas, cuidando el diseño, mejorando la imagen urbana, y facilitando al ciudadano un entorno de calidad que influya –positivamente, sin duda- en su forma de vivir y de descansar. También es otro ejemplo más de la excelencia de su arquitecto, DOMINIQUE PERRAULT, de quien ya hemos hablado en dos ocasiones en selecciónARTE: cuando comentamos su espléndida BIBLIOTHÈQUE NATIONALE DE FRANCE en París, y con motivo de una exposición de su obra en el MUSEO COLECCIONES ICO.
miércoles, 21 de septiembre de 2011
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6 comentarios:
A principios de junio, cuando fuí a la feria del libro me llevaron a conocer el Matadero y luego volvimos paseando por Madrid Río,la zona de las piscinas y creo -no estoy segura- que atravesamos una parte del puente
Sea así o no, iré a verlo cuando vuelva a Madrid.
¿eso queda por detras o relativamente cerca de San Antonio de la Florida?
P.D: me gustan mucho las fotos. Este verano me he dado cuenta de que si quiero hacer fotos a edificios voy a tener que comprar una cámara de verdad porque con una compacta resulta imposible (dejando de lado mi torpeza como fotógrafa)
LAMMERMOOR, cerca de san Antonio de la Florida no está: más bien anda a la altura del Puente de Toledo, la glorieta de Pirámides y toda esa zona, “por debajo” del Vicente Calderón: debe haber unos cuantos kilómetros entre las ermitas y la pasarela … Está mucho más cerca el Matadero, aunque sospecho que también es un buen paseo. Y en cuanto a cámaras de fotos, es verdad que hacen mucho. Yo en Madrid uso una poco mejor que tengo para asuntos profesionales, pero cuando salgo de viaje sólo me llevo una compacta de las que caben bien en cualquier bolsillo: nada de ir con la cámara colgando como si fuera un cencerro. Pierdo calidad, lo sé, pero gano comodidad.
Me encanta esta pasarela, ya saqué hace tiempo las fotos que le hice y a todo el paseo que se puede hacer desde Príncipe Pío hasta El Matadero. Para mi gusto ha quedado genial, ya era hora de aprovechar un poco el río y dar más verde a la ciudad. Un abrazo
CAROL, yo aún no he hecho el recorrido completo (que, por cierto, debe llevar un rato, desde Príncipe Pío al Matadero) pero como dices tiene una pinta estupenda. Y la pasarela, un acierto.
xG
Cinco horas tardamos en hacer el recorrido, aunque no te asustes que fue con paradas tumbándonos en el cesped, para hacer fotos, etc, aún así es un buen paseíto, te lo recomiendo.
CAROL, es como hay que hacer esos paseos: con calma y aprovechando el césped. Supongo que algún día me lanzaré a recorrerlo completo.
xG
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