sábado, 22 de agosto de 2015

LA ADORACIÓN DEL CORDERO MÍSTICO, DE JAN y HUBERT VAN EYCK


He pasado varios días entre Bélgica y Holanda, aprovechando para conocer algunos de mis eternos pendientes o repasar otros ya conocidos y casi olvidados. Y aunque selecciónARTE está muy parado, me ha venido de nuevo a la cabeza aquello de que lo-que-no-se-escribe-se-pierde, así que voy a intentar subir algunas entradas que completen lo que he ido anotando en mi cuaderno de viaje.


Quizá lo más singular de estas dos semanas ha sido ver –¡por fin!- el políptico de Gante: LA ADORACIÓN DEL CORDERO MÍSTICO (1426/1432), de los hermanos VAN EYCK, es una obra de primerísima categoría. No me detengo a describirla, porque está analizada en ciento cincuenta mil sitios, pero sí dejo constancia de la impresión que causa: sobrecoge. Verlo con toda su fuerza y todo su detalle, con ese tamaño que tiene, con toda su maestría y sabia composición, su perspectiva y su profundidad, su luz y su colorido, con toda su complejidad, con esa enorme carga teológica… Verlo así, en directo, es toda una experiencia. Uno puede pasar mucho rato –mucho, lo digo por experiencia- disfrutando de esta maravilla.

Es verdad que también se pueden poner peros a la fórmula expositiva: la obra fuera de su sitio está completamente descontextualizada, colocada en un local sin interés, con poco fondo para verla completa y con un vidrio -lleno de reflejos y de manchas- que tampoco deja que te acerques. Y es verdad que parte del conjunto está en restauración: ahora faltan todas las tablas traseras, y las laterales superiores con Adán y Eva, sustituidas por copias en b/n. Pero aún así, la visita vale sobradamente el viaje a Gante (que, además, es una ciudad interesante y animadísima: me encantó).