martes, 31 de mayo de 2011

CABECERA DE MAYO 2011: UN PAPEL PINTADO de WILLIAM MORRIS


Durante el mes de mayo de 2011 la cabecera de selecciónARTE ha sido un diseño de WILLIAM MORRIS & Co: PIMPERNEL (PIMPINELA). Papel Pintado sobre papel continuo, con estampado a mano por bloques, realizado en Inglaterra en 1876 (fecha de registro). WILLIAM MORRIS también fue cabecera de selecciónARTE en el mes de octubre de 2009.

Me llevé una grata sorpresa al encontrar un rollo de papel PIMPERNEL en mi visita del pasado mes de abril al MUSEO NACIONAL DE ARTES DECORATIVAS, donde se podía ver en una de las exposiciones temporales. Entonces ya tenía seleccionada la imagen, que inicialmente estaba destinada para el mes de abril pero cedió su puesto al INSTITUTO DEL MUNDO ÁRABE de París. El original tenía exactamente el mismo diseño, pero los colores no corresponden con los de la cabecera: lo tonos verdes eran mucho más suaves, más pastel, y las flores que en selecciónARTE se ven malva intenso en la pieza del museo eran de un ocre desvaído que apenas resaltaba … tengo una fotografía del papel, pero la calidad es pésima (las condiciones de luz tampoco eran de lujo):



miércoles, 25 de mayo de 2011

LA CAPILLA DEL CEMENTERIO DE LA ALMUDENA de MADRID, de FRANCISCO GARCÍA NAVA, ARQUITECTO

Cuando hace unos meses terminaba la serie que selecciónARTE dedicó a la GRAN VÍA de MADRID con el comentario de la IGLESIA DE LA BUENA DICHA, ya anunciaba una posible entrada sobre la CAPILLA DEL CEMENTERIO DE LA ALMUDENA: los dos templos son del mismo arquitecto, FRANCISCO GARCÍA NAVA (que también se encargó, por cierto, de restaurar la IGLESIA DE SAN MARCOS tras el incendio de 1925).

El proyecto general del Cementerio -la NECRÓPOLIS DEL ESTE- es obra de FERNANDO ARBÓS y JOSÉ URIOSTE, que en 1877 ganaron el concurso convocado por el Ayuntamiento que presidía JOSÉ ABASCAL. En 1905 FRANCISCO GARCÍA NAVA, arquitecto municipal, pasa a ser el encargado del conjunto y es entonces cuando proyecta y construye la Capilla (también es suyo todo el pórtico de acceso). El cementerio se concluye en 1925.





Existían algunas ideas de ARBÓS y URIOSTE para la Capilla del Cementerio, con un aire marcadamente neobizantino: nos la podemos imaginar acabada –más o menos- si recordamos que FERNANDO ARBÓS es el autor de la IGLESIA DE SAN MANUEL Y SAN BENITO de la calle de Alcalá de Madrid, junto al Parque del Retiro, y del PANTEÓN DE HOMBRES ILUSTRES junto a la Basílica de Atocha (quizá también hablemos de estos edificios en otra ocasión).


FRANCISCO GARCÍA NAVA realiza un nuevo proyecto: concibe un templo con planta de cruz griega, retomando así el concepto que ARBÓS y URIOSTE habían utilizado para la planta general de la necrópolis. La capilla tiene una altura notable en relación con su superficie en planta, altura que dota al conjunto cierta verticalidad. Esa verticalidad resulta enfatizada por la cúpula de sección parabólica y sobre todo por la torre del reloj con su puntiagudo remate final. Por fin, la situación predominante de la Capilla, en alto respecto al acceso principal al cementerio y en su mismo eje, refuerza aún más esa impresión mientras el visitante realiza (a pie: los vehículos siguen otro camino) la aproximación al templo. En cualquier caso, la CAPILLA construida no consigue la ligereza ni esbeltez de la imagen del proyecto: resulta pesada, entre otros motivos por la integración de las capillas de las esquinas (mucho más autónomas en el proyecto), y los gruesos contrafuertes que finalmente soportan la cúpula.






Si GARCÍA NAVA resolvía el proyecto de la IGLESIA DE LA BUENA DICHA con una mezcolanza notable de historicismos con algunos toques modernistas, en LA ALMUDENA se refleja con mucha más claridad el modernismo del autor. No cabe duda de que el arquitecto también recurre a los historicismos en la CAPILLA DEL CEMENTERIO –basta con ver los grandes arcos de herradura polilobulados de las fachadas, o los dibujos del ladrillo- pero el conjunto responde a esa libertad de diseño modernista que pretende un arte total con la integración de todas las disciplinas artísticas en el proyecto arquitectónico. Lo descubrimos en multitud de detalles: los abundantes juegos de curvas más o menos complicados; la riqueza de la decoración escultórica, que no es algo postizo o posterior al proyecto, sino que forma verdaderamente parte de él; las vidrieras; la decoración vegetal; los trabajos de forja de las marquesinas. Incluso en alguna fotografía de época –la portada del periódico ABC del domingo 27 de octubre de 1927- parece que la cúpula y todo lo que ahora vemos verde en la cubierta estaba acabado en cerámica, tan del gusto modernista. Además, en el conjunto es fácil descubrir relaciones con otros movimientos de principios del XX: la SECESSION vienesa o el expresionismo de los Países Bajos, por ejemplo. Es lógico que así sea, teniendo en cuenta que todos responden a unos planteamientos teóricos similares: las ideas se parecen, los resultados formales se diferencian y se ajustan al lugar y a su historia.






Vale la pena fijarse en esos detalles escultóricos de las fachadas recién citados: las gárgolas con forma de murciélago (o de dragona: he comprobado que depende de quien las mire), la vegetación grabada en la piedra, las flores que rematan las peraltadísimas cupulitas de las torretas, los halcones posados en la torre del reloj, o el ángel que sentado en lo alto de la cúpula central espera -trompeta en mano para despertarnos a todos- el día del juicio final (en algún sitio he leído que para algunos madrileños es conocido como Fausto: vaya usted a saber el motivo).

Sin pretender comparar un arquitecto con otro (Madrid sale perdiendo frente a Cataluña), creo que cuando vemos la CAPILLA DEL CEMENTERIO DE LA ALMUDENA de FRANCISCO GARCÍA NAVA recordamos –al menos ligeramente- a ANTONIO GAUDÍ: aunque tengan poco que ver, me viene a la cabeza de manera especial el dibujo de la Capilla GÜELL (mucho más rico el proyecto de GAUDÍ, sin duda).






El interior de la Capilla presenta un espacio centralizado interesante, con sus arcos parabólicos repetidos y la cúpula calada. Pero la sencillez decorativa, casi pobreza, acaba ofreciendo un aspecto del conjunto bastante anodino. Además, un repaso de los de mantenimiento no le vendría nada mal. No me parece que ayude el motivo del frontal (esa cruz retroiluminada con palmas que la arropan), ni los elementos litúrgicos no fijos (el altar y el ambón los podríamos salvar haciendo un esfuerzo, pero el resto …), ni tanta planta (¡menudas jardineras!), ni la iluminación (¡esos globos!). Esta simpleza llama la atención comparada con la riqueza decorativa de la IGLESIA DE LA BUENA DICHA, pero sospecho que todo lo que vemos hoy no es original y por lo tanto no podemos valorar el trabajo de GARCÍA NAVA. Sí vale la pena, en cambio, fijarse en las vidrieras, tan modernistas.

martes, 17 de mayo de 2011

MUSEO NACIONAL COLEGIO DE SAN GREGORIO, en VALLADOLID

Desde hace mucho tiempo tenía enormes ganas de visitar este museo. Más de una vez lo había intentado, y por motivos diversos nunca lo había conseguido. Por eso, cuando hace un par de semanas me invitaron a comer a un pueblín muy próximo a Valladolid (agradabilísima comida, por cierto, que desde aquí agradezco a los anfitriones), vi que era la ocasión: el día de la comida salimos tempranito de Madrid, y llegamos con tiempo –no mucho, pero suficiente- para visitar el antiguo Museo Nacional de Escultura, hoy MUSEO NACIONAL COLEGIO DE SAN GREGORIO.

Una auténtica joya, un tesorazo. Es verdad que iba con muchas ganas, muy muy bien dispuesto, pero no es sólo mi buena predisposición: hay que reconocer que lo que uno se encuentra en Valladolid es magnífico. La colección es muy buena, la forma de exponerla es muy buena, la sede es muy buena, la reforma de la sede es muy buena. Todo me gustó.

La escultura en madera policromada (no todo lo que hay en el Museo es talla policromada, pero sí lo son la gran mayoría de las piezas) siempre me ha parecido que tiene una fuerza enorme, y permite acabar las obras con infinidad de matices que la piedra o el metal no siempre admiten. Las imágenes devocionales, además, buscan conmover al espectador. La mezcla entre la capacidad plástica de la madera policromada y la exaltación del sentimiento resulta muchas veces sobrecogedora. Cuando en un mismo lugar se reúnen piezas maestras, el resultado es impactante. Si, demás, las piezas se exponen de tal manera que se puede ver cada detalle, el resultado es deslumbrante (es verdad que hay que saber ver las piezas: como en el Museo las vemos en posiciones y desde ángulos que no son los previstos por el artista, en ocasiones podemos suponer deformidades o faltas de proporción donde realmente lo que hay es habilidad, escala adecuada al lugar, punto de vista correcto, etc.; pero esto ya lo sabemos, y el propio Museo nos avisa). Y si encima se ha encontrado el punto de equilibrio para enseñar todo lo importante sin atiborrar las salas y tampoco empachar al visitante, miel sobre hojuelas.
No sabría con qué quedarme; o mejor, me quedaría con todo lo que vi. La PIEDAD que uno encuentra en la primera sala; cada una de las piezas del RETABLO DE SAN BENITO EL REAL de ALONSO BERRUGUETE, o la SILLERÍA de ese mismo convento obra de ANDRÉS DE NÁJERA; el SANTO ENTIERRO de JUAN DE JUNI; el BAUTISMO DE CRISTO o EL PASO DE LA SEXTA ANGUSTIA, de GREGORIO FERNÁNDEZ; SAN PEDRO DE ALCÁNTARA, de PEDRO DE MENA … Podría ir anotando una detrás de otra todas las piezas, porque en todas encontré algo, me paré delante de cada una.

El Museo tiene dos sedes muy próximas, y una tercera que deben estar rehabilitando. Casi todas las piezas están en un edificio de enorme interés histórico, el COLEGIO DE SAN GREGORIO: fundado por FRAY ALONSO DE BURGOS a finales del siglo XV (la fundación fue aprobada en 1487 por el Papa Inocencio VIII) estaba concebido como centro de formación teológica de los Dominicos. No se sabe con certeza quién es el autor del proyecto, aunque algunos apuntan a JUAN GUAS y a GIL DE SILOÉ. Como tantos de estos edificios, con la desamortización del XIX acabó siendo propiedad del estado, y desde ese momento tuvo varios usos: fue cuartel, cárcel, oficinas, y por fin en 1933 se traslada aquí el Museo Nacional de Escultura, que desde 1842 estaba en el Colegio de Santa Cruz. En 1884 había sido declarado Monumento Nacional.

El edificio ha sido rehabilitado recientemente por FUENSANTA NIETO Y ENRIQUE SOBEJANO, interesantísimo equipo de arquitectos que en esta obra consigue un efecto magistral: si te fijas en la rehabilitación no hay más que motivos de aplauso; y si no te fijas, las cosas están tan bien hechas que la arquitectura no distrae para nada de la escultura. Cada vez es más habitual que en los museos el continente quite protagonismo al contenido: aquí el continente acoge y acompaña al contenido, le da el marco necesario, un marco de altísima calidad que sabe arropar con discreción y eficacia a un contenido también de altísima calidad. Gran parte de las estancias tienen unos artesonados estupendos; unos son originales, y otros los han traído de otros edificios, pero eso es lo de menos: al entrar en muchas salas uno casi no sabe dónde mirar, si al techo o a las paredes (ganan las paredes, al menos en mi caso). Los materiales son acertadísimos: hormigón blanco, piedra caliza clara, un revoco muy neutro y madera, mucha madera. Por esta obra NIETO y SOBERANO obtuvieron en 2007, año de conclusión de las obras, el Premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales. Quizá la única pega que le vi es la dificultad en seguir el recorrido de la visita: la estructura –respetada- del edificio original, y la sutileza de la señalética –elegante y por eso discreta- hacen que el visitante a veces no sepa hacia dónde tiene que avanzar, o puede que incluso se llegue a olvidar alguna sala; yo, sin ir más lejos, no me asomé a las de planta baja que se dedican a pasos procesionales: sólo al repasar el folleto, ya en Madrid, me di cuenta de mi despiste.

La otra sede es el PALACIO DE VILLENA, un edificio más discreto. Alberga un divertido Belén Napolitano, y exposiciones temporales, que no vimos, esa es la verdad. La tercera sede (la CASA DEL SOL y la IGLESIA DE SAN BENITO EL VIEJO) me pareció entender que aún no está disponible.

En fin, leyendo esta entrada cualquiera diría que la Oficina de Turismo de Valladolid me ha pagado por escribirla: no es así. Sencillamente volví entusiasmado, y escribí con ese mismo entusiasmo; al releer la entrada antes de publicarla, he preferido no moderar el entusiasmo. Para el que quiera saber más y ver más, aquí puede enlazar con la página del MUSEO NACIONAL COLEGIO DE SAN GREGORIO.

Ahora no me va a quedar más remedio que volver a Valladolid: para ver SAN GREGORIO otra vez, con tiempo por delante, y para ver el resto de la ciudad, que seguro que tiene más tesoros (el PATIO HERRERIANO está en mi punto de mira …).

lunes, 9 de mayo de 2011

AUTORRETRATO CON RADIADOR, de CHRISTIAN BOBIN




Encontré este libro –librito sería más ajustado: 140 páginas poco más grandes que una octavilla- en la biblioteca de un amigo. La portada ya me llamó la atención, lo ojeé, y lo pedí prestado.

AUTORRETRATO CON RADIADOR (AUTOPORTRAIT AU RADIATEUR, 1997) es una obra singular, nada fácil de etiquetar. Aunque el protagonista nos dice que “No estoy escribiendo un diario sino una novela. Sus personajes principales son la luz, el dolor, una bizna de hierba, la dicha y unos cuantos paquetes de tabaco negro”, el texto sí es propiamente un diario, con entradas a lo largo de casi un año. El autor ha perdido recientemente a su esposa y, dirigiéndose a ella, va anotando ideas, sugerencias, máximas, recomendaciones … incluso oraciones: toda una filosofía de la vida.

AUTORRETRATO CON RADIADOR trata de lo ordinario, de descubrir la alegría en las mil pequeñeces que la vida nos va poniendo al paso, de ver lo bueno que hay en lo menudo. Trata de la dicha, de la plenitud, de la felicidad, de la suerte de vivir, de la capacidad de asombro, de evitar el acostumbramiento. Trata de la luz, del dolor, de las flores. A base de pocos y de descubrir el potencial de lo corriente, CHRISTIAN BOBIN levanta un autentico monumento.

AUTORRETRATO CON RADIADOR está estupendamente escrito, con un tono poético magistral, sencillo, ni ampuloso ni rebuscado, como corresponde a la manera con la que el autor ve la vida, a las personas y a las cosas (él mismo es esa brizna de hierba que nombra entre los personajes de su novela).

He de reconocer que el arranque de AUTORRETRATO CON RADIADOR me deslumbró. Después, a medida que he ido leyendo, he rebajado un poco mi valoración, pero indudablemente se trata de una obra conseguida, llena de intuiciones sugerentes y alguna sobresaliente. No conocía a CHRISTIAN BOBIN ni a ÁRDORA EDICIONES, pero estoy investigando algo más de uno y de la otra: me ha parecido que tienen fondo e interés.

martes, 3 de mayo de 2011

OTRA VEZ CARABANCHEL: UNA APOTEOSIS DE LA CHAPA METÁLICA


Cuando hace meses escribí un comentario sobre el edificio de DOSMASUNOARQUITECTOS en el Ensanche de Carabanchel, señalé que junto a él había otro –todavía en obras- que podría tener interés, y que volvería a verlo. Estuve hace un par de semanas, cámara en mano, y di una vuelta por la zona. Varios edificios me llamaron la atención: no todos me parecen de la misma calidad, pero todos son singulares y –cada uno a su manera- interesantes. Dedico esta entrada a hablar (o mejor, enseñar, porque apenas voy a decir dos palabras de cada uno y mostrar algunas fotografías del exterior) de los edificios de chapa: todos tienen en común el uso de la chapa metálica de forma significativa. Más adelante quizá hablemos de los edificios de ladrillo.

Antes de pasar a las imágenes, dos consideraciones generales:

Por un lado, llama la atención la utilización del color (también hemos hablado alguna vez en selecciónARTE del color en la arquitectura), y convendría hacer una valoración de su uso: no todo vale. Chapas plegadas de colores, paneles de aluminio de colores, vidrios impresos en colores … hay de todo. Unas veces el color es una llamada de atención que enfatiza un punto singular de la construcción o de la composición; otras, un refuerzo de la idea general del proyecto; otras parece sin más la búsqueda de una imagen singular; a veces los motivos se mezclan, y otras esos motivos no se encuentran. Qué complejo es utilizar el color de forma masiva, y qué difícil acertar si el uso es indiscriminado, el color por el color.

Por otro lado, pude comprobar algo que ya señalé al hablar del edificio BAMBÚ de FOREIGN OFFICE ARCHITECTURE: las dificultades de mantenimiento. Qué difícil es mantener un edifico de bambú, y qué dificilísimo es mantener un edificio de chapa metálica. Especialmente en este segundo caso, los churretones de óxido y las faltas de pintura dan una imagen mala, que con el paso del tiempo -si no se pone remedio- acabará siendo lamentable.




Pasando ya en los edificios que vi, el que en su día me llamó la atención en la Avenida de la Peseta es obra de ACM ARQUITECTOS (ATXU AMANN+ANDRÉS CÁNOVAS+ NICOLÁS MARURI): una colección de contenedores de colores superpuestos, como si estuviéramos en el puerto de Rotterdam, que dejan entre ellos huecos-terraza y en conjunto forman una manzana cerrada que deja una amplia zona ajardinada (y poco cuidad, todo sea dicho) en el centro. El concepto general me recordó al EDIFICIO CELOSÍA de MVRDV en Sanchinarro. Cuando lo vi por primera vez era todavía monocromo -las cajas estaban simplemente enfoscadas, aún sin forrar con chapas de colores- y me pareció interesante; ahora la imagen es potente, pero quizá me quedo con la el edificio sin acabar. [+fotografías]



En los números 95 al 99 de la Avenida de la Peseta COCO ARQUITECTOS (JORGE MARTÍNEZ+LAURA SÁNCHEZ) ha construido 168 viviendas. En este caso el proyecto no hace apenas uso del color –chapa plegada al exterior, enfoscado blanco en el gran patio interior, y chapa negra en los puntos de apoyo del edificio (los portales)- y el efecto es sereno, afortunado. La singularidad y potencia del edifico se encomienda a las cajas de chapa perforada (parecen balcones cerrados, o miradores abiertos, o trasteros, o zonas de almacén), que dan al conjunto una imagen conseguida. Vale la pena señalar cómo el edificio se ajusta al desnivel de las calles: los grandes paños principales de las fachada, esos de chapa plegada, se ajustan a la geografía, y van subiendo y bajando en paralelo a las acera: inteligente.
[+fotografías]




En el número 27 de la Avenida del Euro encontré un edificio de CV ARQUITECTOS (CONRADO CAPILLA+JOSÉ V. VALLEJO): dos cuerpos separados por un patio central, cubierto y lleno de circulaciones: la fachada exterior de uno de los cuerpos (la orientada al norte) está completamente acabada con vidrio impreso –en colores: discretos pero colores- y en cambio la otra (la sur) todo es celosía de chapa deployé.
[+fotografías]




El número 4 de la calle del Cincuentín CESAR RUIZ LARREA ha construido un pequeño bloque de 25 viviendas para jóvenes: chapa, y su toque de color ... [+fotografías]



Por último, un edifico que no sé de quién es y he llamado de los 16 colores, porque intentando localizar al autor he leído que se han utilizado 16 colores distintos para componer las fachada. La imagen, sin ninguna duda, llama la atención; pero no sé si está justificado disfrazar un edificio sólo para llamar la atención. [+fotografías]