En una de las asignaturas de uno de mis primeros años de carrera dediqué un trimestre completo a levantar planos de la ERMITA DE SAN ANTONIO DE LA FLORIDA: plantas, alzados, secciones, perspectivas ... Fue la época de Casa Mingo. Desde entonces no había vuelto a entrar en la ermita: he pasado muchas veces por delante, pero no me había parado. Hasta hace unos días.
Como es más que sabido, en la ermita original (no hablo de la de CHURRIGUERA ni de la de SABATINI, demolidas hace siglos, sino de la de FONTANA) GOYA pintó al fresco toda la parte superior: cúpula, pechinas y bóvedas. Además, en la segunda década del siglo pasado se trasladaron los restos de GOYA y los de su amigo Martín Miguel de Goicoechea a la ermita, que desde entonces le (les) sirve de panteón. Para evitar que la construcción y sus pinturas se deteriorasen (o para poder decir misa en paz, vaya usted a saber) en 1929 se construyó, junto al edificio original que quedó como museo, una ermita gemela destinada al culto.
En 2005 acabaron de restaurar los frescos de GOYA; yo terminé la carrera mucho antes y no los había visto renovados, así que me acerqué.
Espectaculares los frescos: la cúpula es una maravilla, con todos esos personajes variadísimos y “tan vivos” que representan el milagro del santo, con los paisajes que les sirven de fondo (el árbol y la peña, magníficos), y con la barandilla que da el primer plano a la que los niños que se encaraman y donde se cuelga el mantón. Los ángeles –ángelas realmente- de las bóvedas, tan rotundas, y los amorcillos –sé que es una cursilada, pero me parece mucho más hortera decir los angelitos, y ya no te cuento los putti- de las pechinas, estupendos. Los cortinajes que dan unidad a las partes bajas ...
Muy muy flojo el museo: es verdad que los espejos funcionan (si tienes la altura prevista, claro: si no, unos tiene que andar agachándose y otros quizá poniéndose de puntillas). Pero el acceso es muy pobretón, casi cutre; no hay ni un mal sitio donde sentarse; el ruido es ruido intenso, y provocado por el propio personal (a mi me toco tertulieta de los de control y seguridad –4 ó 5 personas- sobre cómo hacían la limpieza con la vaporetta); la información de los paneles repartidos por la ermita, discreta y simple (aunque reconozco que correcta: quizá no son necesarias explicaciones para especialista); lo que podríamos llamar sala multimedia –el vídeo no está mal, aunque el monitor es una tele estándar- resulta ser de paso hacia un local del personal donde no dejan de entrar y salir gentes para algo enormemente divertido: se oyen grandes risas que no permiten escuchar el audio ...
Puede que haya cargado un poco la mano (aunque no mucho, todo hay que decirlo), y seguramente no tuve suerte el día que me asomé a la ERMITA DE SAN ANTONIO DE LA FLORIDA, pero creo cuando se tiene una obra de primerísima categoría como son esos frescos de GOYA, las cosas se pueden –se deben- cuidar mejor.
Como es más que sabido, en la ermita original (no hablo de la de CHURRIGUERA ni de la de SABATINI, demolidas hace siglos, sino de la de FONTANA) GOYA pintó al fresco toda la parte superior: cúpula, pechinas y bóvedas. Además, en la segunda década del siglo pasado se trasladaron los restos de GOYA y los de su amigo Martín Miguel de Goicoechea a la ermita, que desde entonces le (les) sirve de panteón. Para evitar que la construcción y sus pinturas se deteriorasen (o para poder decir misa en paz, vaya usted a saber) en 1929 se construyó, junto al edificio original que quedó como museo, una ermita gemela destinada al culto.
En 2005 acabaron de restaurar los frescos de GOYA; yo terminé la carrera mucho antes y no los había visto renovados, así que me acerqué.
Espectaculares los frescos: la cúpula es una maravilla, con todos esos personajes variadísimos y “tan vivos” que representan el milagro del santo, con los paisajes que les sirven de fondo (el árbol y la peña, magníficos), y con la barandilla que da el primer plano a la que los niños que se encaraman y donde se cuelga el mantón. Los ángeles –ángelas realmente- de las bóvedas, tan rotundas, y los amorcillos –sé que es una cursilada, pero me parece mucho más hortera decir los angelitos, y ya no te cuento los putti- de las pechinas, estupendos. Los cortinajes que dan unidad a las partes bajas ...
Muy muy flojo el museo: es verdad que los espejos funcionan (si tienes la altura prevista, claro: si no, unos tiene que andar agachándose y otros quizá poniéndose de puntillas). Pero el acceso es muy pobretón, casi cutre; no hay ni un mal sitio donde sentarse; el ruido es ruido intenso, y provocado por el propio personal (a mi me toco tertulieta de los de control y seguridad –4 ó 5 personas- sobre cómo hacían la limpieza con la vaporetta); la información de los paneles repartidos por la ermita, discreta y simple (aunque reconozco que correcta: quizá no son necesarias explicaciones para especialista); lo que podríamos llamar sala multimedia –el vídeo no está mal, aunque el monitor es una tele estándar- resulta ser de paso hacia un local del personal donde no dejan de entrar y salir gentes para algo enormemente divertido: se oyen grandes risas que no permiten escuchar el audio ...
Puede que haya cargado un poco la mano (aunque no mucho, todo hay que decirlo), y seguramente no tuve suerte el día que me asomé a la ERMITA DE SAN ANTONIO DE LA FLORIDA, pero creo cuando se tiene una obra de primerísima categoría como son esos frescos de GOYA, las cosas se pueden –se deben- cuidar mejor.
En cualquier caso, una visita muy interesante y recomendable.
5 comentarios:
Hola Gaztelu,
gracias por la información, lo cierto es que aunque tenía noticias de la restauración, por un motivo u otro se nos ha escapado esta visita.
Por el resto de tus post y tu trabajo previo en la Ermita seguro que no se te ha ido la mano.
Hay muchos recursos destinados a restauración, que como explicas luego fallan en la puesta en escena. No parece que el acondicionamiento acústico se una prioridad, para nosotros puede destrozar una visita.
De las pocas veces que he visto un espejo bien instalado, fué en la Catedral de Palencia en una edición de las Edades del Hombre (he visto que esta última te parece floja)
Me gusta tu enfoque, la atención al detalle, y me acordaré cuando hablemos de putti ;-)
Un saludo.
MARIBEL, pienso que SAN ANTONIO DE LA FLORIDA, sin ser una visita imprescindible, vale la pena. Y si encima tenéis más suerte que yo y hay cierta tranquilidad, mejor que mejor.
Las EDADES DEL HOMBRE más que floja me parece repetición de cosa ya vista, pero aún así tampoco está mal (unos amigos me habían vuelto a invitar hoy a ir para allá, y no me he animado ...).
xG
Hola:
Mira, era para decirte que estamos preparando un club de lectura entre varios blogs. Por si te interesa, te dejo el enlace para que te inscribas en el grupo de google.
De momento, estamos proponiendo cada uno tres autores (para leer el libro que más nos apetezca del autor que salga finalmente) y tres libros (para comentar un libro concreto; no tienen que ser de los tres autores).
Lee la entrada "Próxima lectura: decidamos libro y autor" y comenta si quieres proponer alguno.
http://groups.google.com/group/bibliolandia
Ah, y de plazo hay hasta mediados de octubre para leer los dos libros.
Es que pensé que igual te interesaba.
ISI, muchas gracias por la invitación. Me parece una idea estupenda: seguro que resulta interesantísimo, porque con lo que digamos unos y otros, y con las distintas formas de ver los libros y los temas, todos vamos a “aprender a leer”.
Me puntaré en el grupo.
xG
"no hay ni un mal sitio donde sentarse"
Amén, hermano, amén!!
¿¿Por qué narices no hay un triste banco (y no te digo yo uno con un respaldo, que es un lujo asiático) en el 70% de las exposiciones/museos?????
Yo fui hace años, y sí, tienes toda la razón: los frescos merecen una nota altísima, el espejo un aprobado muy raso, el resto... suspenso total y absoluto.
Por favor, comenta (si vas) más iglesias madrileñas, son mi gran asignatura pendiente, cuando me he visto las de cada pueblo churretoso al que he ido en mi vida.
Buenas vacas, again.
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