El 25 de febrero de 1707 el Duque de Berwick, al frente del ejercito de Felipe V, vencía al Archiduque Carlos de Habsburgo en la batalla de Almansa. Con esa victoria los Borbones daban un nuevo paso en su asentamiento en el trono de España, que acaba de cambiar de manos: Felipe V lo pretendía desde siete años antes, cuando Carlos II muere sin heredero. Para celebrar esa victoria –que sucedía en la festividad de San Marcos- el rey Borbón decidió construir un templo en honor del santo. Lo hace derribando una ermita construida en el Prado de Leganitos, que también le estaba dedicada (el antiguo edificio se puede ver con claridad en el PLANO DE PEDRO DE TEXEIRA de 1656). Para trazar y levantar el tempo se llamó a VENTURA RODRÍGUEZ, arquitecto que por entonces estaba trabajando en el PALACIO REAL, o PALACIO NUEVO, de Madrid (el ALCAZAR de los Austrias se había incendiado en Navidad –propiamente la Noche Buena- de 1734). Pero el proyecto tarda en arrancar, y el edificio no se construye hasta 1749-1753: Felipe V ya estaba muerto (+ 1746) y le había sucedido su hijo Fernando VI.
La IGLESIA DE SAN MARCOS es un interesante ejemplo del paso del barroco al neoclásico: su concepción es todavía barroca, en gran medida heredera de la arquitectura de BERNINI (en especial el interior de la iglesia, y para algunos el compás de acceso), pero encontramos rasgos claramente neoclásicos: en la composición de la fachada, por ejemplo, o en la decoración interior y en los retablos.
El exterior del edificio es muy sencillo, casi pobre, y no nos prepara para lo que vamos a encontrar dentro del templo. La fachada, situada entre medianerías, está compuesta por tres cuerpos claramente diferenciados que se resuelven en ladrillo con algunas impostas de piedra. El cuerpo central, con la puerta de acceso y un hueco rectangular que ilumina el coro, queda enmarcado por dos pilastras de orden gigante que soportan un frontón triangular. A ambos lados tiene dos cortos brazos curvos que conforman un patio de acceso (el compás citado más arriba) que, como también hemos dicho, algunos relacionan con la solución de BERNINI para el acceso a SANT’ANDREA AL QUIRINALE. Yo tengo mis dudas sobre este asunto porque aunque en planta hay similitudes indudables, los espacios que se consiguen en la iglesia de Roma y en la de Madrid son muy distintos, por no hablar del cuerpo central, completamente plano en Madrid –neoclásico- y curvo, barroco, en Roma; pero dejémoslo estar ...
Decía que esa fachada no anuncia, de ninguna manera, el interior, que de golpe nos devuelve al barroco: un espacio enormemente rico, construido a partir de la sucesión de elipses de distintos tamaños cuyos ejes van cambiando de orientación a medida que avanzamos. Primero un pequeño nartex elíptico en posición transversal (perpendicular a nuestro sentido de avance); luego dos elipses –una más grande que la otra- que forman la nave, ahora con sus ejes mayores en sentido longitudinal; y por fin el presbiterio, una elipse casi circular de eje otra vez transversal. La planta de la iglesia parece basada en otra de FELIPE JUVARA –arquitecto de nuestro nuevo PALACIO REAL- para la iglesia de SAN FELIPE NERI, de Turín.
Los cielos de SAN MARCOS, como los suelos, también van alternando curvas: el arranque de la nave se cubre con una bóveda de sección elíptica muy tendida; la elipse principal se cubre con una elipse mucho más acusada; y el presbiterio con un casquete que casi podría ser esférico. Basta mirar la planta y las secciones para descubrir de modo muy claro el juego barroco de formas y espacios, de curvas y contracurvas, tan del interés de BERNINI: ahora sí que lo reconocemos sin ninguna dificultad.
En los muros interiores, pilastras -como en la fachada principal- y semicolumnas de orden gigante que se rematan con capiteles en los que, a las tradicionales y preceptivas hojas de acanto, se añaden cabezas de leones en honor del santo titular del templo.
De la decoración interior únicamente señalo que VENTURA RODRÍGUEZ se encargó del diseño del retablo del altar mayor, tan neoclásico: columnas de madera marmorizada con capiteles dorados que soportan un frontón curvo, partido, que enmarcan el camarín de San Mateo, también elíptico, por cierto. El conjunto se remata con una vidriera. La imagen del santo y los ángeles que le acompañan son obras de JUAN PASCUAL DE MENA, mientras que los ángeles que se reparten por la cornisa son de FELIPE DE CASTRO.
Aquí dejo algunas fotografías más: el estado de conservación de la iglesia no es malo, pero tampoco está como para tirar cohetes. Y la iluminación es manifiestamente mejorable: al pobre San Marcos no hay quien le vea la cara, y el león se intuye (exagero, pero no demasiado; y eso que esperé a que comenzara una Misa para ver aquello en todo su esplendor ...).
Hola
ResponderEliminarDa gusto ver arquitectura contigo,
como nos aclaras cada detalle del templo, o del edificio en cuestion.
P.D: Si se hiciese otra visita a Madrid contigo de guia, me gustaria asistir a la misma.
Saludos y saludos.
JULIO, gracias por el comentario: ya ves que en Madrid hay mucho que ver, sólo hay que saber dónde ir ...
ResponderEliminarxG
Hola Gaztelu:
ResponderEliminarQuería contactar contigo a propósito de nuestra audioguía de Roma, que puedes ver en audioguiaroma.com. No quería hacerlo a través de un comentario, pero no he encontrado tu e-mail. He visto además que has hecho un reciente viaje a Roma y que, lógicamente, aprecias esa ciudad de modo especial. ¿Podrías contactar conmigo en contacto@audioguiaroma.com? Gracias.
Jon
Otro comentario que se estarán leyendo en la nave nodriza de las narices.
ResponderEliminarDecía que me da vergüenza conocer tan pocas iglesias madrileñas, por no decir prácticamente ninguna, cuando a cada sitio que voy de vacaciones, no dejo de visitar cualquiera que me encuentre.
LOQUE, eso es todo un clásico, que nos pasa a muchos y -dentro de un orden- es razonable: lo que tenemos a mano lo vamos dejando (ya iré …) y en cambio cuando sólo tenemos una oportunidad hay que aprovecharla. Y en Mad tenemos “cienes” de iglesias que visitar: pocas son espectaculares, pero muchas sí tienen interés.
ResponderEliminarxG
Viendo lo que se cuece por ahí arriba, puedo decir que creo que no las he visto, pero no estoy seguro. Tal vez hace mucho..., en cualquier caso, no las recuerdo, y a la primera ocasión, refrescaremos la memoria.
ResponderEliminarSi no recuerdo mal la planta de la iglesia de Bernini, una de sus preferidas y de las que mas orgulloso estaba, era totalmente elíptica, un óvalo perfecto. En este caso, San Marcos, es un juego de elipses lo que conforma el cuerpo principal, un juego absolutamente barroco, y ahí si que veo la conexión con Bernini. Las fotos un lujo, por cierto.
Un abrazo!
Roberto
ROBERTO, menuda panzada de selecciónARTE que te has pegado!
ResponderEliminarSan Marcos no es una iglesia especialmente conocida, y la fachada ayuda poco, pero el interior sí que tiene interés. Como dices, a mi me parece que de San Andrés tiene poco (lo barroco como concepto: cualquier iglesia barroca puede hacer referencia a BERNINI, el genio), pero ya sabes que hay gente que hace conexiones extrañas: o saben muchísimo y no llegamos a su altura, o se tiran a la piscina (que de todo hay). Agradezco el comentario sobre las fotos porque es verdad que, por lo menos algunas, quedaron bien: lo pensé, sobre todo en comparación con otras de esos mismo días que no salieron tan acertadas …
xG