Paradoja, jo. (Del lat. paradoxus, y este del gr. παράδοξος). adj. desus. paradójico. 2. f. Idea extraña u opuesta a la común opinión y al sentir de las personas. 3. Aserción inverosímil o absurda, que se presenta con apariencias de verdadera. 4. Ret. Figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que envuelven contradicción. Mira al avaro, en sus riquezas, pobre.
Expone la GALERÍA MOTIARTI algunas fotografías de MADOZ, no muchas. Pero, como siempre, de gran calidad. La no-alfombra de piel de oso, el sendero de charcos, el arco con tensor, el libro subrajado (que no subrayado), las gotas-ojo-de-pez o el lector tan intenso –o tan ciego- que con su lupa quema que las palabras.
CHEMA MADOZ sorprende siempre, con esa paradoja suya, con esa fina ironía, con esa forma singular de enseñarnos lo que ve. Y es que –como todo buen artista- saber ver el mundo de otra manera, con unos ojos interesados, sensible, sabios. No como un mero notario que toma nota de la realidad, sino descubriendo una segunda o tercera lectura en aquello que mira. No es el fotógrafo que trata sin más de captar la realidad tal cual es (ojo, éstos a veces lo hacen también con una visión ciertamente sutil): un instante, un suceso, una persona, un sentimiento. No. Reinventa la imagen con la propia imagen y la complicidad del espectador. Fotógrafo de objetos, no de sujetos, que nunca defrauda, que nos ayuda a ver mejor, más, lo que habitualmente no sabemos ver. Paradójico.
Expone la GALERÍA MOTIARTI algunas fotografías de MADOZ, no muchas. Pero, como siempre, de gran calidad. La no-alfombra de piel de oso, el sendero de charcos, el arco con tensor, el libro subrajado (que no subrayado), las gotas-ojo-de-pez o el lector tan intenso –o tan ciego- que con su lupa quema que las palabras.
CHEMA MADOZ sorprende siempre, con esa paradoja suya, con esa fina ironía, con esa forma singular de enseñarnos lo que ve. Y es que –como todo buen artista- saber ver el mundo de otra manera, con unos ojos interesados, sensible, sabios. No como un mero notario que toma nota de la realidad, sino descubriendo una segunda o tercera lectura en aquello que mira. No es el fotógrafo que trata sin más de captar la realidad tal cual es (ojo, éstos a veces lo hacen también con una visión ciertamente sutil): un instante, un suceso, una persona, un sentimiento. No. Reinventa la imagen con la propia imagen y la complicidad del espectador. Fotógrafo de objetos, no de sujetos, que nunca defrauda, que nos ayuda a ver mejor, más, lo que habitualmente no sabemos ver. Paradójico.
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