Cuentan que el origen de París se remonta al siglo III antes de Cristo, cuando unos celtas (los Parisii, si no recuerdo mal) se asentaron en la isla de la Cité y llamaron LUTECIA a su ciudad. Después pasaron por allí los romanos, y después los francos. En el siglo IX París comienza a ser la capital del reino, y a partir de entonces en la ciudad se van construyendo edificios que hoy todavía permanecen en pie ... Pero no me interesa tanto hacer un resumencito de la historia de la ciudad (que se puede encontrar en cualquier sitio), como dejar constancia de la arquitectura que tuve ocasión de ver. Así como para anteriores comentarios me han bastado las fotos, en esta ocasión me he molestado en repasar las guías para refrescar algunos datos (los años de construcción de las cosas, que señalo sin excesivo afán de ajustar al milímetro), porque de otra manera no sería capaz de recordarlos.
Junto con las iglesias góticas de las que ya he hablado, en París encontré buenos ejemplos de arquitectura gótica civil: en LE MARAIS, el Hotel de SENS (construido hacia 1500), la casa de JEAN HÉROUÉT (1510); y en la otra margen del río, el Hotel de CLUNY (también hacia 1500) que alberga el mueso de la edad media. Ya plenamente renacentista es la FUENTE DE LOS INOCENTES (1550), muy cerca del POMPIDOU.
De nuevo en LE MARAIS, y adelantando alrededor de un siglo en el tiempo para llegar al XVII (o casi), se puede ver el Hotel de LAMOIGNON (1584), aunque en mi opinión tienen más interés el Hotel de SULLY (1625) y el Hotel CARNAVALET (1655), con su museo del que ya hablé. Desde el Hotel de SULLY se puede acceder a la maravillosa PLACE DES VOSGUES, construida alrededor de 1615: es uno de los sitios que más se ponderan de París, y realmente hay motivos para hacerlo, aunque en mi opinión la alta vegetación dificulta la adecuada comprensión de un espacio de enorme calidad. Lo mismo pasa con la PLACE del PALAIS ROYAL (ya del XVIII, si no me equivoco), sensacional pero llena de cosas que no ayudan: desde las esculturas-fustes de columna-tocones de tala (tirando a feas), hasta los árboles demasiado altos (no digo nada de las gradas que estaban instaladas, porque entiendo que son temporales para algún espectáculo veraniego). Por acabar con las plazas de este siglo, visité la PLACE DAUPHINE (1607) en la isla de la Cite, tangente a la PONT-NEUF (que paradójicamente es el puente más antiguo de París que aún cruza el SENA) y por supuesto la PLACE VENDOME (proyectada en 1680, aunque construida ya en el XVIII): todo lo que se diga será poco. Increíblemente proporcionada, serena, acertada en sus fachadas ... Otro gran edificio del XVII es el PALACIO DE LUXEMBURGO, construido hacia 1620 con aire florentino por empeño de la reina MARÍA de MEDICIS. Los jardines son deliciosos.
Del siglo XVIII pude asomarme en LE MARAIS al patio del Hotel de ROHAN (1705), del que enseguida nos echaron, y al Hotel de SOUBISE (1709), espectacular con su doble columnata. La gran plaza del XVIII es la CONCORDE, con sus reminiscencias a la guillotina, su obelisco, sus fuentes y los dos magníficos edificios de GABRIEL, el Hotel CRILLON y Hotel de la MARINE.
El LOUVRE, como edificio, recorre gran parte de la historia de París, con sucesivas ampliaciones y reconstrucciones de la fortaleza inicial del año 1200. El resultado es bastante desigual: enorme, tremendamente monumental, pero no siempre afortunado. Lo mejor, quizá la columnata de LE VAU que cierra el edificio por el este, de la época de LUIS XIV.
Entre las obras del siglo XIX –que no es precisamente santo de mi devoción, pero que debo reconocer que tiene cosas de enorme interés- desatacaría la OPERA de GARNIER (inaugurada en 1875). Vimos el inevitable ARC DE TRIOMPHE (acabado en 1836) impresionante por su tamaño y por su situación (qué maravillosos los CHAMPS ELYSEES) pero ligeramente cabezón. Ya he hablado del palacio JACQUEMART-ANDRÉ, y por eso no insistiré más ...
Sé que me dejo mil cosas por contar (otro día hablaré del siglo XX), pero no es posible reseñar todo lo visto, y estas son las que ahora me vienen a la cabeza. En cualquier caso, lo mejor de París no son todos estos edificios –que sin duda son interesantísimos- sino el callejear de un sitio a otro para verlos. En este caso, además, callejear no quiere decir necesariamente ir por callejas: unas veces sí, pero otras –muchas- son maravillosas avenidas y grandes bulevares con largas perspectivas y construcciones de enorme envergadura, que quizá no vayan a salir señaladas en las guías por su singularidad, pero que desde luego son dignísimas y conformadoras de una ciudad muy muy seria. A pesar de todas las críticas a la operación realizada por el BARON HAUSSMANN, que entiendo, creo que el resultado le ha salido de primera.
Junto con las iglesias góticas de las que ya he hablado, en París encontré buenos ejemplos de arquitectura gótica civil: en LE MARAIS, el Hotel de SENS (construido hacia 1500), la casa de JEAN HÉROUÉT (1510); y en la otra margen del río, el Hotel de CLUNY (también hacia 1500) que alberga el mueso de la edad media. Ya plenamente renacentista es la FUENTE DE LOS INOCENTES (1550), muy cerca del POMPIDOU.
De nuevo en LE MARAIS, y adelantando alrededor de un siglo en el tiempo para llegar al XVII (o casi), se puede ver el Hotel de LAMOIGNON (1584), aunque en mi opinión tienen más interés el Hotel de SULLY (1625) y el Hotel CARNAVALET (1655), con su museo del que ya hablé. Desde el Hotel de SULLY se puede acceder a la maravillosa PLACE DES VOSGUES, construida alrededor de 1615: es uno de los sitios que más se ponderan de París, y realmente hay motivos para hacerlo, aunque en mi opinión la alta vegetación dificulta la adecuada comprensión de un espacio de enorme calidad. Lo mismo pasa con la PLACE del PALAIS ROYAL (ya del XVIII, si no me equivoco), sensacional pero llena de cosas que no ayudan: desde las esculturas-fustes de columna-tocones de tala (tirando a feas), hasta los árboles demasiado altos (no digo nada de las gradas que estaban instaladas, porque entiendo que son temporales para algún espectáculo veraniego). Por acabar con las plazas de este siglo, visité la PLACE DAUPHINE (1607) en la isla de la Cite, tangente a la PONT-NEUF (que paradójicamente es el puente más antiguo de París que aún cruza el SENA) y por supuesto la PLACE VENDOME (proyectada en 1680, aunque construida ya en el XVIII): todo lo que se diga será poco. Increíblemente proporcionada, serena, acertada en sus fachadas ... Otro gran edificio del XVII es el PALACIO DE LUXEMBURGO, construido hacia 1620 con aire florentino por empeño de la reina MARÍA de MEDICIS. Los jardines son deliciosos.
Del siglo XVIII pude asomarme en LE MARAIS al patio del Hotel de ROHAN (1705), del que enseguida nos echaron, y al Hotel de SOUBISE (1709), espectacular con su doble columnata. La gran plaza del XVIII es la CONCORDE, con sus reminiscencias a la guillotina, su obelisco, sus fuentes y los dos magníficos edificios de GABRIEL, el Hotel CRILLON y Hotel de la MARINE.
El LOUVRE, como edificio, recorre gran parte de la historia de París, con sucesivas ampliaciones y reconstrucciones de la fortaleza inicial del año 1200. El resultado es bastante desigual: enorme, tremendamente monumental, pero no siempre afortunado. Lo mejor, quizá la columnata de LE VAU que cierra el edificio por el este, de la época de LUIS XIV.
Entre las obras del siglo XIX –que no es precisamente santo de mi devoción, pero que debo reconocer que tiene cosas de enorme interés- desatacaría la OPERA de GARNIER (inaugurada en 1875). Vimos el inevitable ARC DE TRIOMPHE (acabado en 1836) impresionante por su tamaño y por su situación (qué maravillosos los CHAMPS ELYSEES) pero ligeramente cabezón. Ya he hablado del palacio JACQUEMART-ANDRÉ, y por eso no insistiré más ...
Sé que me dejo mil cosas por contar (otro día hablaré del siglo XX), pero no es posible reseñar todo lo visto, y estas son las que ahora me vienen a la cabeza. En cualquier caso, lo mejor de París no son todos estos edificios –que sin duda son interesantísimos- sino el callejear de un sitio a otro para verlos. En este caso, además, callejear no quiere decir necesariamente ir por callejas: unas veces sí, pero otras –muchas- son maravillosas avenidas y grandes bulevares con largas perspectivas y construcciones de enorme envergadura, que quizá no vayan a salir señaladas en las guías por su singularidad, pero que desde luego son dignísimas y conformadoras de una ciudad muy muy seria. A pesar de todas las críticas a la operación realizada por el BARON HAUSSMANN, que entiendo, creo que el resultado le ha salido de primera.
Has cometido errores como el año de la Opera Garnier que no es 1820, sino 1875 (cuando fue inaugurada).
ResponderEliminarLa descripción que haces de la "place du Palais-Royal" no concuerda con la realidad, sino más bien con los jardines del Palais Royal, porque los árboles que tu dices hay en esa plaza están en los jardines del palacio. Dicha plaza no tiene ni un solo árbol por lo que se puede apreciar enteramente los edificios hermosos que la bordean. Etc.
ANÓNIMO, muchas gracias por tus correcciones: efectivamente el dato de la ópera es un error evidente que se me escapó (1820 es una fecha imposible para ese edificio -Charles Garnier no había nacido- y la corrijo en el texto), y como muy bien dices he llamado plaza a lo que realmente son jardines: el patio propiamente dicho no tiene vegetación sino esos fustes de columnas a los que también me refiero, y los árboles están a continuación, separados por un elemento importante que cierra el patio.
ResponderEliminarCualquier otra aclaración que hagas será bienvenida.
xG